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Imagen 1 – Portaaviones USS Gambier Bay durante la batalla

La batalla de Samar fue una de las cuatro batallas separadas pero interrelacionadas en el marco de lo que se ha conocido como la batalla del Golfo de Leyte. Los diversos enfrentamientos se sucedieron durante la veintena de octubre de 1944 y se saldó con la derrota de la Armada Imperial Japonesa, que tuvo que retirarse habiendo sufrido graves daños y pérdidas. En conjunto la batalla del Golfo de Leyte ha sido calificada como la mayor acción aeronaval de la Historia hasta la actualidad. Gran parte de esta fama se la ha ganado debido a la batalla de Samar, batalla que acaeció el día 25 de octubre.

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Mapa batalla de Samar, 25 de octubre de 1944

Fuerzas enfrentadas en Samar

La cuestión de las fuerzas enfrentadas en Samar es peliaguda debido a la característica intrínseca de este enfrentamiento. Aunque las unidades de ambos contendientes son bien conocidas no se debe olvidar que Samar fue una acción dentro de un enfrentamiento de mayor tamaño. En la batalla que se desarrolló el día 25 de octubre la Marina Imperial Japonesa desplegó lo que se denominaba Primera Fuerza de Ataque o Fuerza Central (compuesta por dos partes: A y B) y que integraba la 2ª Flota, al mando del vicealmirante Takeo Kurita. Esta fuerza era parte de un contingente mucho mayor que estaba desplegado en diferentes zonas del océano Pacífico para proteger las vías de aprovisionamiento del Imperio Japonés. El vicealmirante Takeo Kurita (1889-1977) era un viejo lobo de mar que había ido escalando posiciones en la Marina Imperial desde 1910. La 2ª Flota de Kurita tenía en su plantilla un buen número de navíos cuando comenzaron los enfrentamientos contra la 7ª Flota de la Marina de los Estados Unidos.

Las formaciones que integraban la 2ª Flota Japonesa estaban divididas en dos secciones y eran: 1ª Div. de Acorazados (Vicealmirante Ugaki), 4ª Div. de Cruceros (el mismo Kurita), 5ª Div. de Cruceros (Vicealmirante Hashimoto), 2ª Div. de Destructores (Contraalmirante Hayakawa). Segunda sección – 3ª Div. de Acorazados (Vicealmirante Suzuki), 7ª Div. de Cruceros (Vicealmirante Shiraishi) y 10ª Div. de Destructores (Contralmirante Kimura). En total sumaban cinco acorazados, diez cruceros pesados y diecisiete cruceros ligeros. Entre todos estos navíos destacaban el acorazado Yamato y su hermano gemelo, el Musashi.

Aunque esta fue la flota que se desplegó en las proximidades de Samar, la Primera Fuerza de Ataque perdió entre el día 23 y 24 cuatro navíos. Entre estas pérdidas se encontraba el propio Musashi que fue abandonado a su suerte y otros tres cruceros pesados de la 4ª Div. de Cruceros (Atago, Takao y Maya). Las pérdidas incluían el buque insignia de Kurita (el Atago). Tras su hundimiento el vicealmirante trasladó su mando al gran acorazado Yamato. El Yamato fue el mayor acorazado construido en la historia de este tipo de buque y superó al famoso acorazado alemán Bismarck por mucho. Contaba con una tripulación de 2.500 oficiales y marineros y con nueve cañones de 460 mm, doce cañones de 155 mm, doce cañones de 127 mm, veinticuatro cañones de 25 mm y finalmente con cuatro cañones de 13 mm. La tripulación. Así pues, en Samar, Kurita desplegó un total de entre veintidós y veintiocho navíos de sus treinta y dos originales.

Frente a esta flota japonesa se encontraba una unidad que se podría considerar un apéndice de la gran 7ª Flota de la Marina de los Estados Unidos. Esta unidad de apoyo era el Grupo Operativo 77.4 bajo el mando de Thomas Sprage (1894-1972). A su vez este grupo lo componían tres unidades más pequeñas denominadas 77.4.1 (El mismo T. Sprague), 77.4.2 (Contraalmirante Félix B. Stump) y 77.4.3 (Contraalmirante Clifton A. F. Sprague); conocidas por los miembros de la flota como Taffy 1, Taffy 2 y Taffy 3 respectivamente debido a que eran sus indicativos de radio llamada. El Grupo Operativo 77.4 disponía de nada más y nada menos que de dieciocho portaaviones de escolta, que llevaban abordo 502 aeronaves. Estos aviones eran cazas FM-2 Wildcat y bombarderos TBM Avenger.

No obstante no hay que dejarse impresionar. Los portaaviones de escolta, conocidos por las siglas CVE, tenían unas características muy diferentes a los portaaviones pesados (CV). Estos navíos podían transportar veinticuatro aviones frente a los cerca de cien de los CV, navegaban a una velocidad de 18 nudos frente a los 33 de su hermano mayor, su eslora contaba con aproximadamente 155 metros en comparación con los cerca de 275 metros de los grandes portaaviones. Finalmente los CVE eran destinados a misiones de apoyo de tropas en tierra, misiones antisubmarinas, entrenamiento o simplemente transporte de aviones. A parte de estos buques, esta sección de la flota estadounidense tenía nueve destructores de escuadra y doce destructores de escolta; en total treinta y nueve buques.

Para el despliegue durante la batalla de Samar, los norteamericanos también perdieron algunos barcos de su Grupo Operativo 77.4, estas pérdidas no correspondían a buques hundidos sino a que habían sido sustraídos de la formación para ser enviados a otros puntos. Por lo tanto a los treinta y nueve navíos originales hay que restarle dos destructores que fueron enviados a Morotai. Estos destructores fueron sacados de la Taffy 1 comandada por el Vicealmirante T. Sprague. La batalla de Samar tuvo como protagonista principal al Taffy 3 y al Taffy 2, aunque sobre todo el primero de estos. El Taffy 3 de Clifton Sprague tenía a su disposición seis portaaviones y siete destructores. Los seis portaaviones eran: USS Fanshaw Bay, USS St. Lô, USS Kalinin Bay, USS Kitkun Bay, USS White Plains y el USS Gambier Bay. Los tres destructores: USS Hoel, USS Hermann y USS Johnston. Finalmente los cuatro destructores de escolta: USS Dennis, USS John C. Butler, USS Raymond y USS Samuel B. Roberts. En total 13 navíos.

Un análisis pormenorizado de las fuerzas que se enfrentaron en Samar el 25 octubre da una clara ventaja al Grupo Operativo 77.4 frente a la 2ª Flota de la Marina Imperial Japonesa. Esta ventaja no se basa en el liderazgo de los dos vicealmirantes. La ventaja se basa en los medios disponibles y desplegados. La flota del vicealmirante Kurita había estado hostigada por aviones estadounidenses desde el día 23 de octubre, además los recursos propios de la escuadra estaban bajo mínimos. A pesar de todo el jefe de la Fuerza Central decidió mover ficha, salir al encuentro de la 7ª Flota de la Marina de los Estados Unidos y sorprender al enemigo.

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Destructor norteamericano USS Samuel B. Roberts

Los movimientos previos a la batalla

Los movimientos de las dos flotas enfrentadas comenzaron muy pronto en la madrugada del día 25 de octubre. Hacia las 00:35 horas la 2ª Flota de la Marina Imperial al mando de Takeo Kurita partió desde el estrecho de San Bernardino hacia el mar de Filipinas. La fuerza que se estaba adentrando en aquellas aguas había sido duramente castigada por ataques aéreos y submarinos en las anteriores jornadas. La formación original había tenido serias bajas y de los treinta buques que habían partido de Brunei ya solo quedaban veintiocho para el combate con 20.000 marineros y oficiales.

A pesar de todo la moral entre los marineros nipones era alta, al igual que su agresividad y sus ganas de enfrentarse al enemigo. Este optimismo partía desde la cúspide, pues Kurita el día anterior había dado muestras de este radiando el siguiente mensaje al mismísimo Toyoda (Jefe de Estado Mayor de la Flota Combinada) “Pasaré a través de San Bernardino a las 01:00 horas del 25 de octubre… llegaré al Golfo de Leyte a eso de las 11:00”. Según el historiador francés Jean Jacques Antier, este mensaje solo fue leído a la tropa y oficiales, el mensaje enviado al Cuartel General en Tokio era más moderado, aunque seguía manteniendo una buena dosis de optimismo; “La flota espera entrar en el golfo de Leyte a las 11:00, sin consideración para los daños que hemos sufrido. Conservamos nuestras esperanzas de aniquilar al enemigo”.

La salida del estrecho de Bernardino se realizó sin ningún impedimento para las fuerzas japonesas, las aguas estaban limpias de sus peores enemigos, naves en el aire y bajo la misma. Para el oficial al mando fue una buena noticia, pero en absoluto un alivio. Kurita preguntó a los equipos de información que novedades había sobre la posición de su más ferviente enemigo, la 3ª Flota de los Estados Unidos bajo el mando del almirante William F. Halsey (1982-1959). Los datos que le pasaron seguramente le inquietaron aún más. Según los informes, la 3ª Flota de Halsey se encontraba a una distancia de 80 o 100 millas de las costas de Samar. La información provenía del almirante Ozawa, de la 3ª Flota Imperial.

Su segunda opción para intentar encontrar algo de información sobre la 3ª Flota fue la de preguntar por el reconocimiento aéreo. Este se realizaba mediante el vuelo de hidroaviones de observación. En ese momento no había tampoco ninguna novedad sobre la situación enemiga. En previsión y por precaución, Kurita ordena a su flota un despliegue de reconocimiento nocturno. Esto se traduce en que sus buques se extienden en un frente de aproximadamente 13 millas. A las 2:30 el vicealmirante recibió un mensaje de la Fuerza Sur al mando del vicealmirante Nishimura “He penetrado en el Estrecho de Surigao. Aparte del contacto con algunas unidades ligeras no tengo ninguna información sobre el dispositivo enemigo”.  A partir de este momento los mensajes se sucedieron.

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Bombardero Avenger estadounidense

A las 3:25 horas llegó otro mensaje de Nishimura “Tres buques americanos a la vista”. Tras algo más de media hora, sobre las 4:00 de la madrugada al fin llegan noticias del reconocimiento aéreo realizado por los hidroaviones. El mensaje transmitido por uno de los hidroaviones que esta en el aire dice “Escuadra enemiga en el Paralelo 12, a cincuenta millas al este de Samar”.  Este mensaje confirmaba que la unidad de Kurita chocaría directamente en unas horas contra las fuerzas norteamericanas, pues se encontraban en la ruta que estaba siguiendo. El problema es que el vicealmirante nunca recibió tal mensaje, pues aunque fue emitido desde la base, no fue captado. Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a salir y a despejar el horizonte, la 2ª Flota recibió otro mensaje más “Escuadra de Nishimura aniquilada”.

La flota de Nishimura había sido destruida esa noche durante la batalla del Estrecho de Surigao. La mayoría de sus navíos fueron hundidos en el enfrentamiento, y él mismo perdió la vida en el transcurso de los combates. Con la caída de Nishimura, la Fuerza Sur quedaba eliminada del mapa operacional japonés. Esta pérdida suponía un duro golpe para el Plan Sho Go, plan que propuso una última gran acción naval por parte del Imperio Japonés para defender sus posesiones en el Pacífico y al mismo Japón.  

Al amanecer el tiempo en el mar era intermitente. Había momentos en los que el cielo estaba despejado y el sol brillaba en toda su plenitud, pero también momentos en el que este desaparecía y dejaba tras de sí nubes grises que descargaban abundante lluvia. A veces tanta que los buques apenas podían verse unos con otros. A las 6:23 horas de aquella mañana, los radares encontraron el rastro de aviones. Es por ello que Kurita ordenó que su flota adoptara una formación circular. Esta formación se adoptaba en previsión de posibles ataques aéreos. A las 6:44 horas un vigía del acorazado Yamato situado en lo más alto del navío da la alarma, en el horizonte y aproximadamente 20 millas aparecen mástiles. Tras unos minutos de confusión en los que se pensó que eran fuerzas aliadas, se puede ver que es una escuadra estadounidense. En ese momento un avión desconocido que sobrevolaba la zona disparó contra el acorazado Haruna. El gato y el ratón se habían encontrado sin saber quién era quien.

Durante la noche del 25 de octubre los jefes, oficiales y marineros estadounidenses tampoco habían estado de brazos cruzados. Aquella noche la 7ª Flota de los Estados Unidos bajo el mando de Thomas C. Kinkaid (1888-1972) había destruido a la escuadra de Nishimura en el Estrecho de Surigao. Entre las 02:00 y las 04:00 horas Kinkaid dio instrucciones para que sus unidades desplegadas en las inmediaciones de Leyte realizaran reconocimientos aéreos. Se avisa a los portaaviones de escolta de las diferentes Staffy’s que hagan volar algunos Avenger para el reconocimiento, no obstante este tipo de aeronave no está preparada para tal misión. A pesar de todo la flota dispone de cinco hidroaviones del modelo PBY Catalina en el Golfo de Leyte (tres de ellos en condiciones de volar). Estos hidroaviones si estaban preparados para este tipo de reconocimiento, además se les habían pintado de color negro por lo que se les conocía como Black Cats.

Los gatos negros en misión de reconocimiento con sus potentes radares no encontraron nada reseñable para los comandantes. Las órdenes que Kinkaid dio sobre lanzar escuadrillas de Avenger no pudieron ser transmitidas con rapidez. Debido a esto, hasta las 5:10 horas de la madrugada el portaaviones Ommany  Bay del Staffy 2 no recibió la misma. Los preparativos de la cubierta llevaron su tiempo a la tropa y a los técnicos. Hasta las 6:58 horas no se consiguió poner todo a punto para que los aviones despegaran. Más al norte del golfo de Leyte, justo encima de la Staffy 2 del contralmirante Félix B. Stump se encuentra la Staffy 3 del contraalmirante C. Sprague, apodado cariñosamente como «Ziggy». El contraalmirante Sprague ordena a las 6:00 horas lanzar una pequeña escuadrilla de Avenger junto dos cazas Wildcats para una patrulla antisubmarina.

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Takeo Kurita jefe de las operaciones niponas en Samar

Esa mañana estaba siendo tranquila para Ziggy, aunque tenían la importante misión de cubrir las zonas de desembarco de las tropas terrestres en Leyte. Aunque hubo algún que otro chaparrón, el mar estaba tranquilo y había buena visibilidad. Pasadas las 6:30 horas, el puente de mando del  Fanshaw Bay (su buque insignia) recibió un mensaje del mando de transmisiones. Los técnicos habían captado una conversación en japonés por la onda intercom reservada a los cazas propios. Al tener estas noticias, un sorprendido Sprague declaró a sus subordinados “¿En japonés? ¿Puede ser un intento del enemigo de pertubar nuestras comunicaciones? ¿O incluso una broma de nuestros chicos desde las alturas? ¡Díganles que cierren su bocaza!”. Minutos más tarde apareció un navío no identificado en la pantalla del radar y un visible fuego antiaéreo a una distancia de 18 millas. No hay dudas, se trataba de una flota enemiga que se dirigía hacia ellos a una velocidad de 20 nudos.

Ziggy aún guardó la esperanza de que aquellos barcos fueran componentes de la 3ª Flota de Halsey. El contraalmirante pidió que se hicieran las averiguaciones precisas, aunque esto no hizo ninguna falta. Sus oficiales le aseguraron que eran acorazados, cruceros y destructores japoneses. Estas afirmaciones se basaban en el aspecto de las superestructuras en forma de pagoda tan características de los buques nipones. Si aún quedaba alguna duda, a las 6:59 horas una gran explosión inundó todo el escenario. Esta provenía de los monstruosos cañones de 456 mm del acorazado Yamato que había disparado contra su enemigo a la sorprendente distancia de 30.000 metros. Sesenta segundos más tarde, un proyectil de más de tonelada y media caía cerca de la formación estadounidense. El impacto produjo un gran geiser que lanzó agua teñida de rojo a varias decenas de metros. Los proyectiles de los acorazados nipones tenían tintes para identificar de dónde provenía la salva. Así comenzó la batalla de Samar.

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El gran Acorazado japonés 'Yamato'

 

La batalla de Samar

Después la sorpresa inicial por parte de los norteamericanos, Clifton Sprague se puso manos a la obra para redirigir a sus unidades. No se puede obviar que la formación de Kurita había logrado sorprender a su enemigo, un enemigo que poseía una gran cantidad de aeronaves de reconocimiento y un potente radar. Con los acorazados y los cruceros pesados la Fuerza Central de Kurita tenía suficiente potencia de fuego como para enviar al fondo del mar a la flota estadounidense. Sin duda durante toda la batalla el hándicap que tuvo la flota japonesa fue que su comandante pensó que estaba frente a una gran formación enemiga, nada más y nada menos que la 3ª Flota de Hasley. Al pensar esto, sus órdenes y acciones fueron más limitadas debido al miedo de recibir una gran respuesta.

Así pues, la batalla de Samar comenzó y se desarrolló en su gran parte en una persecución que duró varias horas. Clifton Sprague ordenó cambiar inmediatamente el rumbo para intentar alejarse del terrible fuego de los cañones de Kurita. Sin embargo los portaaviones de escolta no eran navíos demasiado rápidos (un máximo de 18 nudos), por lo que pronto serían alcanzados por su enemigo, que avanzó a toda máquina y sin oposición. Para intentar dejar atrás a los acorazados, destructores y cruceros pesados de la 2ª Flota, el contraalmirante tuvo bajo la manga cuatro respuestas que fueron utilizadas al unísono. Ziggy ordenó a sus siete destructores que lanzaran humo negro y blanco por las chimeneas. El humo blanco era producto de una combustión química especial. Esta pantalla de humo comenzó a espesarse debido a las condiciones meteorológicas, el humo permitió a los seis portaaviones de Sprague ocultarse. Los portaaviones avanzaban en una formación circular de unos 2.300 metros de diámetro.

Debido a la espesidad del humo y a la todavía lejanía de los buques enemigos, los capitanes de los portaaviones de Sprague podían ir sorteando los proyectiles, que igualmente caían bastante cerca y sacudían al personal en cubierta, eran las 7:06 horas de la mañana. La formación de los seis CVE puso rumbo al sur y luego al sudeste. Con este zigzagueo los navíos lograron ponerse a salvo durante unos minutos vitales. La dirección que tomó la Taffy 3 no es casual. C. Sprague se dirigió primero al este para tener el viento a favor y con ello que las aeronaves que llevaban a bordo tuvieran un fácil despegue. Con esto se puede encontrar otra de las cartas que tuvo Sprague, la gran cantidad de cazas y bombarderos que llevaban consigo, en teoría unos 150 aviones.

Las tripulaciones y técnicos de los seis navíos comprometidos por el fuego de la gran artillería trabajaron a destajo para poner en marcha y hacer despegar todos los aparatos que estaban en cubierta. Cada minuto era muy preciado y no debía malgastarse. De otro modo, el repentino ataque japonés produjo que a la hora de la verdad, gran parte de estos aviones no estaban listos para un combate contra navíos. Las horas y días previos habían estado preparados para patrullas antisubmarinas, y por ello llevaba cargas de profundidad. Otros bombarderos no tenían apenas combustible y su armamento era poco o ninguno. Esto no paró al contraalmirante estadounidense que ordenó lanzar todo lo que estuviera disponible para volar, con armas o no. Sprague ordenó también que los aviones que tuvieran que repostar se dirigieran a las cubiertas de los portaaviones de la Taffy 2, que se encontraba a 80 kilómetros al sur.

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Acorazado japonés 'Yamato' bajo fuego de aeronaves enemigas

Los pilotos estadounidenses se lanzaban contra su enemigo y atacaban picando sus aviones contra los buques japoneses esquivando el fuego antiaéreo. Algunos dejaban caer cargas de profundidad, inefectivas contra los barcos, y algún que otro torpedo. Los torpedos eran esquivados por las grandes moles que eran los acorazados de Kurita. Algunos pilotos de Wildcats y Avenger se contentaban con realizar pasadas disparando su armamento ligero, esto es, ráfagas de ametralladoras contra el personal de marinería y los puentes de mando nipones. Incluso hubo algunos, como el capitán de fragata Huxtable, se tuvieron que complacer con simular ataques, enfrentándose al fuego enemigo sin nada con lo que responder. A partir de las 7:06 y hasta aproximadamente las 07:21 hubo una tregua para los lentos portaaviones. Las dos formaciones navales fueron envueltas por unos chubascos que apenas dejaron visibilidad.

Mientras tanto, el vicealmirante Takeo Kurita ordenó a su escuadra que realizaran una «Caza general». Esta orden significó que la formación que tenían hasta ese momento los navíos japoneses se rompía y cada uno podía actuar en libertad para intentar cazar al enemigo. Esta orden de Kurita tiene una explicación lógica, él mismo pensaba que se estaba enfrentando a portaaviones rápidos, por eso temía que se le escaparan de las manos. En el puente de mando el comandante de la 2ª Flota ordena que “Los cruceros atacarán por la izquierda, los destructores por la derecha y los  acorazados permanecerán en el centro, dirigiéndonos directamente hacia el enemigo ¡Fuego a discreción!”. Los japoneses captaron además un mensaje socorro de la Taffy 3 dirigido al almirante Kinkaid. Al estar sin descodificar no se fiaron del mismo, y pensaron que los estadounidenses tenían refuerzos en la zona, algo que no era del todo falso.

La Taffy 3 de Clifton Sprague consiguió lanzar al aire 65 cazas Wildcats y 44 bombarderos Avenger. En total, en las cubiertas de los portaaviones había 97 cazas y 72 bombarderos, pero algunos estaban siendo revisados en operaciones de mantenimiento y otros se hallaban en Leyte, apoyando el desembarco de las tropas terrestres. Igualmente la formación de aeronaves en el cielo actuó como un enjambre de avispas que lanza pequeños picotazos individualmente, pero que en conjunto eran una gran molestia para los buques de Kurita. Bombarderos y cazas van eligiendo sus objetivos y agrupándose. En este momento, un piloto y alférez llamado Shroyer pica su Avenger desde 3.000 metros de altitud y consigue acertar con dos bombas en la popa de un crucero nipón. El crucero que se encontraba haciendo fuego con sus cañones comienza a arder y abandona la línea de ataque.

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Clifton Sprague 'Ziggy' jefe de operaciones norteamericano en Samar

De nuevo en la formación de Ziggy, los timoneles calculaban fríamente donde iban a caer las salvas de la gruesa artillería provenientes de los acorazados. Cuando los proyectiles multicolores caían, el timonel ponía rumbo al lugar del impacto, evitando así que los artilleros japoneses lograran acertar y corregir el tiro. Esta medida fue perdiendo efectividad según iban pasando los minutos, la formación de Kurita se acercaba y las andanadas cada vez tardaban menos en llegar. Hacia las 7:30 horas el almirante Kinkaid se reunía con su estado mayor para tratar la situación de Sprague y su Taffy 3. La circunstancia es verdaderamente complicada. En ese momento se estaban llevando a cabo persecuciones sobre otras flotas de la Marina Imperial, apoyos aéreos en Leyte y desembarco de tropas desde buques de transporte. Kinkaid y sus oficiales toman tres decisiones cruciales.

  1. Las formaciones Taffy 1 y Taffy 2, sobre todo esta última, apoyarían a la escuadra de C. Sprague en todo lo que puedan. 
  1. La unidad del Contraalmirante Jesse B. Oldendorf (1887-1974) se movería hacia Leyte recorriendo 65 millas desde donde se encontraba. Su unidad contaba con acorazados y su misión sería la de frenar a Kurita cerca de isla de Suluan si este lograba hacer añicos a las Taffy. 
  1. Por último se decidió que alrededor de cien aviones que operaban en los cielos de Leyte serían desviados en apoyo de la agrupación 77.4.3 y 77.4.2. El movimiento era arriesgado debido a que dejaba sin cobertura aérea las zonas de desembarco. Este último punto fue bastante discutido debido a las protestas del oficial de enlace que tenía Douglas MacArthur con Kinkaid. 

Después de los primeros disparos de la 2ª Flota, Ziggy ordenó a su escuadra de destructores que se prepararan para el combate. Hasta ese momento habían estado ocupados creando una cortina de humo. Los destructores comenzaron a maniobrar para enfrentarse a los navíos japoneses. Las piezas de artillería que llevaban a bordo no sobrepasaban los 127 mm, siendo las más corrientes las de 50 mm. El destructor que estaba más cerca del enemigo era el USS Johnston, a unos 16.000 metros de distancia. Fue este quien inició el avance contra la flota de Kurita. El Johnston bajo el mando del capitán de fragata Ernest E. Evans consiguió llegar a una distancia de unos 9.000 metros sin recibir daños. Desde esa distancia, que el capitán valoró como útil para disparar, lanzó diez torpedos contra el crucero pesado Kumano. El timonel del crucero japonés comenzó a virar a estribor tras localizar los torpedos. Sin embargo varios de ellos le alcanzaron de lleno.

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Portaaviones USS St. Lô atacado por kamikazes japoneses

Tras el impacto de varios torpedos, la proa del Kumano voló por los aires y las llamas comenzaron a engullirlo. Aunque no se hundió, sí que tuvo que abandonar la línea de combate por los daños recibidos. El USS Johnston estuvo indemne hasta ese momento. Tras su exitoso ataque, los cruceros Kongo y Haruna dirigieron sus enormes cañones contra el crucero estadounidense. Los proyectiles crearon grandes daños en el navío de Evans, pero la suerte estuvo de su lado, los chubascos en donde se internaron les camuflaron de los letales disparos. La munición de 355 mm disparada por los acorazados era perforante, lo que produjo que el Johnston fuera literalmente atravesado como si fuera una barra de mantequilla. Gracias a esto la munición no estalló, pero tampoco evitó las enormes bajas de personal.

Los pequeños cruceros de escuadra también atacaban a los buques japoneses con sus pequeños cañones de 50 mm. Después de tener una pequeña tregua, el USS Johnston salió de nuevo a la lucha. Allí también estaba el destructor USS Hoel bajo el mando del capitán de fragata L. S. Kintberger, aunque también estaba el jefe de la escuadrilla de destructores, capitán de fragata W. D. Thomas. El Hoel eligió al gran Kongo como objetivo de la mitad de sus torpedos. Se acercó a una distancia de unos 9.000 metros antes de disparar. Los torpedos fueron directos al gran acorazado japonés, que habilidosamente consiguió esquivarlos. Aunque no se logró el impacto, se retrasó durante algunos minutos la persecución que la formación nipona realizaba tras los portaaviones. El Hoel pagó cara su osadía al enfrentarse a este gran navío. Una salva de cañonazos produjo enormes daños, tantos que Kurita informó de que había hundido un crucero enemigo. A pesar de los daños, el crucero continuó su marcha, ahora ya bastante más lenta, a 17 nudos de los 30 originales.

Seguidamente a los ataques del Johnston y el Hoel llegó el momento del USS Heermann dirigido por el capitán de fragata Amos T. Hathaway. En sus bodegas disponía de diez torpedos. El Heerman avanzó a una velocidad de 30 nudos contra su objetivo, el crucero Haguro, encuadrado en la 5ª Div. de cruceros del vicealmirante Hashimoto. De los siete torpedos que se disparan algunos de ellos hacen explosión y levantan grandes columnas de agua. La marinería del Heerman celebra el impacto, pero es una breve ilusión. El personal del Haguro consigue salvar su navío haciendo estallar prematuramente los torpedos con fuego de los cañones automáticos. Los tres últimos torpedos son preparados para lanzarse contra el buque insignia de la 2ª Flota, el Yamato, donde se encuentra Takeo Kurita. Una vez fueron disparados, la dirección del mismo enfilaba directamente al gran acorazado. Kurita, viendo venir estos, tuvo que realizar un cambio de dirección al norte durante diez minutos.

El cambio de dirección permite que los torpedos se hundan y no alcancen su objetivo, pero Kurita tampoco alcanzó su objetivo. Este eventual cambio de dirección permite a los portaaviones de la Taffy 3 alejarse lo suficiente, aunque todavía no estaban a salvo. En el agua se libraba una gran batalla desigual, cruceros pesados, destructores y acorazados de la Marina Imperial destrozaban con sus andanadas a los destructores de la Taffy 3 de Clifton Sprague. Aunque los portaaviones se estaban alejando poco a poco, Kurita se cobró una buena cantidad de víctimas a partir de las 8:10 horas de la mañana. El primero en caer fue el destructor USS Hoel que recibió cuarenta impactos directos de diferentes calibres que lo transformaron en un amasijo de hierros. A partir de las 8:30 horas comenzó a hundirse, consigo se llevó 253 tripulantes.

Los portaaviones también fueron tocados gravemente. El Gambier Bay fue alcanzado por primera vez a las 8:10 horas de la mañana. Sus daños hicieron que la velocidad cayera a los 11 nudos, quedándose rezagado del resto de la formación. Los disparos no dejaron de alcanzarle hasta que finalmente, incendiado y con una escora a estribor de 20 grados, se comenzó a hundir a las 8:45 para desaparecer entre las aguas con cien hombres a las 9:07. Los destructores y cruceros de la Armada Imperial continuaron a la caza. Los destructores estadounidenses se habían visto las caras con sus enemigos en un gran duelo artillero una vez se agotaron los torpedos. Para los buques de la Taffy 3 fue una maniobra muy arriesgada y un sacrificio en toda regla.

Después del duelo artillero, varios destructores estaban bastante dañados. El destructor USS Samuel B. Roberts encajó un impacto que le destruyó uno de sus cañones de 127 mm, a partir de ahí más proyectiles cayeron sobre su estructura. Hacia las 9:07 otros veinte impactos le dejaron varado. Veinte minutos más tarde tuvo que ser abandonado con la tripulación superviviente y a las 10:00 se hundía junto a 89 muertos. En el transcurso de este tiempo, los cruceros pesados Chokai y Chikuma sufren también daños. El primero debido a los proyectiles de 127 mm y el segundo fue alcanzado por un torpedo lanzado desde un bombardero. A las 9:05 el Chokai fue víctima de nuevos ataques. Una escuadrilla de cuatro bombarderos Avenger cayeron en picado sobre él y soltando varios torpedos. Alrededor de las 9:30, al igual que el Samuel B. Roberts, el Chokai era abandonado y torpedeado por el Fujinami para terminar de hundirlo.

A las 9:45 otro destructor estadounidense, el USS Johnston, tuvo que ser abandonado. Se hundió diez horas más tarde con casi 200 bajas, entre ellas el propio capitán, Richard E. Evans. Para el contraalmirante Clifton Sprague su papel en esta versión de “Con la muerte en los talones” llegó a su fin a partir de las 9:11, cuando el Vicealmirante Takeo Kurita ordenó a sus navíos reorganizarse y cambiar el rumbo. La Taffy 3 había sido objeto de poco menos que un milagro. Las fuerzas navales enemigas comenzaron a retirarse y los molidos portaaviones y destructores supervivientes continuaron su marcha. Pese a ello, otros problemas se cernieron sobre las Taffys involucradas en Samar.

Una hora antes de la orden de retirada dada por Kurita, en el cielo cerca de las costas de Samar pudo verse varios grupos pequeños de cazas japoneses. Los portaaviones de la Taffy 1 que se encontraban apoyando a sus camaradas en el norte vieron como esos cazas se abalanzaban contra sus proas y cubiertas. Eran aviones suicidas. Los conocidos a partir de ahora como Kamikazes. Este primer ataque kamikaze de la historia produjo daños leves en los buques y algunas bajas entre la marinería. Pasadas las 10:00, cuando la persecución había acabado, los portaaviones de la Taffy 3 sufrieron estos mismos ataques. Los kamikazes se lanzaron contra los dañados barcos de la flota estadounidense. Para la suerte de los norteamericanos, algunos ataques fallaron y otros fueron derribados por la artillería antiaérea. Igualmente, un caza Zero logró hacer impacto contra el USS St. Lô produciendo su destrucción. Esta se produjo debido a los incendios y al estallar todo el material explosivo que contenían las bodegas. A las 11:23 horas se hundió.

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El crucero japonés 'Chikuma' maniobra tras sufrir daños por un impacto de torpedo

A mediodía del 25 de octubre la batalla de Samar había terminado. La orden de reagrupación y retirada de Takeo Kurita había sido decisiva para que la acción finalizara. El vicealmirante japonés puso rumbo a Leyte, que había sido su objetivo principal desde el comienzo, pero tras las noticias de que las operaciones no iban según lo previsto puso finalmente rumbo al norte. Tras su estela iban detrás aeronaves del Grupo Operativo 77.4. Uno de los últimos navíos que perdió la 2ª Flota ese día fue el ya mencionado crucero pesado Chikuma, que fue atacado por dos decenas de aviones estadounidenses que dejaron sin oportunidad de reparación al ya bastante dañado buque, y el Suzuya que tras recibir el impacto de un torpedo quedó inmovilizado y tuvo que ser hundido a las 13:20 horas por el destructor Okami, Los enfrentamientos alrededor del Golfo de Leyte no terminaron hasta el día siguiente, 26 de octubre.

Por último, queda aclarar las pérdidas que ambos contendientes tuvieron tras la batalla de Samar. La Taffy 3, quien llevó el peso de los combates, perdió dos portaaviones de escolta (USS Gambier Bay y el St. Lô), dos destructores (USS Johnston y el Hoel), un destructor de escolta (USS Samuel B. Roberts) y entre 128-140 aviones. Las bajas humanas se elevaron a 1.583 muertos y desaparecidos. La Fuerza Central perdió tres cruceros pesados (Suzuya, Chikuma y Chokai) y un número desconocido de muertos, heridos y desaparecidos. Aunque fueron menores en número que las del Grupo Operativo de Thomas Sprague, las bajas globales en la batalla de Leyte fueron elevadas para la Marina Imperial. En total se perdieron cuatro portaaviones de ataque, tres acorazados, seis cruceros pesados, tres cruceros ligeros y ocho destructores. Sin contar todos los buques que habían sido dañados.

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Monumentos a los combatientes estadounidenses que lucharon en la batalla de Samar

Bibliografía

Antier Jacques, Jean (2008): La batalla de Leyte. La mayor batalla aeronaval de la historia, Ed. Inédita Editores, Barcelona, pp. 226-319.

Bernard, Ireland (2006): Leyte Gulf 1944, The world´s greatest sea battle, Ed. Osprey Publishing, Londres, pp. 56-65.

De la Sierra, Luis (1979): La guerra naval en el Pacífico (1941-1945), Ed. Juventud, Madrid, pp. 476-502.

Macintyre, Donald (1977): Golfo de Leyte, una armada en el Pacífico, Ed. San Martín, Madrid, pp. 94-126.

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