Los territorios de las actuales Repúblicas de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, dependían de la administración del Virrey de Lima (Perú), pero teniendo en cuenta la extensión del territorio y la dificultad de las comunicaciones en esa época, el Rey Carlos III, aprovecho la oportunidad que se le presentaba de enviar una flota compuesta de alrededor de cien barcos que transportaban una fuerza de 8000 infantes, 600 dragones, 400 artilleros con dos trenes de artillería, 10 ingenieros y un numero desconocido de obreros de maestranza, los cuales venían al mando del Teniente General don Pedro de Cevallos, y el comandante naval era el Marques de Tilly.-
El envío de tan poderosa fuerza, tenia por objetivo primario, frenar los constantes avances de los portugueses sobre los territorios de España, y su violación consecuente al Tratado de Tordesillas, ya que no habiendo suficientes tropas como para enfrentarlos, esto se le hacia fácil, pero además se buscaba facilitar la administración de estos territorios, dándoles una autoridad que estuviera mas cercana y pudiera resolver sus problemas con rapidez. La elección de Cevallos no fue fortuita, ya que éste había sido Gobernador diez años antes y tenia conocimiento del territorio y de sus poblaciones, además había participado en campañas contra los portugueses en el mismo territorio.-
Dentro de las consideraciones se establecía que:

... El que fuese mandado, ha de tener precisamente con el gobierno y el mando militar, el gobierno y el mando político de la Provincia de Buenos Aires, porque sin él no podría mover a aquellas gentes. También conviene que su mando se extienda a las provincias del Plata, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra y todas las que comprende la jurisdicción de la Audiencia
de Charcas, porque con todas ellas se conforman las posesiones antiguas y las usurpaciones modernas de los portugueses...

 

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La división administrativa del Virreinato del Río de la Plata

 


El 1º de agosto e 1776, Cevallos fue puesto a cargo de la expedición, pero el Monarca había agregado al proyecto original los territorios de Mendoza y San Juan, que originalmente dependían de la Capitanía de Chile, ya que territorialmente eran más afines al nuevo virreinato. Cevallos fue nombrado Virrey y Capitán General, y se estableció que la sede de su gobierno seria la Ciudad de Buenos Aires, y antes de su partida, recibió de parte del Rey con fecha 15 de agosto sus instrucciones finales, donde se le decía que el principal objetivo de la expedición era el militar, y la comisión que se le daba era hacer la guerra a los portugueses
que hostilizaban aquellos dominios, debiendo levantar milicias entre los habitantes de estas tierras, para mantener las fronteras y el Río de la Plata, dentro de las posesiones de la corona española.-
De esto se desprende que la importancia que habían tomado estas tierras para la corona, que veía a las mismas como algo importante y que debía ser mantenido y gobernado de una manera mas directa, ya que el intento portugués de extender sus dominios hacia el sur llegando al borde del Río de la Plata, ante la imposibilidad de internarse en el Matto Grosso, hacían apetecibles las fértiles tierras de las pampas que empezaban en la actual Río Grande do Sul y se extendían por todo el territorio uruguayo, ponía en peligro su dominio, además que los ingleses habían empezado a incursionar también, y fueron rechazados por Cevallos en el 1763, al intentar apoderarse de la banda oriental y usar el puerto de Montevideo como base para sus desplazamientos hacia la India, ya que en esos momentos el puerto de Ciudad del Cabo estaba bajo dominio holandés, en esa oportunidad el
General, también quitó del dominio portugués a la colonia del Sacramento y Santa Catalina, y por ello fue ascendido a Capitán General (8/6/1777), siendo muy apreciado por el Rey, quien concedió a la hermana de Cevallos, a su fallecimiento, el titulo de Marquesa de colonia, en reconocimiento a los meritos de sus servicios.-
La escuadra zarpa de Cádiz el 1 de noviembre de 1777, la importancia de la misma está dada por el rango y la experiencia de los oficiales superiores que la comandaban y los cuales tuvieron relevancia en la historia del Virreinato al ocupar cargos de relevancia. Al frente estaba un Capitán General de los Reales Ejércitos (Cevallos), cuatro Tenientes Generales (Vertiz, Arredondo, Melo de Portugal, y el Marques de Aviles), dos Brigadieres (los Marqueses de Loreto y Sobremonte), Dos Mariscales de Campo (Olaguer y Feliú y Pino), un Jefe de Escuadra (Liniers y Bremont) y un Brigadier de la Real Armada (Hidalgo de Cisneros).

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El Virrey Vertiz

En octubre de 1777, se produce el arribo de Cevallos a Buenos Aires, previo paso por los territorios de la Banda Oriental, una vez establecido en su sede de gobierno empezó a producir decretos que mejoraban las condiciones del territorio, el más importante fue el del libre comercio entre Perú y Chile, dejando de lado la interdicción que existía de que únicamente se comerciaba con Lima; además instaló la Audiencia, el Tribunal de Cuentas y el consulado, elevando la importancia de Buenos Aires como cabeza del
gobierno.-
Pero más allá de los intentos de portugueses e ingleses de arrebatar territorios, otra era la preocupación de Cevallos que bien conocía a este secular enemigo, que producía mucho más daño que los otros invasores, éste era EL INDIO.-
En notas enviadas el Ministro Gálvez a cargo de los problemas americanos, le informaba que la gran cantidad de campos incultos y despoblados, se debía a que éstos constantemente asolaban las fronteras causando gran mortandad.
En una nota exponía (...)la continua y cruel guerra que las numerosas naciones de indios infieles, errantes en las vastas campañas de este dilatado país, y bien provistos de caballos, han hecho a los pobres vecinos de la campaña, y a los que transitan para sus tráficos y comercio en las provincias confinantes de Córdoba y Mendoza (...)
(...)Son tan inhumanos que se deleitan en matar, sin perdonar edad ni sexo, y sólo reservan alguna vez la vida a las mujeres para sus abominables vicios. Excede a toda ponderación el rigor de estos bárbaros, que no tienen religión ni se les conoce más que alguna corta señal de su idolatría al sol.-

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Indio pampa

Para procurar amedrentarlos y alejarlos de las fronteras y poblaciones existentes propuso una “entrada” (expedición) general a sus dominios con gentes reclutadas desde Buenos Aires a Mendoza, ya que eran los más conocedores de la zona y de las características de lucha del indio, algo totalmente desconocido para las tropas europeas más acostumbradas a las tácticas y normas usadas en ese continente.-

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Iconografía de la época de los indios pampas

El Rey aprobó el proyecto, y autorizó la creación de una Junta de Guerra, que seria la encargada de estudiar y organizar esta acción, la cual luego de ver los pros y contras aconsejó no llevar a cabo la expedición, en vista de la carencia de medios tanto humanos como materiales, y aconsejó reforzar la línea de la frontera, creando nuevos fortines y dotándolos de tropas en condiciones de enfrentar una amenaza a tiempo, ya que en el informe que se emitió al respecto se detalla que (...)poca eficacia tendría este elemento pasivo, si los mismos estaban construidos con una simple defensa de palo a pique formando un cuadrado,
con un galpón para alojamiento de los pocos milicianos, un mangrullo para otear el horizonte y un cañón cuya sóla función era avisar a los habitantes de la comarca la cercanía de un malón, para que se pusieran a resguardo y tomaran los recaudos para su defensa, y tales fortines sólo podían servir para que los salvajes se ensañaran con él sin importarles el poco daño que le pudieran causar las balas de los fusiles o del cañón(...)-


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Mangrullo hecho con los elementos que comunmente se encontraban

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Fragmento de la pintura " El Malon"

Es por eso que nunca resultó sencilla la defensa de las vastas extensiones que comprendían el territorio del Virreinato al sur de la línea imaginaria que unía Buenos Aires con Mendoza, ya que las costas estaban totalmente deshabitadas y carecían de interés para corsarios y piratas, y el interior quedaba abierto al ataque del indio, ya que éste, al estar mejor montado y con mayor cantidad de individuos, podía atacar a placer en cualquier lugar, ya que no había forma de prevenir su llegada en la vasta extensión de la
llanura por la escasa línea de defensa y las pocas tropas existentes.-
Ante estos elementos el Rey, dentro de las instrucciones dadas a Cevallos establece:

Art. 16- Como la presente constitución de la America Meridional hace recelar de que muchas veces ella sea el teatro de una guerra y que en estas circunstancias es preciso sacar todo el partido posible de sus propias fuerzas y recursos, os encargo que procuréis levantar todas las milicias que puedan formarse en las provincias de vuestro mando, comisionando a este fin oficiales de toda satisfacción y dando las providencias mas eficaces y oportunas para su vestuario, armamento y disciplina; y concluida la
expedición actual habéis de arreglar la cuota anual de caudales y la dotación de tropa veterana y bajeles de guerra que juzgareis precisas para mantener aquellas fronteras y el Río de la Plata en respeto y defensa.-

Pero el regreso a España de gran parte de las tropas que participaron de esta expedición, dejó nuevamente en claro que la escasa población española, no estaba en condiciones de poder nutrir de los hombres necesarios para mantener las tropas en situación de combate, además que en la península los cuarteles estaban en ciudades y villas relativamente cercanas unas a otras, a diferencia de las vastas extensiones existentes entre los pequeños núcleos de población en la zona de la frontera, lo que
hacia que las autoridades se vieran obligadas al alistamiento de vecinos (población afincada) para completar a las unidades regulares, lo que dió pie a que se cometieran un sinfín de abusos en nombre de los “servicios al Rey”, hecho que se sucedió a través del tiempo hasta que se llegó al servicio militar obligatorio ya en época de la República Argentina establecida .-

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Defensa de "Palo a Pique" recreada en un fortín (el mangrullo normalmente no era tan alto)

Ahora veamos cómo estaba organizado el Ejército Virreinal.
Como elemento suplementario a las normas anteriores existían en América como elemento marco organizativo las ORDENANZAS DE SU MAJESTAD PARA EL RÉGIMEN, DISCIPLINA, SUBORDINACIÓN Y SERVICIO DE SUS EJÉRCITOS, promulgada por Carlos II en 1768, por lo que a la cabeza de todas las fuerzas estaba el Virrey como Capitán General del territorio, y era el responsable de la defensa y de las acciones que pudieran corresponder para la manutención de los Derechos de la Corona sobre estas tierras. Ante la ausencia de éste, lo suplantaba la Real Audiencia, que tomaba la denominación de Audiencia Gobernadora, en la persona del regente o del Oidor Decano. La parte militar estaba a cargo del Inspector General quien tenia a su cargo la tropas regladas (regulares) y milicias (de tiempo parcial) de caballería e infantería. Posteriormente se modificaron las atribuciones, pasando a depender del Virrey la Artillería y el Real Cuerpo de Ingenieros, ya que éstos estaban bajo mando directo del Rey y sus representantes en las colonias.-
Los inspectores y subinspectores debían, cada tres años, realizar una visita a las unidades regladas o milicias y proponer los cambios necesarios para su mejor desempeño.

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Regimiento de Dragones c.1718, eran las tropas que normalmente cubrían la dotación de los fortines

En el caso de ausencias transitorias del Virrey, el Teniente del Rey de Buenos Aires tomaba a su cargo el reemplazo. A continuación del Virrey, en el manejo administrativo del territorio estaban los Gobernadores Intendentes, cargo creado seis años después de la instauración del Virreinato bajo el gobierno del Teniente General Juan José de Vertiz. En 1782 se dicta la Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes del ejercito y provincias del Virreinato de Buenos Aires, donde
se establecía que esta administración quedaba subdividida en ocho intendencias, teniendo posteriormente una cédula aclaratoria en 1785, para posteriormente quedar reestructuradas definitivamente, así:

Intendencia de Buenos Aires, que abarcaba las actuales provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, La Pampa, la Banda Oriental (actual R.O. del Uruguay) y la Patagonia, dependiendo directamente del Virrey, y existiendo en Montevideo un delegado del mismo con el cargo de Gobernador.

Intendencia del Paraguay, con competencia en todo el territorio de la actual República del Paraguay, con su capital en Asunción.

Intendencia de La Paz, formada por los actuales territorios de esa provincia de Bolivia, siendo su capital la misma ciudad.

Intendencia de Potosí, integrada por Chayanta, Tarija, Atacama, una zona de Antofagasta (Chile) en el Pacifico, Chichas, Lipes, Porcos y su capital establecida en Potosí.

Intendencia de Cochabamba, comprendía la provincia del mismo nombre, Santa Cruz de la Sierra y el distrito de Mojos, su capital estaba en Oropesa, más conocida como Cochabamba.

Intendencia de Córdoba del Tucumán, integrada por las actuales provincias de Mendoza, San Juan, La Rioja, San Luis, y el territorio de la actual Córdoba, siendo su capital la ciudad del mismo nombre.

Intendencia de Salta, se extendía a las actuales provincias argentinas de Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy, Catamarca y la boliviana de Puno al norte del lago Titicaca, pasando esta ultima en 1796, a depender del gobierno de Lima.

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Regimiento de Blandengues, con cuatro compañias cubrió la dotación de cuatro fortines

Además, cuatro gobernaciones militares, dos colindantes con los territorios portugueses en la actual Bolivia, las de Moxos y Chiquitos, las de Las Misiones, en la actual provincia del mismo nombre y en Montevideo que cubría todo el actual territorio del Uruguay, los gobernadores intendentes tenían a su cargo los cuatro ramos de la administración Justicia, Policía,
Hacienda y Guerra, pero como lo establecían las normas de su creación seguían en un todo subordinados a la autoridad del Virrey, que era el representante del Monarca en America, y de las leyes y decretos que regían al resto de las posesiones españolas en America.
Este sistema de gobierno descentralizado ponía en manos de los gobernadores intendentes el mantenimiento de las tropas, y para ésto los artículos comprendidos entre el 220 al 274 son altamente ilustrativos en lo que hace a la asistencia de las tropas, su disciplina, la marcha en localidades, vehículos para bagajes, alojamiento, revistas mensuales, formación de depósitos y hospitales en campaña, almacenes de guerra, conservación y mantenimiento de las fortificaciones y edificios militares, y las instrucciones establecían que (...) en todo lo perteneciente a Guerra tengan los de provincia la debida subordinación al General de Ejercito, y así éste como aquellos guarden la que corresponda al Virrey como jefe superior de aquellas provincias, y que observen buena correspondencia con los respectivos jefes militares (...)

También establecía cómo era el sostenimiento de las fuerzas en todo los momentos: (...) Quiero y mando también que los Consejos o Juntas de Guerra que tuviesen los Virreyes, Capitanes o Comandantes Generales para cualquier expedición, distribución o movimiento de tropas, hayan de concurrir los intendentes, no sólo para proponer lo que se les ofreciere sobre puntos expresados en su inspección, sino también para que se enteren de todo individualmente, a fin de tomar con el posible acierto de sus medidas (...)

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Mapa de época donde se establecen la ubicación de las guardias y fortines en la zona del río Aalado

El intendente que se menciona en este último tramo no es el gobernador intendente, sino que es el Intendente del Ejercito y Real Hacienda, una nueva figura administrativa creada para el manejo de las Cajas y Contadurías del Río de la Plata, donde se incluía lo económico del Ramo de Guerra, y ésto había sido determinado por el Secretario de Indias Don José de Gálvez, y el primer responsable de esta función fue Manuel Ignacio Fernández. Esta medida suprimió la superintendencia de la Real Hacienda, que confería al Virrey la facultad de disponer de los caudales a su criterio y ponía en la estructura una función similar a la de un actual
Ministro de Hacienda, que reportaba directamente a Madrid.
Teniendo en cuenta todos estos antecedentes citados precedentemente, veamos cómo era la organización militar en el Virreinato del Río de la Plata, y cuales eran las atribuciones y funciones:

VIRREY
Como representante directo de la Corona, desempeñaba la función de Capitán General y Gobernador del territorio, dependiendo de él todas las fuerzas de mar y tierra.

INSPECTOR GENERAL
Por Real Cédula del 8 de noviembre de 1783, se instituyó y asumió este cargo el Brigadier Olaguer y Feliú.

A fin de que no se confundiera con su similar, el Inspector General de las Tropas de Indias que tenía su sede en Madrid, se lo transformó en Subinspector General.
Al no existir reglamentos específicos para su función podemos inferir que su responsabilidad era:

- Velar por el cumplimiento de la disciplina de las tropas veteranas (regladas) y las milicias de todo el territorio, quedando fuera
de su competencia el Real Cuerpo de Artillería y el Real Cuerpo de Ingenieros, que eran tropas de la Casa Real y dependían directamente del Virrey como representante del monarca.
- Llevar el registro de los méritos y actividades de los oficiales.
- Mantener actualizado el estado de las distintas unidades, su asiento natural, y las funciones que estaban realizando, y si correspondiera recibir el prest.
- Realizar cada tres años una visita de inspección a las unidades de todo el Virreinato, verificando el estado del equipo y si las unidades estaban con la cantidad de tropas que debían y, si era necesario, establecer la norma para el reclutamiento. Estas visitas debían ser informadas al Virrey a fin de que éste estuviera en conocimiento del estado y cantidad de tropas disponibles en cada gobernación.
- Era responsable de preparar los planes defensivos, los que en tiempo de paz debían ser elevados al Virrey y por éste al Monarca para su aprobación, para que fueren ejecutados en caso de peligro inminente.

TENIENTE DEL REY
Tuvo existencia hasta que la Real Audiencia de Buenos Aires creó el cargo de Inspector General. Después de esta fecha, desaparece su mención de los escritos oficiales y sólo se menciona al Sargento Mayor de Plaza.
Las Ordenanzas Generales del Ejército establecían que era el segundo en el mando de la plaza y era el responsable de velar por el cumplimiento de las órdenes del Gobernador, asumiendo las responsabilidades políticas en caso de ausencia de éste.

SARGENTO MAYOR DE LA PLAZA
Subordinado al Teniente del Rey, era el responsable de la distribución de los servicios de guarnición (patrullas, centinelas, rondas), mantenía los registros de los efectivos, revisaba los relevos de guardias y verificaba que los puestos previstos en caso de alarma fueran ocupados con presteza, llegando a reemplazar al jefe responsable de ser necesario.

COMANDANTE DE ARMAS O COMANDANTE MILITAR
Este cargo se estableció en zonas que por su especial situación geográfica o importancia de la población, hacia necesaria su existencia, con un amplio conocimiento de la región, sus características y recursos, de la distribución de los pobladores, debiendo tener ganado un buen prestigio entre éstos a fin de lograr su apoyo para su función
Con dependencia directa al Subinspector General o al Comandante General de Campaña, tenia autoridad directa de las tropas de su región, cumpliendo funciones de policía y militares. También tenía directa responsabilidad de la reunión, organización e instrucción de las milicias. Era el responsable también de la provisión de caballos y de los medios de transporte y movilidad necesarios en caso de ser requeridos para operaciones.
Dentro de sus funciones de policía era el responsable de la custodia de los chasquis y correos que circulaban por su región, como así también reprimir a los ladrones y asaltantes, contrabandistas, detención de desertores, y de la custodia de la cárcel local hasta que fueran juzgados, y en caso que correspondiera, se remitiera a los detenidos a las prisiones reales.

COMANDANTE GENERAL DE FRONTERA
Era el responsable de la organización y mantenimiento de los puntos fuertes de la frontera, era quien tenía a su mando a los Blandengues y quien convocaba a las milicias cercanas en caso de ataque de los indios.

MAESTRE DE CAMPO
Los jefes de sectores de frontera con los indios, tenían esta denominación y eran quienes tenían el conocimiento de las características de los indios de su zona y la responsabilidad del mantenimiento de las patrullas que daban la alerta a los ataques de los indios. Secundaban al Comandante General de Frontera en la tarea de la defensa.

Existían otras autoridades militares transitorias que desaparecían al terminar los hechos que la motivaban:

COMANDANTE GENERAL DE LA CAMPAÑA DE LA BANDA SEPTENTRIONAL DEL RÍO DE LA PLATA
El Inspector General (o Subinspector) ocupaba normalmente este cargo, tenia autoridad sobre todos los Comandantes de Armas de la campaña de su jurisdicción y su función era la preparación para la defensa de los puntos amenazados utilizando para esto todo el recurso existente en la misma, hasta el rechazo del invasor

CUARTEL MAESTRE GENERAL DEL EJERCITO EN CAMPAÑA
Su función era el equivalente a un Jefe de Estado Mayor, habiendo quedado claramente establecido en las órdenes dadas por el Virrey Sobremonte al Coronel Pedro de Arce, al ser designado con este título para la Banda Oriental.

CONSEJOS O JUNTAS DE GUERRA
Este organismo se constituía cada vez que existía un grave peligro, ya sea interior o exterior, durando el tiempo que se mantenía éste. Sus dictámenes se emitían a través de actas que eran aprobadas o rechazadas por el Virrey. El ejemplo más claro la da la que se creo con motivo de las invasiones inglesas que fueron presididas por el Comandante General de Armas Don Santiago de Liniers, quien desplegó las actividades necesarias para poner a las milicias en situación de combate, proveyéndolas de armas y municiones y todo otro elemento necesario para su normal desempeño.


LA DEFENSA DE LAS FRONTERAS CONTRA LAS INCURSIONES EXTRANJERAS

La situación de las fronteras fue siempre un problema latente, más con la permanente intención portuguesa de apropiarse de territorios españoles. Los conflictos estaban centrados en el Paraguay, Río Grande, Moxos y Chiquitos en el norte y en la Banda Oriental, ésta última clave para el dominio del Río de la Plata. Además de la ocupación de las Islas Malvinas por parte de los británicos, ponía en situación muy crítica a las posesiones españolas.
El objetivo primario era la recuperación de la Colonia del Sacramento de las manos portuguesas, pero también lo era el mantener a los puertos principales en condiciones de repeler los ataques de piratas y enemigos, para lo cual se erigieron fortalezas en Buenos Aires. Este fuerte era de una relativa importancia, ya que al estar asentado en las orillas del río, y dado que éste tenia escasa profundidad, sólo podía ser asaltado por embarcaciones menores las cuales quedaban bajo el fuego de los cañones de 24 libras, pero era indefendible de un ataque por tierra, ya que tenía cercanas las construcciones de la ciudad, lo que impedía la utilización de su artillería, y al ser sus paredes de material de la zona, no estaban en condiciones de resistir un asedio prolongado con artillería.
En Montevideo, las defensas se construyeron en distintas etapas llegando a contar con una muralla con distintos puntos fuertes, además de defensas en tierra firme (Fuerte San José, del Cerro, del Norte) como en las islas cercanas (Santa Bárbara, Peña de Bagres, Isla del Puerto), además de contar con artillería a caballo y lanchas cañoneras.
Punta del Este contó con diez cañones, establecidos sobre una fortificación construida sobre la ensenada este, que contaba con cien hombres para su defensa.
Maldonado e Isla Gorriti. Se había propuesto fortificar éstos, pero el elevado costo y la importancia de Montevideo, hicieron que se cambiaran los fondos a este destino, quedando solamente una batería en la Isla Gorriti.
Ensenada de Barragán, en territorio de la provincia de Buenos Aires, era el punto extremo del Río de la Plata antes de su integración al océano, y la única zona donde se podía llegar más cerca de la costa con las naves, ya que tenia un puerto de aguas profundas, por lo que se estableció una fortaleza dotada inicialmente de dos cañones, siendo dotada posteriormente de otros y se le agregó un cuerpo de blandengues y milicias.
Islas Malvinas. Las defensas de éstas estaban constituidas por tres baterías: Santiago, San Carlos y San Felipe, y una nave para el patrullaje de las costas.
Territorios Patagónicos. Existieron en ellos fortificaciones de distintas características, por ejemplo el Fuerte de San Julián, realizado en madera y que fue desactivado en 1783, ante la escasa producción de alimentos y la poca importancia de su misión en la zona, al igual que las baterías de San José y Deseado, quedando solo la de Carmen de Patagones con presencia permanente en la región, haciéndose periódicas patrullas navales por las costas hacia el sur.

 

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El Virreinato del Perú y su posterior división

Las fortificaciones terrestres más importantes se establecieron en la línea del río Grande de San Pedro, para evitar el constante ataque y saqueo por parte de los portugueses en los territorios de la Banda Oriental, teniendo sus puntos principales en los fuertes de Santa Tecla en el norte, el cual tenía por misión cerrarle el paso a las incursiones sobre las misiones jesuíticas, desde donde se llevaban personas y ganado, las primeras como esclavos y las segundas como simple botín, y el de Santa teresa y San Miguel en la costa del Atlántico, que servia como disuasivo y primera línea a posibles intenciones de ingresar al territorio, ya que era el camino más directo desde Río Grande do Sul a Montevideo.

Fuertes contra el Indio: Las escasas tropas y la falta de elementos fueron siempre una constante en la línea de la frontera, la mayoría estaban construidos de palo a pique con un foso rodeándolo.

Fuertes defensivos de Buenos Aires: estaban ubicados en Rojas, Salto, Luján, Montes, Ranchos y Chascomus, con compañías de blandengues de 100 hombres, los fortines estaban en Melincue, Mercedes, Areco, Navarro, Lobos, con milicianos se dotaron siendo esta variable.

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Entrada a la recreación de un fortín

Fuertes del Sector de Santa Fe: estaban en Melincue, India Muerta, Pavón, Rosario, fortines en Saladillo, Salado, Cululu, Sunchales, El Tío, San Nicolás o La Pelada, San Juan Nepomuceno, Nuestra Señora de la Soledad, Feliú y fortín de Almagro en Coronda.
En Córdoba del Tucumán, se establecieron en el sur en Río Tercero, Río Cuarto, Sauce (La Carlota), Santa Catalina, Asunción de las Tunas, Saladillo (Cba), San Fernando y Concepción del Río Cuarto.
En San Luis, San Carlos, San Lorenzo del Chañar, San José de Bebedero, aguada usada por las incursiones como lugar de descanso y reunión.
En la zona de Mendoza, San Carlos (que cobijo a una nueva población), San Rafael (que cumplió la misma función).

Muchas más pueden ser las historias y crónicas que se pueden escribir sobre este Virreinato, pero este artículo tiene por misión dar una imagen de cómo fueron sus inicios y cuáles eran las condiciones que existían.

 


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