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¡Breda se ha rendido! Esta frase se repitió muchas veces a lo largo de la historia, en diversos idiomas y turnándose periódicamente sitiadores y sitiados.

¿Y qué es Breda? Breda es una pequeña ciudad del sur de los Países Bajos, en la provincia de Brabante septentrional y muy cercana a la frontera con Bélgica.

Probablemente el nombre de “Breda” le suene a mucha gente, aunque no sepan exactamente por qué. Algunos tal vez vayan un paso más allá y sean capaces de asociarla con el cuadro “Las lanzas”de Diego Velázquez, algunos puede que recuerden también ciertas escenas de la película “Alatriste”.

La realidad es en el momento de visitar la ciudad mis referencias son las mismas, añadiendo algún comentario de amigos que ya han visitado la ciudad.



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Vista de uno de los canales de Breda con sus terrazas.

Sin saber muy bien qué me voy a encontrar, tomo el tren en Bruselas, y tras una hora y media aproximadamente de trayecto arribo a Breda.

Hemos hecho referencia a “Las lanzas” de Velázquez. Esta obra de arte del pintor sevillano, también denominada “La rendición de Breda” representa la rendición de la ciudad en 1625.



Hay que recordar que en ese momento la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) se encontraba en pleno auge, con conquistas y reconquistas periódicas por parte de ambos bandos, la monarquía española y los rebeldes holandeses. La ciudad estaba en manos holandesas, y tras 11 meses de asedio, el general Spínola consiguió una de sus victorias más importantes, rindiendo la ciudad. La heroicidad de los holandeses defendiéndola y su valentía conllevaron el reconocimiento español; es ese momento, en el que Spínola se entrevista con Justino de Nassau (defensor de la ciudad), el que Velázquez pretende plasmar en su conocido cuadro.

Pero como decía al principio del artículo, Breda cambió de manos muchas veces. Los principales asedios se sucedieron en 1577, 1581, 1590 y por último 1637, cuando España la abandona para siempre.

Una ciudad con tanta historia a sus espaldas supone un gran atractivo para mí. Así que me propongo visitarla y comprobar si queda aún algo de toda esa época. Y la verdad es que algo sí que quedaba, y que aquí también estuvo España.

Es necesario que vuelva a centrarme en el cuadro de Velázquez. Con el enorme número de acontecimientos bélicos en los que participaba España, ¿qué es lo que hizo que fuera precisamente la toma de Breda la que el pintor quiso inmortalizar? La realidad es que la pintura tuvo un cierto componente de “marketing”, en términos de la época. España constataba ya su decadencia, y una victoria como la de Breda sirvió para enardecer el espíritu nacional ante una situación que ya vaticinaba el fin de la presencia española en el Flandes holandés, y que se consumaría en Rocroi en 1643.

Llego a la estación y lo primero que hago es pedir un plano en la oficina de turismo, que se encuentra justo al lado. A pocos metros de la estación y cruzando uno de los canales que rodean (y rodeaban en 1625) la ciudad llego a un gran parque llamado Valkenberg Park. Es un caluroso día de verano, y mucha gente aprovecha para venir al parque, por donde además van y vienen varios animales, de corral principalmente.

Atravesando el parque, ya sí, se llega a la almendra de la ciudad, el centro histórico. Hay varios museos, y visito la catedral protestante, la Grand Place , la iglesia valona y el castillo de Breda. Sin embargo, no es posible entrar al ser en la actualidad un área militar (o eso entendí por los carteles en holandés).

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Vista de la torre de la catedral de Breda.

Junto a una zona de terrazas al lado del canal, encuentro un barco que hasta hace unos años funcionaba como bar-terraza. En letras de neón fundidas pone “Bar Spinola”.Hasta ese momento es todo lo que encuentro relacionado con lo que vengo a buscar.

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Café-Bar Spínola.

El castillo fue construido por un señor de la ciudad en 1350, reformado por Enrique de Nassau en 1536 y por Guillermo III en 1696.

Junto al castillo aun quedan restos de las murallas a las que Spínola y sus hombres se enfrentaron en 1625.

Claramente, se observa que Breda era una ciudad bien defendida y muy difícil de tomar. Además Nassau contaba con cerca de 14.000 hombres preparados para defenderla.

Ante esta situación Spínola optó por la misma estrategia que tan bien le funcionó en Amberes, el asedio. La defensa de la ciudad fue férrea, y se generó una intensa guerra de minas con túneles y contra-túneles que buscaban debilitar las murallas de la ciudad.

El cerco a Breda comenzó en agosto de 1624 y se extendió hasta junio de 1625. A pesar de lo debilitada que estaba la plaza, con la llegada del invierno los holandeses reavivaron sus esperanzas al conocer que ingleses y daneses iban a enviar refuerzos. Sin embargo, un nuevo acto heroico de los tercios, de esos que les hicieron ganarse su merecida fama en todos los campos de combate de Europa frenó las esperanzas rebeldes.

La cosa es que más de 8.000 daneses e ingleses se dirigían a romper el sitio a Breda. Sin embargo, cerca de 500 españoles (entre infantes, piqueros y ballesteros) fueron capaces de frenarlos, aprovechando la ventaja que les proporcionaba estar situados en un pequeño montículo que les hizo tener cierta ventaja ante los refuerzos de Inglaterra. Ante esto, los ingleses intentaron ocupar Amberes y frenar así el flujo de suministros que proveían a las fuerzas sitiadoras de Breda. También fracasaron.

Entre medias, un espía holandés (que resultó ser un espía doble español) se infiltró en la ciudad e hizo creer a Nassau que la resistencia era inútil y que no había refuerzos que esperar, además de exagerar el número de tropas españolas que se apostaban ante las murallas de la ciudad.

De esta forma, Breda se rinde finalmente el 5 de junio de 1625, y Justino de Nassau se arrodilla ante Spínola, el cual reconoce el arrojo de los holandeses, dejándoles que abandonen la ciudad con honores y evitando el saqueo de la misma. Esto último no sentó nada bien a muchos de los soldados españoles y a sus aliados… Ya se sabe que el saqueo era una forma habitual por la que los soldados se cobraban lo que nos les pagaba el rey.

En mi búsqueda de huellas españolas, yo también sigo a Velázquez. Desanimado por no encontrar casi ningún resto de la época hispánica en la ciudad, decido acercarme al museo Stedelijk (museo de la ciudad). Tal vez, pienso, allí tengan algo de la historia de Breda, que se remonte algo más atrás de la segunda guerra mundial (tenemos obsesión en Europa por esta guerra, probablemente por ser la más reciente).

Fue una grata sorpresa para mí, ya que no iba realmente con muchas expectativas, y pensaba que solo me iba a encontrar unas cuantas fotos en blanco y negro del siglo XX.

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Mapa del asedio de Breda en el museo Stedelijk.

Sin embargo, nada más entrar, veo escrito en letras grandes y en castellano: “Las lanzas”. ¡Host…saben quién fue Velázquez! ¡Y saben que les pintó! ¡Y encima les gusta!

Resulta que el restaurante del museo se llama “Las lanzas”, y no se acabó la cosa ahí. Al entrar al restaurante observo un gran cuadro (no tan grande como el del museo del Prado, pero igualmente grande) reproducción de “Las lanzas”. Emocionado (hay que entender que casi nunca encuentro cosas de estas en mis viajes, y cuando las encuentro me recriminan que sea español y me recuerdan que los españoles “eran malos”), voy hacia el mostrador. Me informan de que aún queda una hora antes de que el museo cierre y de que tienen una sección dedicada a la historia de España en Breda. La señora es muy amable, y me explica muy orgullosa que los españoles estuvieron mucho tiempo en la ciudad. Y encima no muestra ningún tipo ni de rencor ni de nacionalismo holandés. Entonces le digo que soy español, y se ofrece a enseñarme personalmente el museo y a indicarme las partes dedicadas a la historia de España. No era poco lo que tenía, algo menos de un tercio del museo estaba relacionado con la época española. Retratos de gobernadores, un mapa del asedio con el escudo de armas de la monarquía española, cascos militares, mapas de la época, mapas con las fortificaciones de la ciudad… A mí lo que más me gusta es una copia original de 1648 de la paz de Münster.

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Paz de Münster, en el museo Stedlijk.

Este documento es realmente importante. No sé si ya tengo dicho algo de él en artículos anterior, creo que no. España llevaba ochenta años de guerra en Flandes, defendiendo los derechos de su rey e imponiendo a la fuerza el catolicismo. Hoy tenemos claro que una religión no puede imponerse, y que ha de ser aceptada y asimilada libremente por los individuos que quieran seguirla. Pero en aquella época España necesitaba defender a un catolicismo que se veía atacado por todas partes, más que hoy. Esa ceguera religiosa, entre otras cosas, hizo que el poco oro (de todo el que llegaba de América) que no se perdía en la corrupción funcionarial de la corte, se destinase a estas guerras europeas, que muchos autores han definido como “el Vietnam español”.

Por eso, en mi opinión, el tratado de Münster fue una buena noticia. Para Holanda desde luego, pero también para España, que de nuevo volvió a desaprovechar una oportunidad para “modernizarse”. En definitiva, el tratado de Münster formó junto con el tratado de Osnabrück la paz de Westfalia de 1648. Con las firmas de estos tratados, España reconocía oficialmente la independencia de los Países Bajos y se retiraba hacia el sur, conservando la mayoría de territorios que hoy conforman Bélgica. Allí seguiría estando España sin muchas dificultades hasta 1713 (tratado de Utrecht), pero esa es otra historia.

Lamentablemente, el documento estaba dentro de una de una vitrina y no me permiten ojearlo. La señora se piensa que soy historiador “oficial” y me dice que puedo pedir un permiso. Pero la verdad es que soy jurista y economista y que esto no es más que un hobby. De todas formas el museo es una gran sorpresa para mí. Al salir volvemos al restaurante. Del techo pende una pica original de la época en las que desde Milán España venía a poner picas a Flandes.

También me hace una foto con la copia del cuadro, y me explica que lo hizo un pintor local de Breda que pasó una temporada en Madrid. Lamentablemente, ni recuerdo el nombre del pintor, ni el de la agradable señora que me enseñó el museo.

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Reproducción del cuadro de “Las lanzas” en el museo Stedlijk.

Previamente, había observado en el mapa que me dieron al llegar en la oficina de turismo, un curioso nombre en un lateral de una de las murallas de la ciudad: Spanjaardsgat,que literalmente significa “hoyo o pozo español”.

La historia que hay detrás de este nombre es muy curiosa. Al inicio del artículo contábamos cómo Breda había cambiado a menudo de manos. Una de esas veces fue en 1590, cuando los holandeses la reconquistaron hasta 1625.

La historia de cómo conquistaron Breda es realmente increíble, incluso cómica en cierta forma. Aunque a las autoridades españolas de esa época no les hizo mucha gracia, especialmente a Alejandro Farnesio.

De nuevo en esta ocasión, los rebeldes holandeses contaron con ayuda inglesa. Dos “pescadores” ingleses entraron en la ciudad donde contactaron con un mercader afín a la causa rebelde. Dicho mercader tenía un barco con el que introducía turba (un carbón de baja calidad) en la ciudad. Camuflados en dicho barco, un reducido número de soldados se introdujo en Breda. Fuerzas holandesas esperaban la señal para terminar el trabajo e introducirse en la ciudad. Sin embargo, esto no fue necesario, ya que los 70 primeros holandeses derrotaron a una guarnición de más 600 hombres que defendían la ciudad.

Hay que decir que en aquella ocasión Breda no estaba defendida por españoles, sino por italianos. Los territorios italianos aportaban a menudo hombres a los ejércitos hispánicos. En esta ocasión, la ciudad, la rindió un joven italiano, al que se le perdonó la vida aunque fue expulsado del ejército. No ocurrió lo mismo con varios de sus capitanes, a los que Alejandro Farnesio (capitán general de Flandes) no tuvo miramientos en ejecutar.

Este hecho sigue aún siendo recordado por los habitantes de Breda.

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Zona desde donde los holandeses retomaron Breda en 1590.

Pero esta no fue la primera vez que Breda se rindió a los holandeses. En 1577 tras la pacificación de Gante (la cual obligaba a los tercios españoles a salir de Holanda, aunque siguiendo esta bajo control hispánico), Guillermo de Orange vio la oportunidad de apresar la ciudad. Sin embargo, esta quedó defendida por mercenarios alemanes. Finalmente la promesa de pagarles las pagas atrasadas hizo que los alemanes cedieran la plaza a los holandeses.

Pero Breda era una ciudad importante, muy importante. Especialmente al encontrarse a medio camino entre Ámsterdam y Amberes. Por lo que apenas unos años después, en 1581, los tercios españoles comandados por Claude de Berlaymont recuperaron la ciudad. Gracias a la traición de un prisionero holandés, las tropas españolas consiguieron entrar en la ciudad. Tras una serie de enfrentamientos relativamente cortos, los tercios tomaron la ciudad y la saquearon, dejando varios centenares de muertos.

El resto ya está contado. El “caballo de Troya” holandés, el asedio de Spínola y el cuadro de Velázquez.

A pesar del titánico sitio a Breda por las tropas de Spínola en 1625, la ciudad volvió a manos holandesas, esta vez para siempre, en 1637 (tan solo 12 años después). A pesar de la feroz resistencia española, el apoyo de Francia facilitó la toma definitiva de Breda por parte holandesa.

Al igual que en España el asedio de 1625 fue fuente de inspiración artística, la salida de las tropas españolas en 1637 también inspiró a numerosos artistas holandeses. Holanda comenzaba a construir su identidad nacional sobre la vencida España, que una década después reconocería la independencia de los Países Bajos, firmando la paz de Münster. En este viaje yo he tenido la suerte de poder ver este documento y de recordar a españoles y holandeses lo que aquí ocurrió. Hechos tremendos que vincularon para siempre a estas dos naciones.

Hay que añadir que otro grande de la literatura castellana, Pedro Calderón de la Barca, también escribió sobre el asedio de Breda, en su comedia: “El sitio de Breda”. Velázquez se inspiró en ella, pero también en el propio Spínola, al que conoció en su primer viaje a Italia.

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Antigua iglesia de Breda.


Fuentes:

https://historiayguerra.net/2014/02/24/ ... 1624-1625/
https://revistadehistoria.es/el-sitio-de-breda/
https://sobreholanda.com/2012/05/22/el- ... -de-breda/
http://vivelostercios.blogspot.com/2015 ... breda.html
http://www.elcaminoespañol.com/blog/233-el-asedio-de-breda/
https://blogs.ua.es/losterciosespanoles ... reda-1625/
cervantesvirtual.com/
https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada
"La préponderance espagnole (1559-1660)" de Henri Hauser.
Visita personal a la ciudad de Breda.

 

Blog del autor:  https://aquiestuvoespana.wordpress.com/

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