Os compartimos las nuevas publicaciones de la editorial Desperta Ferro para este mes de diciembre:

libro El Cid Campeador. Historia y mito de un señor de la guerra libro de David Porrinas

El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra

David Porrinas González

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, es una de las figuras históricas más enraizadas en el imaginario colectivo de los españoles, desde el Cantar de Mío Cid hasta la película de Anthony Mann protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren. Pero, ¿fue el Cid un héroe, un símbolo de la cristiandad cruzada, tal y como a menudo se le ha querido pintar? Lo que precisamente distingue al Cid histórico es su cualidad de antihéroe, de señor de la guerra capaz de forjar su destino a hierro y labrarse su propio reino. 

David Porrinas, uno de los mayores expertos en el tema, tal y como acreditan sus numerosísimas publicaciones, plasma en este libro todo lo que la investigación histórica ha alumbrado sobre el Campeador, enfocando en particular en el propio hombre de carne y hueso, el Cid histórico, Rodrigo Díaz, llamado en vida Campeador («Campidoctor») y puede que también Cid («Sidi»). Ambos epítetos nacerán de su destreza guerrera, de un talento militar mostrado en vida y que se convertirá en el principal argumento para que los siglos convirtieran al hombre en héroe de leyenda. Porque el personaje histórico y el posterior mito no pueden ser disociados de esa práctica guerrera que desarrolló a lo largo de sus cincuenta años de vida; actividad, en algunos aspectos excepcional, de la que germinará el argumentario necesario para la transmutación de la persona en mito.

El libro sitúa pues al personaje en su tiempo, su mentalidad y sus circunstancias: el escenario para la epopeya del Campeador es una península ibérica donde los reinos cristianos comienzan a expandirse a costa de las débiles taifas andalusíes, con fronteras mutables y permeables, y donde irrumpen por un lado los fanáticos almorávides y por otro la idea de cruzada. El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra es un digno continuador de La España del Cid de Ramón Menéndez Pidal. Una obra, además, bellamente ilustrada y a la que Desperta Ferro Ediciones ha añadido más de veinte mapas marca de la casa, imprescindibles para entender este convulso periodo.

La legión romana VI. Siglo IV

Después de un largo período de inestabilidad política y militar que caracterizó buena parte del siglo III, la llegada de Diocleciano al poder en 284 y el establecimiento de un sistema de gobierno a cuatro, la Tetrarquía, otorgarían por fin el esperado aliento a un exhausto Imperio que había sufrido con dureza un desgaste interno sin precedentes. Un tiempo después, Constantino el Grande reconfiguraría las bases del ejército a partir de las anteriores reformas iniciadas durante la Tetrarquía, y se erigiría como la cabeza visible de un gran Imperio con un poderío militar impresionante, aunque a todas luces insuficiente a largo plazo. El siglo IV es un momento de grandes transformaciones en el ejército y de nuevas percepciones estratégicas que venían a sumarse a la no menos relevante cristianización de la sociedad romana y la incipiente barbarización de sus fuerzas armadas. Y la legión romana en el siglo IV deberá enfrentarse a unos desafíos, como las guerras civiles o los grandes enemigos del Imperio, que seguirán causando estragos.

La batalla de Antietam 1862 Guerra de Secesión

El 17 de septiembre de 1862 fue el día más sangriento de la historia de los Estados Unidos. En los ondulados prados y campos de cultivo y las estribaciones boscosas situados entre el río Potomac y uno de sus afluentes, el Antietam, al norte de la población de Sharpsburg, Maryland, se produjo una de las mayores batallas de la Guerra de Secesión. El Ejército de Virginia del Norte de Robert E. Lee, victorioso semanas atrás en la defensa de la capital de la Confederación, Richmond, llevó la guerra al Norte, a las puertas de Washington D. C., para tratar de darle un vuelco decisivo. Se lo impidió, aquella mañana de septiembre, el Ejército del Potomac del general George McClellan. Aunque la batalla de Antietam quedó en tablas, sin saldo más concluyente que el de 22 000 bajas entre ambos bandos, el fracaso de la invasión confederada desencadenó un cambio decisivo en el rumbo de la historia de Norteamérica, pues el presidente Abraham Lincoln aprovechó su victoria estratégica para decretar la emancipación de todos los esclavos del Sur. No se trataba ya meramente de salvar la Unión, sino de otorgar un nuevo significado a las libertades estadounidenses.

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