La Primera Junta constituida el 25 de mayo de 1810 debió encarar las disidencias del Interior y sofocar la avanzada realista. Cuando las expediciones al Alto Perú fracasaron, la línea de frontera norte quedó custodiada por los gauchos de Güemes exclusivamente. A partir de allí se recurrió a un plan alternativo: la expedición sanmartiniana hacia el Pacífico, cruzando los Andes.

El 25 de mayo de 1810, cuando se constituyó la Primera Junta, se había dado el primer paso hacia la independencia. Pero, en realidad, todo estaba por hacerse y para obtener una efectiva emancipación política y económica fueron necesarios casi quince años de guerra. La situación que enfrentaba el gobierno del Río de la Plata era extremadamente difícil debido a que se tenía que acabar con los focos de resistencia realista en Córdoba, Montevideo y Paraguay y extender la Revolución a la zona altoperuana, que se encontraba amenazada por la concentración política y militar, necesaria para mantener sus dominios en América, y ejércitos disciplinados y bien armados. Los revolucionarios tenían escasas tropas formadas por hombres sin experiencia y carecían de armas y municiones


El escenario de la guerra fue un extenso territorio que obligaba a los ejércitos de ambas partes a largas marchas por lugares despoblados donde no había posibilidad de aprovisionamiento. La guerra por la independencia se inició en el Alto Perú, un territorio muy alejado del centro de decisiones de Buenos Aires, y especialmente complejo por lo escabroso del terreno y la altura; tenía además una tradición cultural y una población en la que prevalecía la herencia indígena, diferente a la del litoral atlántico. Para mantener su control, el gobierno patriota dispuso el envío de tres expediciones.

Primera expedición (1810-1811)

Se la llamó Expedición Auxiliadora al Alto Perú y sus objetivos eran acabar con la resistencia española en Córdoba, extender la Revolución y buscar el reconocimiento de la Junta en los pueblos de la región. Las tropas patriotas enviadas estaban compuestas por aproximadamente 1.200 hombres, muchos de ellos voluntarios, comandados por el coronel Francisco Ortiz de Ocampo. Como segundo jefe iba Antonio González Balcarce y, como representante de la Junta, Hipólito Vieytes.

                                                                        Antonio González Balcarce

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Hipólito Vieytes
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Ortiz de Ocampo

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Croquis Primera Expedición



La expedición partió de Buenos Aires el 13 de julio de 1810 y llegó a Córdoba a principios de agosto. Pero ya el 31 de julio los jefes realistas de Córdoba huyeron hacia el Alto Perú debido a que su ejercito de había deshecho totalmente. El 6 de agosto se había logrado capturar a Liniers en las sierras de Córdoba y luego, al día siguiente a demás jefes, a quienes se los remitió a Buenos Aires contrariando la orden de ejecución, pero el 26 de agosto en Cabeza de Tigre fueron alcanzados por la nueva conducción política del Ejército del Norte enviada por Moreno, Castelli ordenó el fusilamiento inmediato de Liniers junto con el gobernador de Córdoba del Tucumán, Juan Gutiérrez de la Concha, el teniente gobernador Victorio Rodríguez, Santiago Alejo de Allende y Joaquín Moreno, perdonándose al obispo Rodrigo de Orellana, que fue enviado preso a Luján. Allí terminó con la resistencia dirigida por Santiago de Liniers, quién junto con otros jefes complotados fueron fusilados por Domingo French.

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Allí termino con la resistencia dirigida por Santiago de Liniers, quien fue fusilado en Cabeza de Tigre junto con otros complotados. Como Ocampo había cuestionado la orden de fusilamiento, fue reemplazado en la jefatura por Balcarce, en el lugar de Vieytes se designó a Juan José Castelli y Juan José Viamonte pasó a ser el segundo jefe de González Balcarce.

Fusilamiento de Liniers en Cabeza de Tigre
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Las tropas continuaron su marcha hacia el Alto Perú donde la situación era complicada: como Quito también se había levantado contra el poder español, el virrey del Perú, José Fernando de Abascal, no pudo enviar refuerzos a la zona. El Mando del ejército realista quedó en manos del general José Manuel de Goyeneche, secundado por el general Vicente Nieto, el gobernador intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, y el general José de Córdova.

El 27 de octubre de 1810 se produjo el primer encuentro en la batalla de Cotagaita entre las tropas criollas que formaban parte de la Expedición al Alto Perú, y las fuerzas realistas. El escenario fue la ladera de Cotagaita, a 400 kilómetros al norte Jujuy. Los criollos, comandados por el general Antonio Balcarce, no pudieron frenar a las fuerzas españolas del general José de Córdova y debieron replegarse hacia el rió Suipacha. El 7 de noviembre de 1810 los dos bandos volvieron a enfrentarse y, en una batalla que duró apenas madia hora, las fuerzas de Balcarce derrotaron a los españoles en la primera victoria lograda por la Revolución. Los jefes realistas Nieto, Córdoba y Sanz habían sido tomados como prisioneros y luego fueron fusilados.

Como consecuencia del Triunvirato, las Intendencias del Alto Peru reconocieron a la Junta de Buenos Aires, los realistas se replegaron hacia el norte y los revolucionarios avanzaron hasta Potosí, donde permanecieron durante dos meses. Ese tiempo fue aprovechado por los realistas para reorganizar sus fuerzas, mientras el ejército revolucionario permanecía estancado, falto de instrucción, de armas y afectado por las disidencias entre sus jefes. Además las tropas criollas provocaron la hostilidad de las poblaciones locales por la pesada carga que significa sostenerlos y a causa de abusos cometidos por algunos soldados.

El 20 de junio de 1811 tuvo lugar la batalla de Huaqui, en la región entre el lago Titicaca y el río Desaguadero (limite entre el Virreinato del Perú y el del Río de la Plata). Este combate resultó una derrota para las fuerzas patriotas y por sus graves consecuencias se la conoce como “desastre de Huaqui”. Juan José Castelli, delegado de la Junta en el Alto Perú, se había hecho cargo del mando del Ejercito Auxiliar y suscribió una tregua con el general realista José Manuel Goyeneche, pero que luego fue violada por los dos jefes. Los patriotas disponían de seis mil hombres que formaban los distintos batallones dirigidos por Castelli, el general Antonio González Balcarce, el coronel Juan José Viamonte y el coronel Eustaquio Díaz Vélez. La mayor parte de los soldados que formaban el ejército patriota eran indígenas reclutados en el Alto Perú, con la promesa de hacerlos libres de la servidumbre en que los tenían los españoles carecía de entrenamiento, armas y equipo, estaban mal dormidos y peor aún mal alimentados, por lo que ofrecieron escasa resistencia. En cambio, el ejército español estaba formado por alrededor de ocho mil profesionales bien entrenados. El enfrentamiento comenzó a la madrugada, se prolongó durante más de cinco horas y en su transcurso muchas divisiones criollas huyeron en medio del desorden y el pánico. La derrota fue el primer paso en la perdida del territorio del Alto Perú y dejó expuesta la frontera norte.

Después del desastre y la posterior fuga, muchos soldados del ejercito patriota asaltaron las aldeas en busca de alimento y refugio provocando la cólera y el rechazo de los pobladores; otros agraviaron los sentimientos religiosos de los altoperuanos. La derrota de Huaqui significó la dispersión del ejército libertador y el principio de la perdida del Alto Peru. Castelli, por su parte, en su regreso fue enjuiciado a su regreso a Buenos Aires.

Segunda expedición (1812-1813)

Sus objetivos eran reorganizar las fuerzas derrotadas en Huaqui y detener el avance del enemigo. Manuel Belgrano fue nombrado nuevo jefe del Ejercito del Norte, pero el Primer Triunvirato, que lo había designado, le ordenó desarrollar una estrategia básicamente defensiva que incluía la retirada a Córdoba su los realistas amenazaban Tucumán. Belgrano llegó a Jujuy en mayo de 1812 donde se encontró con los restos de un ejército indisciplinado y desanimado. La mayoría de los hombres estaban semidesnudos, sin armas y atemorizados.

   Manuel Belgrano

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Croquis Segunda Expedición


Comenzó entonces una ardua tarea de reorganización, sin recibir al principio ningún apoyo del gobierno de Buenos Aires, ya que estaba más preocupado por la situación en la Banda Oriental. Ante las noticias de un avance enemigo, el Triunvirato ordenó que se replegara hacia Tucumán y el 23 de agosto de 1812, con el apoyo del pueblo, Belgrano puso en práctica el llamado “Éxodo Jujeño”, un plan que dejaba al enemigo solamente tierra arrasada. El éxodo había comenzado y los jujeños, a pie, en carretas o a lomo de mula, avanzaron hacia Tucumán adonde llegaron después de recorrer 250 kilómetros en cinco días. Cuando los españoles entraron en Jujuy no había cosechas ni algún comestible o útil porque todo había sido quemado.

Exodo Jujeño


Siguiendo a las tropas revolucionarias, el general realista Pío Tristán avanzó hacia el sur y tuvo un breve encuentro con la retaguardia del ejército de Belgrano en el combate de Las Piedras, en el que los realistas fueron vencidos. Belgrano continúo la retirada hacia Tucumán donde llegó el 13 de septiembre de 1812 y allí decidió enfrentar al enemigo, en las afueras de la ciudad, pero recibió la orden del Primer Triunvirato de retirarse, sin hacer frente al enemigo. Pero de todos modos el 24 de septiembre se produjo la batalla de Tucumán, debido a que Pío Tristán continuaba su avance, confiado de su superioridad numérica, de armas y de experiencia. El ejército del Belgrano estaba compuesto por la inferior cantidad de 1.800 hombres, en cambio, el de Tristán tenía 3.000 soldados y, estos muy bien entrenados. Entonces, el gobierno de Buenos Aires reiteró la orden de retirada, pero Belgrano decidió desobedecerla y dar batalla. Encontró gran apoyo en el pueblo tucumano que preparó la defensa de la ciudad y esperó a los realistas, que fueron tomados por sorpresa, derrotados y con graves pérdidas de vidas y material bélico, el ejército realista se retiró a Salta, mientras Belgrano reorganizaba sus fuerzas en Tucumán.

Batalla de Tucumán
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Después del triunfo obtenido en la batalla de Tucumán, el 24 de Septiembre Belgrano insistió ante el Gobierno de Buenos Aires para obtener los medios que le permitieran continuar con la ofensiva sobre Salta, donde se encontraba Tristán, al frente de otros tres mil hombres. Belgrano aprovechó el tiempo para dar instrucción a su tropa, utilizó el armamento dejado por los españoles en la derrota de Tucumán y recibió una guarnición de cuatrocientos soldados de Buenos Aires y algunos fusiles. Sus fuerzas sumaban aproximadamente el mismo número que las del enemigo. El 12 de enero de 1813, cuando consideró que estaba en condiciones, marchó hacia Salta y el día 19 ya se encontraba a 5 kilómetros de la ciudad. En el camino hizo jurar obediencia a la Asamblea Constituyente en el río Pasaje, que desde entonces se llamó Juramento. Entre los jefes de las distintas columnas estaban Manuel Borrego, Juan Superí, Carlos Forest, Francisco Pico, Benito Álvarez y Díaz Vélez. Belgrano, que se hallaba muy enfermo, seguía a su ejército en una carreta tirada por caballos. La batalla comenzó el día 20 en horas del mediodía y las fuerzas realistas fueron obligadas a retroceder hacia la ciudad, hasta que aceptaron su derrota y pidieron permiso para salir de Salta. Belgrano aceptó bajo la promesa de que no volverían a tomar las armas contra las Provincias Unidas del Río de la Plata. Como resultado del triunfo, se fortalecieron la Revolución y el Gobierno de Buenos Aires, mientras que el jefe del ejército realista, el general José Manuel de Goyeneche fue sometido hasta que pidió su renuncia.

Batalla de Salta
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Después de esta victoria, Belgrano fue presionado por el Primer Triunvirato para que avanzara hacia Potosí y asegurara la región. Pero la partida fue demorada a causa de las pobres condiciones del ejército. Por fin llegó a Potosí en junio y, en septiembre se instaló en la Pampa de Vilcapugio a la espera de refuerzos, pero el 1º de octubre de 1813 sufrió una derrota, donde Belgrano fue atacado por sorpresa por los relistas. La batalla comenzó a la mañana; participaron alrededor de 3.500 soldados patriotas y un número equivalente de realistas y, en horas de la tarde, el ejército de Belgrano ya había sido derrotado, fue una masacre. El ejército vencido continuó su marcha hacia la pampa de Ayohuma donde nuevamente fue derrotado.

Vilcapugio


Ayohuma




Como consecuencia de estas dos derrotas ya no hubo esperanzas de recuperar el Alto Perú y Belgrano fue relevado. San Martín asumió el mando del ejército del Norte a principios de 1814 y, siguiendo el consejo de Belgrano, encomendó la defensa de Salta a las fuerzas irregulares de Güemes, mientras él se fortificaba en Tucumán. Por su parte, para ese entonces, los realistas tampoco se encontraban en una situación ideal. No podían continuar la marcha mas al sur de Salta por la presencia de las tropas criollas dirigidas por Arenales y Warnes que amenazaban seriamente su retaguardia, mientras la caballería gaucha mantenía confinado a Pezuela en la ciudad de Salta. Cuando se produjo la rendición de Montevideo, Pezuela decidió retirarse de Salta, en julio de 1814, y desde ese momento los realistas perdieron la iniciativa estratégica en la región.

Tercera expedición (1815-1816)

El objetivo de esta campaña era nuevamente recuperar el territorio altoperuano, pero además apoyar la acción de las guerrillas patriotas que operaban en la zona. Después de la renuncia de San Martín por razones de salud, el general José Rondeau asumió el mando de las tropas. El 17 de abril de 1815 su ejército se enfrentó a los realistas en Puesto del Marqués donde obtuvo una victoria. Luego el 21 de octubre de 1815 tuvo lugar la batalla de Venta y Media, cerca de la ciudad de Oruro, ya en julio de ese año los realistas habían recibido importantes refuerzos provenientes de Chile y, en septiembre, el general Joaquín de la Pezuela había enviado una avanzada dirigida por el brigadier Pedro Olañeta para ocupar el sitio de Venta y Media, por lo que hacía ya un tiempo que el lugar estaba sitiado y, altamente defendido. El general José Rondeau, jefe de la tercera expedición al Alto Perú, ordenó al coronel Martín Rodríguez, al frente de la vanguardia de sus tropas, que avanzara sobre el sitio, a la vez, el comandante Gregorio Aráoz Lamadrid fue encargado de espiar a las fuerzas españolas. Lamadrid erró el cálculo y Rodríguez ordenó el ataque, pero sus tropas fueron vencidas y dispersadas. En esta batalla el entonces sargento José Maria Paz recibió una herida de bala en el brazo derecho por la cual éste le quedó inutilizado por el resto de sus días y por eso fue apodado “el manco Paz”. Solo un mes mas tarde, el 29 de noviembre, ocurrió la dramática derrota sufrida por las fuerzas patriotas en la batalla de Sipe-Sipe, cerca de Cochabamba, en el Alto Perú, actual Bolivia. José Rondeau después de la derrota en Venta y Media, inició la retirada hacia Cochabamba, mientras el general español Joaquín de la Pezuela ordenó perseguirlo y continuar la ofensiva. En el camino, Rondeau advirtió que no tenía ni suficientes soldados ni animales de carga para transportar el armamento y que estaba obligado a dar batalla. Las fuerzas realistas, compuestas por alrededor de 4.000 hombres, con más de veinte cañones, se enfrentaron al Ejército patriota, con aproximadamente 2.500 hombres y nueve cañones, en las estribaciones del cordón de Viluma. La batalla comenzó al amanecer y se prolongó por mas de cuatro horas y, a pesar de los esfuerzos de los criollos, los realistas terminaron derrotándolos. En si parte de guerra Rondeau relató que nada quedaba por hacer, pues ya el miedo se había apoderado de sus soldados infantes y no hacían sino huir desesperadamente. La derrota de Sipe-Sipe significó la perdida definitiva del Alto Perú y demostró la imposibilidad de continuar la lucha por ese camino. Así lo había previsto el general José de San Martín que, por esa razón, proyectó la estrategia de liberar a Chile y a Perú, a través del cruce de los Andes.

José Rondeau
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Croquis Tercera Expedición


El resto del ejército patriota comenzó su retirada pasando por Potosí y Humahuaca y hasta que llegaron finalmente a Tucumán, dando por concluida la misión y la expedición al Alto Perú. Por lo que desde ese momento la defensa del norte argentino que exclusivamente en manos de Güemes y sus gauchos.


Fuente bibliográfica, en los siguientes links:
http://www.revisionistas.com.ar/?p=1434
http://www.rs.ejercito.mil.ar/Contenido ... ncia.htm#1
http://www.argentina-rree.com/2/2-035.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Expedicion ... l_Alto_Perú


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