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Habitualmente la mayoría de los artículos que escribo se desarrollan en el marco histórico de los Países Bajos españoles, es decir entre 1556 y 1714.

Fuera de estas fechas, la presencia española en los Países Bajos es muy pequeña, ni siquiera se dejó una huella genética que aún hoy permitiese asociar a España con estas tierras.

Sin embargo, que esta presencia fuera escasa no quiere decir que fuese nula. España mantuvo su influencia global durante muchos años aún, conservando territorios en todo el mundo y participando en muchos de los conflictos bélicos que se desarrollaban entre las potencias europeas.

Así pues, en muchos episodios en los que inicialmente se podría pensar que no participó nuestro pueblo es posible encontrar esa “pequeña” representación española que de una forma u otra participó en la construcción del mundo moderno y contemporáneo.



Hubo españoles en Rusia luchando con los alemanes en la II Guerra Mundial (División Azul), pero también los hubo con los aliados combatiendo al tercer Reich, y es ampliamente conocida la participación de “la nueve” (compañía formada por exiliados republicanos) en la liberación de París en 1944. También hubo un español en el desembarco de Normandía, Manuel Otero, gallego que al exiliarse de España se alistó en el ejército estadounidense.

Quizá ninguno combatió por un afán de servir a su país, pero sin duda sí lo hicieron para servir a sus ideas o por otros motivos. Desde luego, a ninguno de ellos les obligó nadie a estar allí y sin embargo, allí estuvieron. Y lo mismo puede aplicarse en otros campos, y no exclusivamente al militar o bélico, donde parece abundar la presencia española.

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Monolito conmemorativo de la batalla de Waterloo. Fuente: elaboración propia.

Casi un siglo antes de las guerras mundiales, Europa también estaba arrasada por la guerra. Pero esta vez era la Francia napoleónica la que ponía en jaque a los antiguos regímenes europeos, los cuales ya vaticinaban su final ante las ideas nacidas o derivadas de la reciente revolución francesa.

No obstante, este final tardó en consumarse, y en algunas naciones actuales como Reino Unido, la monarquía sigue constituyendo la base de sus estados. En el caso de este país, gran parte de la culpa la tiene la victoria de los británicos sobre Napoleón, más concretamente la acontecida en Waterloo en 1815.

Y en Waterloo, aunque se tenga poca constancia, también hubo españoles.

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Monolito conmemorativo de la batalla de Waterloo. Fuente: elaboración propia.

Probablemente, casi todo el mundo habrá oído este nombre; muchos lo asociarán con la famosa canción del grupo sueco ABBA, pero otros muchos sin duda lo vincularán a la batalla que tuvo lugar el 18 de junio de 1815 cerca de la localidad belga de Waterloo.

Brevemente, puede resumirse como la batalla definitiva en la que las tropas anglo-aliadas (británicos, prusianos, holandeses, estados alemanes…) comandadas por el Duque de Wellington se impusieron a las tropas napoleónicas, provocando la caída del imperio francés y el exilio forzoso de Napoleón a la isla de Santa Elena, donde pasaría el resto de sus días.

Se ha escrito mucho y podría escribirse aún más sobre esta batalla. Pero este artículo no va de eso, por muy interesante que sea saber cómo franceses e ingleses se pegaron mandobles entre ellos provocando casi más de 40.000 muertos y poniendo fin a la locura expansionista de Napoleón. No va de ingleses ni franceses, sino de un español, vasco en concreto: Miguel Ricardo de Álava.

Antes de entrar a hablar de la interesante vida de este personaje, es importante señalar que lo más probable es que hubiese más españoles ese día, y que probablemente muchos murieran allí. Numerosos soldados españoles habían combatido con los franceses en Rusia y Dinamarca, por lo que ninguna objeción puede ponerse a la posibilidad de que tomasen partido también en Waterloo. En 1808 una división expedicionaria española al mando del Marqués de la Romana se trasladó a Dinamarca para luchar junto a los franceses. Cuando España declara la guerra a Napoleón, muchos españoles desertan y otros son obligados a marchar lejos para combatir a Rusia. Aunque muchos son hechos prisioneros por los rusos, el zar les trata como aliados e incluso se constituye con voluntarios españoles el regimiento imperial Alejandro.

No obstante, si la figura de Miguel de Álava ha destacado sobre las demás, es por el hecho de su cercanía con el duque de Wellington.

De Álava, nacido precisamente en esa ciudad vasca, es el único español “conocido” que participó tanto en la batalla de Trafalgar (bajo las órdenes del almirante Gravina) como en la de Waterloo. Es decir, en dos de las principales y escasas derrotas sufridas por la Francia de Napoleón.

Sabiendo esto y coincidiendo con el duocentésimo tercer aniversario de la batalla (acaecida el 18 de junio de 1815), decido visitar el escenario de la batalla, que incluye además una representación histórica en vivo de este acontecimiento.

Tras tomar el tren desde Bruselas, la estación más cercana es la de una localidad llamada Braine l’Alleud. Andando aproximadamente 25 minutos se llega al paraje histórico donde se desarrolló la batalla.

Es curioso que, pese a que la batalla no se desarrolló en Waterloo sino en una localidad cercana, Wellington le otorgó este nombre ya que tenía por costumbre poner a las batallas el nombre del sitio en el que había dormido la noche anterior, en este caso, Waterloo.

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Recreación histórica de la batalla de Waterloo. Fuente: elaboración propia.

Algo apartada de las zonas urbanizadas, se puede visitar la estatua conmemorativa de la batalla, consistente en un león de hierro fundido, que apoya su pata sobre un globo terráqueo, el cual se asocia con la paz y sosiego que alcanza Europa después de las sacudidas de Napoleón.

La escultura se halla en la cima de una colina artificial de 40 metros de altura, a la que se accede tras subir 226 peldaños y desde la que se dominan los campos donde ambos ejércitos se enfrentaron. En el 200º aniversario de la batalla tuvo lugar una magna recreación de la misma, con centenares de actores. Sin embargo, la que yo veré hoy es mucho más modesta y se realiza tras un pequeño bosque aledaño. Junto al bosque se encuentra Hougoumont, una antigua posada donde también se produjeron enfrentamientos.

En esta ocasión, la representación histórica no fue muy impresionante. La falta de voluntarios hizo que contara con la participación de unidades pequeñas y formaciones reducidas, el vestuario no estaba muy logrado y los cañones no siempre funcionaron como se esperaba. Sin embargo, las explosiones, humos y gritos consiguen una aproximación muy real al horror que debió vivirse en esta batalla en la que tantos hombres murieron.

Mucha gente, especialmente familias se acercan a ver el espectáculo. Vale la pena, pues reproduce lo que se vivió en estas campiñas belgas y contribuye a mantener viva la historia y conciencia europeas. Saber de dónde se viene siempre es importante. Además la gente se lo pasa bien contemplando la recreación e incluso hacen bromas cuando algún cañón falla o se les atranca provocando un ruido que a mí me recuerda al de los globos desinflándose. En cualquier caso, es muy meritoria la labor de los participantes en la recreación.

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Recreación histórica de la batalla de Waterloo. Fuente: elaboración propia.

Tras el final del espectáculo era posible hacerse fotos con los soldados, así como visitar un pequeño campamento que simulaba las condiciones en que vivían los británicos junto con sus aliados prusianos y holandeses.

Precisamente, según algún historiador, Miguel de Álava fue el “único militar querido y estimado por Wellington, hasta el punto de alojarlo en su misma casa”. Además De Álava fue uno de los pocos “privilegiados” que la noche siguiente a la victoria compartió mesa con el duque de Wellington. Yo no puedo asegurarlo, pero hay historiadores que incluso aseguran que fue el único que comió con él esa noche. Tal vez una visita a la posada donde cenaron me lo hubiese aclarado, pero lamentablemente no tengo tiempo para visitarla en esta ocasión (se encuentra en el centro de Waterloo).

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Retrato de Miguel de Álava.

Pero, ¿quién fue exactamente este español que, pese a no tener una importancia mayúscula en la batalla, se coló hasta la cocina de muchos de los acontecimientos que conmovieron Europa esas décadas? No he podido profundizar suficientemente en su figura, pero lo que está claro es que la vida de Miguel Ricardo de Álava fue de todo menos aburrida.

Nacido en una familia noble, heredó de su tío la vocación por la armada, a la que sirve en América y Europa. Tras el comienzo de la invasión francesa, parece ponerse del lado de estos, e incluso es parte de la junta que aprueba la constitución de Bayona (si bien, alega su condición de militar y no de político para no firmarla). Sin embargo, Álava no tardó en dejar su puesto en Vitoria para unirse al bando patriota en Madrid, participando en diversas acciones contra los franceses (como anécdota cabe señalar que en Dueñas los franceses le volaron los testículos, algo que en ocasiones le refería Wellington en sus cartas, y lo que quizá explica su perseverancia a la hora de combatir a Napoleón).

Después de comer algo, visito el Memorial 1815. Situado justo debajo de la colina del león, permite realizar un recorrido interactivo que ayuda a comprender lo que realmente fue la batalla y que me pareció muy interesante. Además, al ser el aniversario de la batalla, se respira un ambiente festivo, con muchos turistas locales y extranjeros que se acercan a ver los actos que se realizan y a visitar el monumento.

No veo nada vinculado con España, a excepción de unos paneles en el museo en los que se recuerda a los dirigentes de las naciones europeas de la época. Entre ellos, hay uno de Fernando VII y en las anotaciones se específica en letra pequeña que la primera derrota de un ejército napoleónico fue en Bailén. Un detalle que han tenido…

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Referencia a la victoria española en Bailén. Fuente: elaboración propia.

En cierta medida, el memorial mantiene una neutralidad histórica sin posicionarse por ningún bando. Sin embargo, se percibe cierta nostalgia hacia los ejércitos napoleónicos, justificable en parte por el carácter francófono de esta zona del sur de Bélgica.

Ya explicamos (en rasgos generales) quién era Miguel de Álava y de dónde provenía. Cabría ahora preguntarse qué provocó que este personaje fuese el único español (conocido, recordamos) que estuvo presente en Waterloo.

En 1815 De Álava era embajador de España en Bélgica y, a petición del propio Wellington, se incorporó (de manera “extraoficial”) al estado mayor del duque.

Pero la amistad entre ambos (al parecer compartían muchos gustos y aficiones) se fraguó años antes, durante la campaña británica en la península, en el marco de la “guerra de la independencia” o “guerra del francés”. Como expuse previamente, De Álava había marchado a Madrid para combatir a los franceses. Una vez allí, es destinado como enlace a Portugal, para ayudar precisamente a las tropas de Wellington. Por su habilidad en las misiones encomendadas, pronto se ganó la simpatía del general británico, e incluso, llegó a estar al mando de las tropas que tomaron Ciudad Rodrigo. También fue muy importante su labor como intérprete, ya que Wellington tuvo serios problemas para entenderse con las juntas militares españolas. Estas vicisitudes ayudaron a forjar un estrecho vínculo entre ambos.

Es muy interesante leer el despacho que emite De Álava al gobierno español tras la victoria (véase el siguiente link http://www.batalladetrafalgar.com/2013/ ... as-de.html).

El despacho no solo es interesante por la descripción que hace de la batalla (la cual no entramos a describir en este artículo), sino por la referencia final que hace a otro español, que al parecer también estuvo en Waterloo, Nicolás Minussir. De Álava se refiere a Minussir como capitán del regimiento de tiradores de Doyle, y añade que “se portó con el mayor valor y bizarría” y que la corona debería sin duda darle “una prueba de satisfacción”.

Sin embargo, no he podido encontrar mucha más información sobre este español u otros que formasen parte de esta decisiva victoria que salvó a Europa de las ambiciones de Napoleón.

¿Y qué pasó con De Álava después de la batalla? Es fácil imaginar, por la vida que llevó, que la ideología de De Álava no era absolutista. Su liberalismo le ocasionó numerosos conflictos con el eégimen de Fernando VII. Con el favor de los ingleses, consigue ser embajador tanto en París como en Londres. Llegó a ser incluso presidente del consejo de ministros. Sin embargo, estos momentos se mezclan con otros de exilio en Londres o incluso de detenciones en Madrid.

En 1843, regresa a España desde la embajada de Londres. Muy enfermo, muere al poco de regresar.

Ha sido una gran sorpresa conocer la figura de estos dos españoles, que para mí eran totalmente desconocidos antes de visitar Waterloo. Es “una pena” el desconocimiento que sigue habiendo en España hacia tantos personajes que, como Miguel de Álava, se dejaron la salud y aún la vida en tierras tan lejanas a las suyas.

Espero que artículos como éste sirvan para un primer acercamiento a esta figura de cualquier español que, movido por la curiosidad de la historia, se acerque algún día a los campos de Waterloo.

A pesar de que en el memorial 1815 no se hace ninguna referencia a De Álava, yo me conformaré pensando que algunos de los oficiales que aparecen representados en el museo junto a Wellington es Miguel de Álava, y que España en cierta manera estuvo ese día defendiendo a Europa en Waterloo.



Fuentes:

https://www.efe.com/efe/espana/cultura/ ... 05-2639054
https://www.elperiodico.com/es/internac ... oo-4288396
https://www.diarioinformacion.com/socie ... 46462.html
http://www.quo.es/ser-humano/miguel-ric ... -waterloo/
https://www.elconfidencial.com/ultima-h ... oo_607323/
https://www.abc.es/cultura/20150618/abc ... 72124.html
http://www.batalladetrafalgar.com/2013/ ... as-de.html
https://books.google.be/books?id=KkoUAA ... ir&f=false
https://en.wikipedia.org/wiki/Miguel_Ricardo_de_Álava
http://valoniabelg/produit/attractions/ ... ismo.es/es
Visita personal el 24 de junio de 2018


Bruselas, 2 de julio de 2018

 

Blog del autor:  https://aquiestuvoespana.wordpress.com/

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Articulo: Un vasco en Waterloo.