El marino español Francisco Mourelle navegó por la costa noroeste americana en busca del mítico "paso del Noroeste" que debía comunicar el océano Pacífico con el Atlántico.

Francisco Antonio Mourelle de la Rúa fue uno de los marinos de la ilustración, que regalaron de nombres españoles las tierras del mundo. Participó en la exploración de Alaska en pleno siglo XVIII siendo esta, la última gran epopeya de la Armada Española. Sus hazañas alcanzan también al descubrimiento de islas en el Pacífico sur, Tonga es su gran exponente, o su demostrado valor durante las acciones bélicas en las que participó, la batalla de Cabo San Vicente lo demostraría.

En la biografía de Amancio Landín Carrasco (1) señala que a los cuarenta y cinco años de edad, su balance de navegación tenía en su haber: 19 grandes viajes, seis de ellos de más de un año de duración, tres viajes de descubrimiento por el Pacífico, y una suma aproximada de 4.950 días de mar, lo que hace un total de 13 años y medio embarcado. Pemón Bouzas (2) recuerda también que aún ahora, se puede sentir la presencia española en la costa oeste de Norteamérica en las más de 1.100 bahías, puertos, lugares o ciudades con nombres españoles. 

 Un poco de historia

Los albores de la edad moderna se movían en torno al mercado de las especias, mercancías preciosas llegadas desde el lejano oriente y que marcaban el nivel de riqueza de una persona, familia o país. En busca de una nueva ruta Colón llega a América.

La búsqueda y el control de nuevas rutas que asegurasen ese flujo mercantil al Viejo Mundo siguió siendo durante siglos la obsesión de los grandes y no tan grandes navegantes. En esa colosal disputa por el dominio de los mares la ciudad de La Coruña (3) escribió páginas gloriosas que lamentablemente pocos recuerdan.

Este es el caso del marino vasco Andrés de Urdaneta, que el 24 de julio de 1525 zarpó del puerto coruñés en una expedición de siete naves enviada por Carlos V con destino a las Molucas, islas ricas en clavo, canela y nuez moscada, que teníamos en disputa con otro poderoso imperio de ultramar, Portugal. Urdaneta era apenas un aprendiz de 17 años, pero murieron tantos marineros tras el enfrentamiento con los lusos durante el viaje que acabó ascendiendo a segundo de a bordo.

Años después, el 21 de julio de 1588 abandonó el puerto coruñés la "Grande y Felicísima Armada", más conocida como la Armada Invencible, después de ser pertrechada tras haber zarpado el 20 de mayo de Lisboa. Apenas hubo zarpado la Armada las galernas dispersaron la flota, empujando a algunos barcos al sureste de Inglaterra y a otros hacia el golfo de Vizcaya, llevando más de un mes el volver a reunir la flota.

Monumento en el puerto de La Coruña, en homenaje a los huérfanos que partieron con la expedición.

Otra de las imborrables expediciones que zarparon del puerto de La Coruña fue un 30 de noviembre de 1803, la "Real Expedición Filantrópica de la Vacuna", conocida comúnmente como Expedición Balmís. Una expedición de carácter filantrópico, apoyada y sufragada por el rey Carlos IV, que dio la vuelta al mundo de 1803 hasta 1814.

Su objetivo era que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del Imperio Español, ya que la alta mortandad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños. El médico y cirujano de la corte Dr. Francisco Javier Balmís y Berenguer realiza una campaña de vacunación masiva de niños a lo largo del imperio. Esta es considerada la primera expedición sanitaria internacional en la historia, podríamos decir que fue los cimientos de las modernas ONG's.

Pero una de las más desconocidas es la de la exploración de Alaska. Francisco Antonio Mourelle de la Rúa, un marino de Corme, pueblo marinero de La Coruña en plena "Costa da Morte", se internó en busca del "Paso del Noroeste" en los desconocidos y gélidos mares siendo el primer europeo en explorar la remota tierra de Alaska, hazaña que los ingleses atribuyen a James Cook, que ciertamente aunque fue de los primeros en llegar allí, lo hizo gracias a los mapas elaborados por el marino coruñés.

Finales del XVIII, las grandes exploraciones

Durante el último cuarto del siglo XVIII, los españoles participaron activamente en la búsqueda del mítico "Paso del Noroeste". La primera expedición europea por mar a lo largo de la costa del actual Columbia británica fue la expedición española conducida por Juan Pérez en 1774, que navegó hasta la punta norte de las Islas de la reina Charlotte.

El propósito que guiaba a la Corona española y por ende a estos marinos, era hallar el Paso del Noroeste, un supuesto canal que unía el Océano Pacífico y el Atlántico, punto clave de tremendo interés estratégico para controlar el comercio de la época de "algo más valioso que el oro", las especias. El clavo, la canela y los diferentes tipos de tes, que se consideraban altamente afrodisíacas valían más que su propio peso en oro.

Este paso es fundamental sobre la influencia española en el descubrimiento de la costa noroeste de América. Bouzas sostiene que la leyenda negra de explotación y violación de los derechos de los aborígenes corresponde realmente a los ingleses, que "exterminaron a la población", en diez años desaparecieron más del 50 por ciento de los indígenas. Los españoles en cambio, intercambiamos objetos de nácar o cuentas de vidrio, de alto valor para los nativos, por arpones, lanzas o máscaras.

Sello conmemorativo al navegante de 1967

Los españoles fueron a Alaska buscando el conocimiento y el intercambio, no el adoctrinamiento ni la explotación del estilo británico de la época. Por ello anotaron cuidadosamente todo lo relativo a la forma de vida de los nativos (a los que llamaban aborígenes), sus primeras naciones, vocabulario, costumbres de caza y pesca, matrimonios o las relaciones entre ellos o con los extranjeros.

Tanto es así que aun en la actualidad los movimientos nativos americanistas recurren a los diarios de Mourelle en los tribunales para intentar que las tribus de Alaska recuperen sus derechos de caza y pesca, así como su folclore, cultura y patrimonio artesanal.

Como en tantas ocasiones anteriores Mourelle anotaría en el diario de a bordo:

"Echamos el ancla, [...] nuestro capitán me dio órdenes (estando él enfermo) de desembarcar con algunos de la tripulación, y con las mismas precauciones que en Los Remedios. También me ordenó tomar posesión para su majestad de esta parte de la costa, de nombre Bucarely. Obedecí sus instrucciones en todos los detalles, sin ver a un sólo indio, aunque había pruebas de que el país era habitado: vi una choza, algunos senderos, y una dependencia de madera."

Con el siglo XVIII a punto de terminar y España con un imperio en franca decadencia, no podía permitir que otros países fueran los primeros en encontrar el deseado paso, ya que en él descansaba la última oportunidad para resurgir como la gran potencia que había sido desde hacía doscientos años. Pero fue la mala gestión por parte de la corona fue lo que obligó a los españoles a abandonar Alaska.

Por culpa del incidente producido en Nootka, (costa occidental de la isla Vancouver, Columbia Británica, Canadá) que casi provoca una nueva guerra con Inglaterra, nuestro país tuvo que entregar su base militar a los ingleses así como renunciar a todos sus derechos de explotación de la zona por el Tratado de Nutka.

La actitud respetuosa que mantuvo el marino inglés George Vancouver, encargado de negociar el traspaso de poderes de aquella zona como consecuencia del incidente de Nootka, permitió el mantenimiento de la mayoría de los topónimos en toda la costa de Alaska y la Columbia Británica en Canadá. Más de mil topónimos, siguen manteniendo el nombre en español.

En 1903 el Geographical Names Board of Canada, bautizó una isla con el nombre de Maurelle (Maurelle es la grafía inglesa errónea de Mourelle), en homenaje al insigne marino, pero al grupo de islas que la rodean se las conoce como "Maurelle Islands". La isla se encuentra situada entre isla Vancouver y el continente, entre los estrechos de Georgia y Johnstone en la posición 50º17'N - 125º9'W..

 

Serie de sellos conmemorativos al 200º aniversario de la visita de Mourelle

Este "Paso del Noroeste" es fundamental sobre la influencia española en el descubrimiento de la costa noroeste de América. Bouzas sostiene que la leyenda negra de explotación y violación de los derechos de los aborígenes corresponde realmente a los ingleses que "exterminaron a la población". De hecho, asegura, en diez años desaparecieron más del 50 por ciento de los indígenas. Los españoles en cambio, intercambiamos objetos de nácar o cuentas de vidrio, de alto valor para los nativos, por arpones, lanzas o máscaras.

La actitud respetuosa que mantuvo el marino inglés George Vancouver, encargado de negociar el traspaso de poderes de aquella zona como consecuencia del incidente de Nootka, permitió el mantenimiento de la mayoría de los topónimos en toda la costa de Alaska y la Columbia Británica en Canadá. Más de mil topónimos, siguen manteniendo el nombre en español.

Como bien explica Rey Tejerina (25), es extraño que no se recuerde a Mourelle cuando puso nombre a no menos a 30 lugares de Alaska. Un gran ejemplo de ello son las islas del Príncipe de Gales, las terceras en superficie de Estados Unidos y en las que bautizó todo lo que vio salvo a las propias islas, porque por su extensión (209 kilómetros de largo por 48 de ancho) no se dieron cuenta de la condición de la insularidad de esas tierras.

En mapas americanos pueden verse las Maurelle Islands, o Islas Coronado (Coronados Islands) que es un grupo de pequeñas islas en la desembocadura del puerto de San Nicolás. Este nombre fue dado por Mourelle en 1779 pero Caamaño nombró Islas Gallegas (Galician Islands) trece años más tarde, en memoria de su zona de origen. Los mapas rusos las reflejaban como Los Koronados. Bautizó lugares como Port Estrella, en honor a la isla de su Corme natal y todos y cuantos lugares hacen referencia al litoral de la "Costa da Morte".

En su paso por el Pacífico Sur encuentra el archipiélago del Reino de Tonga, un conjunto de unas 170 islas, conocidas como las de la Amistad. En 1781 Mourelle al mando de la "Princesa", recaló en la deshabitada Fonualei (grupo de las Vava'u) en precarias condiciones, donde no pudo desembarcar por lo que la bautizó como Amargura.

En Puerto Refugio (Port of Refuge) en la isla de Vava'u Mourelle y su tripulación se recuperan. El puerto de la isla Kapa, hoy toda una tranquila atracción turística, se llama Port Maurelle en su honor, una placa recuerda al marino. Denominó al grupo islas Mayorga en honor a Martín Mayorga, virrey de Nueva España.

Uno de los grandes marinos españoles del siglo XVIII, dejó su apellido por islas y puertos de Alaska y Oceanía, pero su figura sufre un injusto abandono que poco a poco y con el paso de los años parece que va cobrando valor.

 

Descubrimiento del busto conmemorativo 
del nacimiento de Mourelle en Corme (23.10.2010)

 

Como colofón a la vida y hechos de este marino insigne, recordar que en 2010 la villa de Corme, La Coruña, rindió un emotivo homenaje a su hijo el Almirante Mourelle, coincidiendo con el 260 aniversario de su nacimiento. Los actos comenzaron con una misa solemne en memoria del homenajeado, durante la cual el catedrático Ernesto Carvajal rememoró la personalidad del Almirante. Tras la celebración litúrgica, se inauguró un busto de Mourelle en la Ribeira de Corme, obra del escultor José Manuel Castro.

El marino

Francisco Antonio Mourelle de la Rua, nació en San Adrián de Corme, parroquia de Gondomíl, en la provincia de La Coruña el 17 de Julio de 1750. Hijo de Domingo Antonio Mourelle de Lema y Andrea de la Rúa Vecino y Couto, hermano de cuatro hijos más.

Desde joven, Mourelle sintió la llamada del mar pero ni la exigua fortuna paterna, ni la "probada hidalguía" —era hijo de pescadores— le permitió ingresar en la muy prestigiosa Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz, teniendo que conformarse con ingresar en la Academia de Pilotos del Ferrol en 1763 a la edad de trece años.

Escudo de armas en la casa familiar de los Mourelle en Corme (La Coruña)

Navega por el Atlántico realizando las prácticas entre marzo y noviembre de 1765 en el "Arrogante" y en octubre de 1766 embarca en la urca (a) "Peregrina". En diciembre de 1768, apenas cumplidos los dieciocho años, obtiene su título de piloto.

Su expediente dice de él: "...domina la construcción y uso del cuadrante de reducción, demostró un punto de diversos bordos de abatimiento, variación y corrientes, la trigonometría plana, con sus respectivas demostraciones, esfera terráquea y un problema curioso".

En su primer trabajo condujo tropas a Puerto Rico entre1769 y 1770 con un buque fletado por la Real Hacienda. Tras ingresar en la Armada se embarcó en la fragata (b) "Catalina" entre marzo de 1771 y abril de 1772. En diciembre de ese mismo año embarca como segundo piloto en la corbeta (c) "Dolores", reconoce los montes de la Guayana hasta la isla de Trinidad de barlovento (d). Durante 1773 navegó por las Antillas a bordo de la urca "Santa Rita" atracando en Puerto Rico, la Habana y Veracruz (México).

En enero de 1775 es nombrado primer piloto del puerto de San Blas de Nayarit , México, punto de partida para los reconocimientos hidrográficos españoles en Alta California y Nueva Galicia, así como abastecimientos de las misiones y presidios. En la primera expedición de Bruno de Heceta conoce a Juan Francisco de la Bodega i Quadra con quien con quien navegará en equipo a partir de ese año.

El conde Lacey, embajador español en Rusia, obtuvo un plano de la costa de Alaska que ya había sido visitada por Vitus Jonnassen Bering y Alekséi Ilich Chírikov. Viendo las incursiones rusas, la Corona española deseaba evitar que los rusos acabaran dominando la costa noroccidental de América.

Para lo cual a principios de 1774 el virrey de la Nueva España, Antonio María Bucareli y Ursúa, ordenó explorar la costa del Pacífico Noroeste con el objetivo de llegar a los 60° de latitud norte, con la intención de descubrir y cartografiar los posibles asentamientos de comerciantes de pieles rusos y de esta manera reafirmar la presencias española a lo largo de la costa. noroccidental americana.

La fragata "Santiago" zarpó de San Blas el 24 de enero de 1774, al mando del mallorquín Juan José Pérez Hernández con una tripulación de 86 hombres y unas órdenes explícitas, alcanzar los 60º norte, trato respetuoso hacia los nativos e intentar establecer relaciones amistosas con cualquier nativo encontrado.

Tras pasar por la isla de Nutka (49,6°N) en julio llegó a los 54°40'N, al lado de la punta noroeste de la isla Lángara, en el extremo septentrional de las islas de la Queen Charlotte, en la Columbia Británica, estableciendo contacto con un grupo de nativos Haida. Debido a la falta de provisiones y a la mala salud de su tripulación, Pérez puso rumbo al sur. La "Santiago" llegó a Monterrey el 28 de agosto y a San Blas el 5 de noviembre.

Al no llegar tan al norte como se había planeado, el virrey decidió organizar una segunda expedición compuesta por 160 hombres, equipada para un año con el objetivo esta vez de llegar hasta los 65ºN, descubrir los asentamientos rusos y tomar posesión de las tierras descubiertas para la Corona. Recién llegado a San Blas de Nayarit el 26 de febrero de 1775, Mourelle, se incorporó a la expedición siendo destinado a la "Sonora".

La expedición estaba compuesta por la fragata "Santiago", bajo el mando de Bruno de Heceta, con Pérez como segundo y 90 hombres. El paquebote (e) "San Carlos", capitaneado por Miguel Manrique, que llevaba los suministros para la expedición. Y la "Sonora" (oficialmente "Nuestra Señora de Guadalupe"), una goleta (f) de once metros con una tripulación de dieciséis hombres. Un barco de escolta y abastecimiento al mando de Juan Manuel de Ayala, de segundo Juan Francisco de la Bodega y Quadra y como piloto Francisco Mourelle.

Los tres navíos parten de San Blas el día 16 de marzo de 1775, con una tripulación de ilustrados con conocimientos sobre botánica, antropología, humanidades y dibujo. Pero a los tres días de partir el capitán del "San Carlos", Miguel Manrique enferma por lo que Heceta traspasa el mando a Ayala, ordenándole regresar a San Blas para que recibiese atención, para luego reincorporarse a la expedición. El mando de la "Sonora" se le encomienda a De la Bodega y Quadra con Francisco Mourelle como piloto.

Tras regresar a San Blas, el "San Carlos" repostó en Monterrey, California, pero no logró alcanzar al resto de la expedición, por lo que Ayala decidió explorar la zona de la bahía de San Francisco, siendo los primeros europeos en entrar en ella. A mediados de septiembre regresaron a San Blas.

La "Santiago" y la "Sonora" continúan hacia el norte, y pese a tener una travesía difícil avistan finalmente la costa el 9 de junio, a los 41º7' norte. Fondean en una bahía al norte del cabo Mendocino durante dos días para reponer agua y leña y aprovechando para comerciar con los indios. Al lugar lo bautizaron Se reclamó formalmente bautizándolo como Puerto de la Santísima Trinidad.

Zarpan nuevamente y el 11 de julio vuelven a avistar tierra, esta vez en la costa del actual estado de Washington. Fondean en una bahía y la "Sonora", más próxima a la costa, es abordada por nueve canoas de nativos quinault (4), que les recibieron amistosamente y les conminaron a ir a tierra y con quienes intercambiaron regalos.

El 12 de julio llegan hasta los 47º60'N y el comandante Heceta, el padre Benito de la Sierra, el cirujano Cristóbal Revilla, Juan González y Juan Pérez desembarcan en Isla Dolores (Destruction Island) para llevar a cabo el acto formal de la posesión. Son los primeros no indios que ponían sus pies en lo que hoy es el estado de Washington y tomaron formalmente posesión de esa tierra. Con una ceremonia, Heceta nombró el lugar de desembarco como rada de Bucareli, en honor del virrey de la Nueva España (hoy bahía Grenville, Washington).

A la mañana siguiente siete marineros que habían ido por agua y madera fueron masacrados al tomar tierra cerca de Quinault River por 300 indígenas. En su memoria llamaron al lugar "Punta de los Mártires" (Grenville Point).

El escorbuto había debilitado tanto la tripulación de la "Santiago" que los barcos se separaron en el anochecer del 29 de julio. En su viaje de vuelta al sur y con una tripulación reducida, Heceta entró en el estrecho de Juan de Fuca (5), realizando el primer mapa de lo más adelante resultará ser el río Columbia.

La "Sonora" con De la Bodega y Mourelle seguirá camino hacia el norte hasta que entran en las aguas de al Ensenada del Susto (6) -Sitka Sound, 55º15'N- cerca de la actual Sitka, en Alaska. Arteaga con los oficiales y capellanes bajaron a tierra en procesión, se erigió una gran cruz mientras los cañones y mosquetes dispararon varias salvas. Se cantó el Te Deum, seguido de una letanía y varias oraciones. Después de los actos litúrgicos, se celebró el acto formal de posesión y soberanía, nombrando y reclamando para la Corona española el que bautizan como Puerto de Bucareli (Bucarelli Sound), en honor del virrey español de México Don Antonio Bucareli María, firmando los oficiales y los capellanes.

Yendo más hacia el norte bautizan el Puerto de los Remedios, la actual Sean Lion Bay al sur de Salisbury Sound, la Dixon Entrances, la isla de San Carlos (Forrester Island) o el cabo de San Agustín (Dall Island).

El 14 de agosto al alcanzar los 57º norte, divisan una montaña nevada a la que llaman Monte Jacinto, renombrado como Mount Edgecumbe por James Cook tres años después. Al día siguiente alcanzan los 60º13'N, a una isla que bautizan como "Puerto de Santiago" tras tomar posesión de ella y de toda la zona en el nombre de Carlos III, rey de España y de las Indias Occidentales, reciben la visita de los Umiaks (7), una raza esquimal. Cartografía buena parte de la bahía de Bucareli, pero el resto del trabajo hasta su finalización lo realizó el también gallego Jacinto Caamaño en 1792.

El regreso tiene que anticiparse al 8 de septiembre, con la tripulación y su comandante enfermos y sufriendo de escorbuto dada la carencia de alimentos. Con sólo dos marineros sanos a bordo, la "Sonora" fondeó en la bahía de Monterrey el 7 de octubre, cinco semanas después de haberlo hecho Heceta.

Bodega y Mourelle al igual que la tripulación tuvieron que desembarcar para recuperarse. Tras varias semanas para recobrar la salud, el 1º de noviembre la "Santiago" y la "Sonora" partieron nuevamente al sur, rumbo a San Blas de Nayarit, para informar de sus logros al virrey y al propio rey de España Carlos III.

A penas dos días después de zarpar, el 3 de noviembre, Juán Pérez falleció de escorbuto (8) haciéndosele un sepelio en el mar, con una misa, una salva de fusilería y un cañonazo final. El 20 de noviembre de 1775 atracan en San Blas de Nayarit, México.

Durante esta expedición Mourelle había escrito y guardado un diario, pero por razones desconocidas, no se sabe a ciencia cierta que pasó con el famoso diario del viaje, pero este apareció en Inglaterra cayendo en manos de James Barrington (9) que lo publicó en 1781. Lo que si se sabe a ciencia cierta es que James Cook lo estudió concienzudamente antes de partir para su expedición de 1776. En ese mismo año, 1776, Francisco Mourelle es ascendido a Alférez de Fragata.

La segunda expedición, 1779

Un año después, en 1777, Mourelle ostenta el mando del paquebote "Príncipe", con el que realiza el abastecimiento del presidio y la misión de San Diego en California. No pasarían dos años para que Mourelle volviera con De la Bodega y Quadra a navegar.

En 11 de febrero de 1779, un año después de que James Cook hubiera visitado Nootka, parte una nueva expedición desde San Blas bajo el mando de Ignacio de Arteaga, dos corbetas con destino norte, la "Favorita" (llamada también "Nuestra Sra. del Rosario"), mandada por Arteaga; con Fernando Quirós y Miranda, como segundo oficial; Juan García, como cirujano; José Camacho, como piloto y Juan Pantoja y Arriaga, como segundo piloto. La segunda corbeta sería "La Princesa" (también conocida como "Nuestra Sra. del Remedio"), mandada por Bodega y Quadra con Francisco Mourelle de segundo oficial; Mariano Núñez Esquivel, cirujano; José Cañizares, piloto y Juan Bautista Aguirre, segundo piloto.

Al igual que en las anteriores expediciones se deseaba conocer y evaluar la penetración de los rusos en Alaska, la búsqueda de un paso del Noroeste, y la posible captura de James Cook, ya que se sabía de las exploraciones que había realizado el año anterior a lo largo de la costa del noroeste del Pacífico.

Para ello cuentan con quince meses de suministros y una fe infatigable. En esta expedición tres sacerdotes se habían unido a la misión, los padres Juan Antonio García Riobó y Matías de Santa Catalina Noriega, franciscanos de México, y el Padre Cristóbal Antonio Díaz, sacerdote secular de Perú. Tras dos meses de navegación, una tremenda tormenta se levanta perdiéndose de vista el uno del otro. Según relata el padre Riobó en su diario. (10)

El 3 de mayo, tras una travesía de 81 días, la "Princesa" entró en Puerto Bucareli, en el archipiélago del Prince of Wales, "La Favorita", había llegado diez horas antes después de navegar dos semanas separadas.

El 13 de mayo de 1779, fiesta de la Ascensión, la primera misa católica romana se celebró en suelo de Alaska. En su diario Ignacio Arteaga, comandante de la expedición y capitán de la "Princesa", describió la escena de la primera misa:

"El 13 bajé a la tierra con mi segundo y el capitán de la "Favorita", con todos los oficiales de ambas naves, llevando en procesión con toda reverencia a la Virgen del Rosario, y después de haber desembarcado en la playa... la Soberana fue colocada sobre un altar que yo pedí que se creará bajo una gran carpa ".

La misa fue cantada por los tres capellanes, fuera de la carpa había una cruz hecha de dos pinos. Unos 60 indígenas -hombres, mujeres y niños- asistieron a la misa, escribió Arteaga. Parecían mostrar "gran devoción", pero sólo era admiración por los "adornos, cosas nunca vistas entre ellos, como también en las ceremonias de los sacerdotes, y el silencio que todos nos mantuvimos".

Después de la misa, los capitanes y oficiales transportaron la cruz a una montaña desde donde podía ser vista desde la bahía, terminando con varias salvas de saludo desde los navíos y de fusilería en tierra, ordenadas por Arteaga, en honor a la Virgen.

En Bucareli Bay estuvieron fondeados durante 58 días, desde allí Mourelle, al mando de dos barcas, llevó a cabo una misión de reconocimiento con la minuciosa exploración de la zona.. Para el 12 de junio Mourelle ya se poseía un plano completo del puerto. Además se administra atención médica a los indígenas, se les ayuda en sus trabajos y artesanías, en la agricultura y se bautizan a varios niños.

Mientras se desarrollaba la expedición, en junio, España entró en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos como aliado de Francia, precipitando la Guerra anglo-española, que continuaría hasta 1783 cuando se firmó el Tratado de París. Los expedicionarios no encontraron rastro de Cook, pues este había sido asesinado en Hawaii en febrero de ese mismo año 1779.

El 1º de julio los españoles abandonaron la zona de Puerto de Bucareli con rumbo noroeste, pero "no sin gran pesar de los indios que habían venido a establecerse allí, para estar cerca de nosotros", escribió el padre Riobó. Días después, el 16, divisan el monte San Elías (11), al que señalan y bautizan y la isla Kayak, a la que nombran con la festividad del día, Nuestra Señora del Carmen.

Siguen camino y el 22 de julio fondean, habiendo bordeado la actual Hinchinbrook Island, frente a la isla Magdalena encontrando un puerto, cerca de la entrada del Prince William Sound (12), al que se bautizó como Puerto de Santiago en conmemoración del santo patrón de España, que se festeja el 25 de julio.

Ese título de propiedad de Puerto de Santiago (hoy conocido como Port Etches) fue muy importante años más tarde, ya que constituyó la base de la alegación de España sobre la soberanía en el Pacífico norte hasta los 61º17'N, al ser este el punto más septentrional alcanzado por los españoles.

El 1º de agosto fondearon cerca de una pequeña isla a la que denominaron San Aniceto. Al día siguiente exploran la ensenada de Cook (13) y la península de Kenai (14), bautizada Nuestra Señora de Regla, en donde celebraron una ceremonia de toma de posesión, en lo que hoy se llama Port Chatham. Dos días después, el 3 de agosto, divisan y cartografían el volcán Iliamna,

Con tantas penalidades pasadas por las tripulaciones, que incluyen la escasez de alimentos o el escorbuto, obligan la decisión de Arteaga de el 8 de agosto iniciar el viaje de vuelta sin haber encontrado a los rusos. Recalan en San Francisco el 14 de septiembre y el 30 de Octubre de 1779 atracan en San Blas de Nayarit, dando por concluida la expedición.

Las expediciones tuvieron que ser suspendidas por el inicio de la guerra entre España e Inglaterra, y los viajes de exploración no se reanudarían hasta 1788. Estas expediciones seguían casi siempre el mismo patrón, mientras que unas navegaban por la costa de Alaska, otras lo hacían por el laberinto de las islas, cabos y bahías.

Aunque los españoles eran normalmente reservados acerca de sus viajes de exploración y los descubrimientos realizados, el viaje de 1779 de Arteaga y Bodega y Quadra se dio a conocer ampliamente. La Perouse obtuvo una copia de su mapa, que fue publicado en 1798.

El Pacífico Sur

A principios de 1780 Mourelle es ascendido a Alférez de Navío, el 15 de marzo bajo el mando de Heceta zarpa en la fragata "Princesa", que va acompañada de la nao (g) "San José" transportando armas y caudales, desde Acapulco llegando a Manila el 23 de junio.

En septiembre de ese año, tras nombrar a Heceta jefe de las fuerzas navales en las Filipinas, el gobernador de las Filipinas José Basco y Vargas le confió el mando de la fragata "Princesa" y le ordena llevar ciertos documentos de relevante importancia para el virrey de México en San Blas.

Mourelle escribiría sus tremendas dudas debido a que implicaba un viaje por unas latitudes casi desconocidas y en una época difícil del año.

"...el momento oportuno de partida es el mes de junio, cuando los vientos del oeste, tendrán una nave al este de las Islas Mariana. En cualquier otra época del año sería vano esperar un próspero viaje".

El 24 de noviembre parte de Sisiran costa oriental de Luzón en Filipinas, navegando entre las islas Palaos y Yap sin divisarlas, y cruzan la línea equinoccial tratando de evitar a las naves inglesas y los vientos desfavorables en las latitudes norte.

Durante este viaje atravesará el océano Pacífico descubriendo numerosas islas en la zona de las Salomón como la Isla Ermitaño, cuyo nombre perdura y otras islas que él llamó San Francisco, San José y San Antonio hoy en día denominadas Simberi, Mabua y Tabar.

A partir del 7 de enero navegan entre las Mil Islas, Archipiélago Almirantazgo (grupo Niningo Arch. Admiralty), pasan por "Los ermitaños" (Emirau), Grupos de San Matías, Lihir, Feni y Verdes. Pasan al norte de la isla más grande, La tempestuosa (New Ireland), al nordeste de Nueva Guinea.

El 22 de enero navegan al sur del peligroso arrecife del Roncador denominado también Bajos de la Candelaria. Pretende ir hacía el este, pero se desvían doce grados hacia el sur siguiendo hasta las islas de Rotterdam (Namuka) y Amsterdam (Tonga Tapu)

Las islas Salomón fueron descubiertas por Mendaña en el siglo XVI, pero mal situadas en los mapas posteriores, hasta que el geógrafo Jean Nicolás Buache en 1791, estableció que eran las mismas islas que había descubierto Bouganville en 1766, al sur de Nueva Guinea, y donde había naufragado el barco "La Boussole" en 1788 del explorador La Perouse, los restos de este naufragio fueron descubiertos en el año 2005.

Desviado de la ruta tradicional, Mourelle y su tripulación llegan a Tonga en 26 de Febrero 1781, muy necesitados de avituallamientos y reparaciones. Divisan la primera isla pero no encuentran refugio ni donde fondear, por lo que la llamó Amargura (Fonualei), pasan por Lathe donde algunos indígenas les suben frutas al barco. El 4 de marzo descubrió un excelente puerto en Vava'u, Puerto Refugio, que aún hoy en día se llama Port of Refuge.

Allí tuvo ocasión de conocer a un numeroso grupo de isleños que veían por primera vez al hombre blanco. El Tubou, especie de monarca de las islas, mantuvo gran amistad con Mourelle, llegando a ofrecerle a su hija que nuestro marino rechazó cortésmente y les permitió aprovisionarse de agua y frutas frescas. Los españoles estuvieron un mes en este paradisíaco lugar, sin ningún incidente con los indígenas.

El Reino de Tonga es un pequeño país ubicado al este de Australia y al noreste de Nueva Zelanda, al sur del Océano Pacífico. Las islas Tonga fueron colonizadas por seres humanos hacia el año 1200 a.C., tras la gran expansión en la que los pueblos del sureste asiático emigraron a través del Océano Pacífico hacia el este y a través del Océano Índico hasta Madagascar y África oriental hacia el oeste.

Estos polinesios trajeron consigo en sus barcos perros, cerdos, pollos, cerámica y agricultura (en especial cultivo de raíces). Se expandieron con rapidez por el conjunto de las islas Tonga. Según la creencia popular, el reino de Tonga sería, de entre las islas de la Polinesia, el primer grupo ocupado por el hombre en la prehistoria. Más recientemente, aunque siempre antes de la llegada de los europeos, las islas tenían una densidad de población que oscilaba entre los sesenta y los setenta y cinco habitantes por kilómetro cuadrado.

En Tonga se pueden encontrar los restos arqueológicos más antiguos de la Polinesia, siglos antes de que llegaran los europeos, los tonganos edificaron enormes monumentos. Los más importantes son el Ha'amonga (o Trilithon) y los Langi (sepulcros en terrazas). El Ha'amonga tiene cinco metros de altura y consta de tres piedras calizas, cada una de las cuales pesa más de 40 toneladas. Los Langi son pirámides bajas y muy lisas, con dos o tres niveles, que marcan las sepulturas de los reyes primitivos.

A principios del siglo X se establece una monarquía en Tongatapu, de la que el actual rey se dice heredero. En el siglo XIII, su poder llegaba incluso hasta las islas Hawai. En el siglo XVIII, Tonga había unificado todas las tribus y había creado un imperio marítimo que incluía las regiones conquistadas de Fiji. Por aquella época, el Imperio de Tonga contaba con una población de unos 40.000 habitantes.

El día 12 de marzo les invitan a una fiesta con bailes de los nativos, visitan las islas Kao y Culebras. Mourelle denominó al archipiélago Islas de Mayorga, en honor del virrey de Nueva España, Martín de Mayorga. Al grupo Ha'apai lo llamó Islas Gálvez en honor a José de Gálvez, ministro de las Indias. Gracias a sus informes la expedición científica de Bustamante y Malaspina se detuvo en estas islas.

El día 24 de marzo están en Sola (Ata) y el 27 en la isla de José Vázquez, hasta que el 3 de abril llegan a los 30 grados sur. Denomina al archipiélago de Tonga, con el nombre de "Los Amigos". El 19 de abril intenta regresar a Tonga, el 21 esta en Consolación.

Ante la mala salud de su tripulación y las provisiones escasas existentes, Mourelle escribiría:

"Aproveché cada momento favorable y el 5 de mayo, me encontraba a seis grados de la latitud de sur. Estando aquí encontramos una isla muy baja, rodeada de una orilla arenosa, que termina en un saliente de roca impenetrable, cerca de la cual no he encontrado ningún fondo con una línea de más de cincuenta brazas. La isla estaba cubierta por una espesa plantación de cocoteros. La visión de ellos fue la más agradables para mi tripulación, ya que ese mismo día el último del suministro adquirido [en Tonga] fue gastado".

Su intento de acercamiento a la costa fracasa y después de seis horas Mourelle perdió la esperanza de asegurar el abastecimiento y se alejó partiendo de la isla en la tarde del 5 de mayo, a la que llamó Gran Cocal (Coconut Plantation Grande), por poseer un gran cocotal.

Aunque piloto jefe de la expedición, José Antonio Vázquez, mantiene un registro detallado del diario del buque tomándo nota de latitudes, longitudes y otros particulares de cada isla encontrada, cuando la narración del viaje fue publicada, sólo se imprime el resumen de Mourelle y todos los detalles de Vázquez son omitidos.

Navegó hacia el noroeste y al día siguiente: "...por la tarde, vimos otra isla, muy baja, pero más grande que la anterior, y se pasó al norte de la misma a la distancia de seis leguas."

"La Princesa" no se acercó a esta isla a la que Mourelle llamó San Agustín y no hubo contacto con los habitantes. Unas semanas más tarde, el buque llegó a Guam sin más incidentes, salvo que la tripulación se vio afectada gravemente por el escorbuto. Después de asegurar el avituallamiento Mourelle zarpó de nuevo, esta vez por la más usual ruta del Pacífico, llegando a San Blas a finales de septiembre de 1781.

En 1783, Mourelle viajó a Manila de nuevo con la "Princesa" llevando la noticia de la finalización de la guerra hispano-británica, Paz de Versalles (15), viaje que volvió a realizar con la "Sonora" en 1785 para transportar correo y caudales. José de Basco y Vargas, capitán general de las Filipinas, le encargó varios viajes entre Manila y Cantón en China entre 1786 y 1787. Al regresar a Acapulco en diciembre de 1789, sus trabajos para la Corono española son recompensados por Carlos III nombrándolo Caballero de la Orden de Santiago y a ascendiéndolo a Teniente de Fragata, con destino en México.

En abril de 1789 hubo un incidente entre buques españoles y británicos en la bahía de San Lorenzo o de Nootka (16), situada en la costa occidental de la isla de Vancouver. El apresamiento de barcos comerciantes ingleses por los españoles originó una serie de protestas y notas que fueron tomados por el Reino Unido como "casus belli" y encendió una crisis que pudo haber finalizado en guerra abierta entre las dos naciones.

Como secretario del virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco, segundo Conde de Revillagigedo, cargo que ostentó desde 1790 a 1793, a finales de 1791 se le entrega a Mourelle el mando de la goleta "Mexicana" para realizar una expedición programada para el año siguiente, 1792, y explorar el estrecho de Georgia. Pero Mourelle cae enfermo y es sustituido por Alcalá-Galiano, siendo Cayetano Valdés el que estará al mando de la "Sutil", su compañera de viaje, que intentarán nuevamente descubrir el paso del noroeste.

En febrero de 1792 Mourelle es ascendido a Teniente de Navío y destinado a Acapulco, en la costa mejicana del pacifico, un puerto al sur de San Blas de Nayarit donde partían habitualmente las naves hacia Filipinas.

 


 SEGUNDA PARTE...

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