Capítulo XXIX: Marzo de 1862: La Unión Avanza

Ha llegado el momento en que repasemos la situación global del conflicto dándonos un “pequeño paseo” por los diferentes escenarios, pues nos encontramos a las puertas del comienzo de la guerra “en serio”. Acababa de cumplirse el primer año desde la Proclamación de Independencia de los Estados de la Confederación y hacía tiempo que se habían perdido los ecos de aquellos gritos de alegría ante la declaración de guerra. Esa aventura en la que todo se discutiría entre “caballeros” en un campo de batalla. Aquellos elegantes uniformes hacía tiempo que se habían convertido en harapos, empezaban a abundar las familias que habían perdido a alguno o varios de sus miembros por la Causa. Las posiciones habían quedado claras y ahora ambos bandos estaban determinados a perseguir la consecución de sus objetivos.



Así comenzaremos siguiendo las agujas del reloj viendo la situación que se planteaba en los diferentes escenarios del conflicto ante el inicio del segundo año de la guerra, deteniéndonos un poco en los acontecimientos más destacables. Cuando la Unión comenzaba a tener en marcha toda su “maquinaria bélica” y estaba decidida a aplicarla con determinación para terminar lo antes posible con esta guerra.

En el teatro de operaciones del Este el “CSS Virginia” no estaba demasiado dañado, pero sus planchas agrietadas necesitaban sustitución y su espolón se había torcido. Necesitaba una reparación de cierto volumen, que los confederados no se atrevían a realizar por si el enemigo lo atacaba mientras se encontraba indefenso. Y entretanto, no querían correr el riesgo de otro choque con el “USS Monitor”.

El “ram”, junto con la costa sur de Hampton Road, fue puesto bajo el mando del Comodoro Josiah Tattnal, trasladado precisamente para ello, pero éste se hubo de limitar a dar algunos paseos junto a la costa meridional del estuario, para mantener a los unionistas inquietos.

Estos tampoco querían arriesgar su “USS Monitor” que, con el Tte. Worden herido en los ojos estaría fuera de combate por semanas y habría de usar gafas oscuras durante meses, fue puesto bajo el mando del Tte. Comandante William Jeffers. Sus instrucciones eran permanecer solamente a la expectativa para cortar el paso al “CSS Virginia” si volvía a presentarse. Y poco después, el “USS Galena” fue llevado a las Hampton Roads para formar pareja con él.

Al otro lado del Océano Atlántico, el crucero unionista “USS Tuscarora” y que estaba de vigilancia en la costa de Europa Occidental, tuvo entretanto un invierno ocupado al llegar el corsario confederado “CSS Nashville” a unirse al “CSS Sumter” en aquellas aguas. En enero, el “USS Tuscarora” localizó al “CSS Nashville” en el puerto inglés de Southampton, pero cometió el error de fondear también en él.

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“CSS Nashville”

Las autoridades portuarias inglesas, proconfederadas, decidieron aplicar ciertas leyes de neutralidad (pocas veces empleadas y difícilmente pertinentes al caso), y cuando el “CSS Nashville” zarpó el 4 de febrero retuvieron al “USS Tuscarora” durante 24 horas, dándole el tiempo necesario al corsario confederado para escapar. Así, rehaciendo su camino, el confederado fondeó de vuelta a su tierra el día 1 de marzo, y el Tte. Comandante Pegram que estaba a su mando, tuvo un recibimiento de héroe pese a que su campaña de corso no había sido demasiado brillante.

No muchos días después fue el “CSS Sumter” el que quedó embotellado por el “USS Tuscarora” en el puerto español de Cádiz. Esta vez las autoridades no eran tan complacientes, y los federales no cometieron errores, con lo que el bloqueo se prolongó por semanas. Al fin, en abril, el Comandante Raphael Semmes se dio por vencido, licenció a la tripulación y vendió el “CSS Sumter” para que fuese convertido en mercante. Pero la campaña de Semmes había sido muy buena, por lo que el Capitán Bulloch le llamó a Londres, reteniéndole en Europa pues había pensado en darle el mando del primero de los corsarios “ingleses” que quedara disponible.

En North Carolina estaba en marcha la operación que había llevado al Flag Officer Goldsborough lejos de las Hampton Roads en los cruciales días 8 y 9 de marzo. Se trataba de burlar al enemigo, que sin duda esperaba nuevas operaciones en el Albemarle Sound, y golpear en el Pamlico atacando New Bern en la desembocadura del río Noesho o Neuse, quizá el puerto más importante de todo el Sound.

Esta localidad de New Bern que se encuentra a unas 37 millas de la desembocadura del río Neuse en el Pamlico Sound, era un importante puerto aunque había perdido parte de su anterior bonanza económica en manos de los puertos de Morehead City y Beaufort. Pero lo que sí que mantenía era una clara importancia militar, pues el río Neuse a su paso era amplio y con profundidad. Además en New Bern se encontraba la línea férrea Atlantic&North Carolina que conectaba la costa con el interior del Estado. Y relativamente cerca se encontraba la ciudad de Goldsborough y su línea férrea Wilmington&Weldon, una de las principales vías de suministros para Richmond y por tanto para el Ejército Confederado.

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New Bern, 1861

El terreno en el que se encuentra New Bern era en 1862 mayormente plano y salpicado de zonas pantanosas, además de numerosas zonas boscosas de pinos con algunas colinas y numerosas corrientes de agua. El principal accidente geográfico era el río Trent, el cual discurría al sur de New Bern y 16 millas más al sur se encuentra el río Neuse y el punto donde se desarrollaría la batalla. En el escenario destacan tanto la línea del ferrocarril así como el camino que unía New Bern con Morehead City y Beaufort.

Destacable es la situación de Carolina del Norte desde el comienzo de la guerra. Y es que la defensa del Estado en su costa había sido muy desatendida. El Departamento de Guerra Confederado había llamado a las tropas estatales al frente de Virginia, pues era el frente principal, y en esta ocasión la petición del Gobierno había sido atendida casi sin reservas por parte de las autoridades estatales. Suceso que no siempre sería así, recordemos que la Confederación se basaba en la autoridad casi “independiente” en todo los aspectos de cada Estado, y que veremos reflejado en muchas ocasiones a lo largo de la guerra. Pero en este caso que nos ocupa cuando en Agosto de 1861 los unionistas conquistan Hatteras Island, en todo el Estado sólo quedaban 6 regimientos de infantería para defender toda la costa.

Esta defensa costera se había dividido en sectores, y la costa norte estaba bajo las órdenes del Brig. Gen. Daniel H. Hill con su cuartel general en Cape Lookout junto a la frontera de Virginia. Y Hill ya en 1861 había apreciado la importancia de New Bern, por lo que había dispuesto disponer de una línea defensiva al sur de la localidad junto al río Trent, recibirían el nombre de Croatan Works, y se encontraban junto al Otter Creek siguiendo la línea del ferrocarril. A unas 6 millas hacia la ciudad se dispuso la segunda línea que se inicaba junto al río Neuse y su posición principal sería Fort Thompson.

Fort Thompson estaba defendido por 13 cañones, tres de ellos enfilando su acceso por tierra y el resto en baterías orientadas hacia el río para frenar cualquier asalto anfibio. Pero estos cañones no eran la única barrera defensiva del acceso fluvial. A una milla y media río abajo se había dispuesto una doble línea de pilotes ocultos bajo el nivel del agua con puntas de hierro y unos treinta de esos pilotes contaban con minas cargadas de unos 100 kgs de pólvora. La segunda línea eran una serie de “caballos frisios” que obligarían a los barcos a reducir su marcha y pasar junto a las baterías de la fortaleza.

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“Caballos frisios”

Pero cuando se estaban iniciando los trabajos, D.H Hill fue destinado al frente de Virginia y llegó como sustituto el Brig. Gen. Lawrence O’B. Branch, quien se encontró con personal insuficiente no sólo para realizar los trabajos, sino incluso para cubrir adecuadamente los mismos. Al mismo tiempo que los distritos eran reorganizados y su zona de actuación sería desde Cape Lookout hasta las cercanías de Pamlico Sound. El resto estaría bajo las órdenes del Big. Gen. Benjamin Huger destinado en Virginia y que su prioridad defensiva sería la protección de Norfolk, quedando un hueco en la disposición defensiva de la costa.

Y fue precisamente ese hueco entre el Croatan Sound y el Roanoke Sound, justo al norte del Pamlico Sound y fuera del mando de Branch el que aprovechó el Brig. Gen. Ambrose E. Burnside y su División de la Costa (Union Army’s Coast Division) junto al Escuadrón de Bloqueo del Atlántico Norte del Flag Officer Goldsborough cuando a principio de febrero conquistaron Roanoke Island, anularon la Mosquito Fleet de la CSNavy y remataron tomando Elizabeth City. Y aunque el respiro llegó para la Confederación cuando la Unión centró sus esfuerzos en la futura campaña en Hampton Roads, la cierto es que el Albemarle y Pamlico Sounds eran zonas totalmente controladas por los unionistas y el próximo objetivo sería claramente New Bern.

Y aunque la situación no pasó inadvertida para ninguno de los bandos, Burnside necesitaría aún un mes para poder reorganizar su fuerza antes de iniciar otro ataque, tiempo que los confederados no emplearon el reforzar la posición. Cierto es que la situación general en el Este empezaba a complicarse para los confederados, pues sus fuerzas no crecían mientras que los unionistas paso a paso iban acumulando fuerzas y amenazaban cada día un poco más a la Confederación.

Y el confederado Lawrence O’B Branch era consciente de la situación, por lo que habiendo estimado que necesitaba unos 6.000 hombres para defender adecuadamente su posición y no contando con más que unos 4.000, y no todos en servicio pues tenía los habituales rebajados del servicio por enfermedad, además de gran parte de ellos pertenecientes a la milicia estatal y por tanto poco instruidos y mal equipados. Branch se decidió por reducir su línea defensiva concentrándose en torno a Fort Thompson.

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Lawrence O’B Branch, CSA

Pero esta nueva disposición defensiva, que discurría desde Fort Thompson hasta la línea del ferrocarril junto a una fábrica de ladrillos no cubría adecuadamente el terreno. Branch ordenó su ampliación hasta los pantanos cercanos, pues debía cubrirse el terreno el terreno firme que propiciaba un posible flanqueo de la línea. Esa ampliación acarreó el inconveniente de que doblaba prácticamente la longitud de la línea y ante la falta de tiempo y mano de obra se decidió emplear el discurrir de un arroyo como parte de la disposición defensiva. Este discurrir formaba una horquilla en el centro del dispositivo a unos 130 metros de la fábrica de ladrillos y sería el error que acabarían pagando los confederados a la hora del combate que se avecinaba.

Y la Unión se había puesto en marcha hacia New Bern. La flotilla de apoyo era muy similar a la que había combatido el mes anterior en Elizabeth City, contando con los cañoneros: “USS Henry Brinker”, “USS Morse”, “USS Commodore Perry”, “USS Louisiana”, “USS Hetzel”, “USS Underwriter”, “USS Delaware” y “USS Valley City”, “USS Philadelphia”, USS Stars and Stripes”, “USS Commodore Barney”, “USS Hunchback”, “USS Southfield” y “USS John L. Lockwood”. La flotilla estaba bajo las órdenes del Comandante Stephen C. Rowan y la componían catorce cañoneras.

La fuerza de tierra volvía a consistir en las brigadas de Foster, Reno y Parke, con trece regimientos, parte de los cuales no habían visto Roanoke Island. Eran los siguientes:

1ª Brigada de John G. Foster: 10º de Connecticut, 23º, 24º, 25º y 27º de Massachusetts.
2ª Brigada de Jesse L. Reno: 21º de Massachusetts, 9º de New Jersey, 51º de New York y 51º de Pennsylvania.
3ª Brigada de John G. Parke: 8º y 11º de Connecticut y 4º y 5º de Rhode Island.

Además de un destacamento del 1º de Artillería de Marina New York con 6 howitzers, la Compañía B del 99º de New York como infantería de marina en los buques y la dotación para 2 howitzers del ejército.

Aunque con un regimiento más que en Roanoke Island, las unidades estaban más desgastadas y probablemente no pasaban demasiado de los 8.000 hombres. Salidos el 12 de marzo, los transportes llegaron aquella noche a la desembocadura del Slocum’s Creek, a 18 millas de New Bern y a 12 del perímetro defensivo preparado por los confederados.

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Por la parte confederada, Branch que rápidamente fue informado del inicio de la marcha de los unionistas, repasó la disposición de su fuerza que eran los regimientos 7º, 26º, 27º, 28º, 33º, 35º y 37º de North Carolina, además de 19º de Caballería de North Carolina, una compañía de Artillería Pesada de North Carolina y el Batallón Especial de la Milicia de North Carolina. La defensa consistía en la batería naval de Fort Thompson, que protegía el acceso marítimo a la ciudad con 13 cañones, manejados por personal de la Marina Confederada y el gran campamento atrincherado que a la vez cubría sus espaldas y cortaba el acceso terrestre a Newbern. La totalidad eran unos 500 jinetes, 8 “regimientos de infantería” y 3 baterías de campaña, lo que hacía un total de algo más de 4.500 defensores.

El Brigadier Lawrence O’Brien Branch ordenó al 35º de North Carolina del Coronel James Sinclair que se dirigiese a Otter Creek, frente a la línea defensiva de Croatan Works, con la orden de entorpecer lo máximo posible si los unionistan desembarcaban. Al tiempo que el 26º de North Carolina del Coronel Zebulon Vance tomase posiciones en Croatan Works en apoyo de Sinclair. Diferentes destacamentos fueron desplegados a lo largo de la rivera del río y la reserva se dispuso en la intersección del camino a Beaufort y el ferrocarril. La segunda orden dada a todas las unidades era la de replegarse hacia Fort Thompson antes de ser superados.

Al día siguiente, 13 de marzo de 1862, los unionistas iniciaron el desembarco que intentaron entorpecer los confederados del 35º NC, para casi en el acto recibir fuego por parte de las cañoneras unionistas y el Coronel Sinclair dio por cumplida la primera orden e incluso comenzó a cumplir con la segunda. Así los unionistas de Burnside realizaron el desembarco de hombres, equipo que les ocuparía toda la mañana. Al estar la zona cubierta por la niebla, sólo se desembarcaron los 8 howitzers que aparecen en el orden de batalla anteriormente citado, aunque estaba planeado que fuesen más piezas, pero la niebla impidió una correcta comunicación con los transportes.

Hacia el mediodía se desencadenó una lluvia torrencial típica de la zona en esas fechas y para cuando los unionistas comenzaban su marcha se encontraron con los caminos convertidos en barrizales y el simple hecho de caminar era una pesada tarea. Y quienes primero lo notaron en sus carnes fueron los servidores de la artillería, por lo que el 51º de Pennsylvania hubo de ser empleado para el transporte de los cañones. Al mimo tiempo mientras la infantería avanzaba muy lentamente, la flotilla seguía remontando el río al tiempo que disparaban algunos cañonazos en diferentes puntos donde podría haber confederados apostados. Esto hizo pensar al Coronel R.P Campbell, que estaba al mando del ala derecha confederada, que se iba a producir otro desembarco que flanquease la línea de Croatan Works y ordenó el repliegue hacia Fort Thompson. Hacia el caer de la tarde la primera línea confederada fue tomada por los unionistas sin intercambiar un solo disparo.

La marcha continuó hasta el anochecer con la 1ª Brigada de Foster a la derecha por el camino principal seguido por la 3ª Brigada de Parke, mientras la 2ª Brigada de Reno avanzaba a la izquierda por la línea del ferrocarril. Hubo unos intercambios de disparos a unas dos millas de Fort Thompson, pero eran algunos piquetes confederados que debían vigilar el avance federal, y como la noche comenzaba Burnside ordenó que se acampara en la misma disposición en que se avanzó. Quien aún no pudieron descansar fueron los artilleros y sus “ayudantes” del 51º de Pennsylvania que no llegaron a la posición hasta las 3 de la madrugada, era ya el viernes 14 de marzo de 1862 y la batalla comenzaría a la mañana siguiente.

Al amanecer de ese 14 de marzo Burnside ordenó formar a sus tropas mientras el terreno estaba cubierto por una densa niebla y repartió las órdenes pertinentes según la información de la que disponían. Esta era que la línea confederada discurría desde el río hasta la fábrica de ladrillos y en consecuencia se ordenó a la 1ª Brigada que atacase en primer lugar con la intención de fijar a los confederados en la cercanía del río. La 2ª Brigada avanzaría a continuación con la intención de flanquear una vez rebasada la fábrica de ladrillos. Los 8 howitzers se desplegaron en el centro de los unionistas sobre el camino y la 3ª Brigada permanecería como reserva para ser empleada en donde fuese necesaria.

Partiendo desde el río Neuse la disposición unionista sería la siguiente: La 1ª Brigada de Foster con los 25º, 24º, 27º y 23º de Massachusetts y el 10º de Connecticut. El camíno de Beaufort era la divisoria ocupada por la artillería. La 2ª Brigada de Reno, no teniendo información alguna de la disposición de la línea confederada dispuso que el 21º de Massachusetts atacase el horno de la fábrica apoyado por el 9º de New Jersey y el 51º de New York, el agotado 51º de Pennsylvania actuaría como reserva. Los objetivos eran claros y la disposición parecía la más adecuada, pero pronto un detalle sobresalió. El ataque debía realizarse en un campo abierto en el que las tropas quedaban expuestas al fuego de toda la línea confederada.Pronto se vió que las defensas estaban bien dispuestas y los confederados combatían con tesón.

El dispositivo del confederado Branch partiendo desde Fort Thompson era el siguiente: 27º, 37º, 7º y 35º de North Carolina, quedando el 33º como reserva en la línea del ferrocarril. El 35º era precisamente quien cubría la fábrica de ladrillos y a su derecha se encontraba el 26º junto a algunas compañías de caballería. Pero como señalamos anteriormente, el punto débil de las defensas confederadas era la horquilla que se formaba en la fábrica y Branch trató de reforzarlo disponiendo allí a los milicianos, que sólo habían sido reclutados apenas dos semanas antes y dos cañones de 24 libras.

La 1ª Brigada entabló combate fijando al mayor número de confederados en torno a Fort Thompson, pero el asalto inicial de la 2ª Brigada tras tomar algunos parapetos fue rechazado. Era el momento de tomar una decisión y Burnside ordenó a la 3ª Brigada de Parke que apoyase a la 2ª Brigada de Reno. Y aquí es donde se produjo el momento clave de la batalla. El 4º de Rhode Island del Coronel Isaac P. Rodman relevó al 21º de Massachusetts del Tte. Coronel William S. Clark, que había sufrido numerosas bajas y estaba sin munición. Cuando ambos comandantes dialogaron sobre la situación del combate llegaron a la conclusión de que un segundo asalto podría tener éxito. Y es cuando Rodman envió un mensaje a su superior Parke informándole que iba a atacar el horno de la fábrica bajo su entera responsabilidad.

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Isaac P. Rodman, USA

Acto seguido el 4º de Rhode Island atacó el horno, en donde estaban posicionados los cañones confederados que habían rechazado el asalto anterior, y esta vez los unionistas lograron el éxito. Los cañones fueron capturados y la línea confederada acabó sometida al fuego de enfilada de los unionistas. Pues la superioridad numérica unionista se iba imponiendo y el 4º de Rhode Island del Coronel Isaac P. Rodman, en una brillante carga, rompió el centro del dispositivo anemigo apoderándose de una batería de campaña y dos banderas, girando a continuación hacia la izquierda tratando de hacer contacto con el ala de Parke. Los confederados se esforzaron por evitar esta unión y rehacer su centro, retirando fuerzas de su ala izquierda, momento que aprovechó el 24º de Massachusetts, el más a la derecha de todo el dispositivo unionista, rompió sus líneas por el extremo izquierdo confederado y comenzó a flanquearlos.

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El punto débil confederado había sido descubierto y con mucha determinación atacado, los confederados debían comenzar a pagar el precio de su error. La línea confederada comenzó a romperse como un castillo de naipes. Los primeros fueron los milicianos lo que provocó que el flanco de sus compañeros quedase expuesto. Branch trató de reorganizar a sus hombres pero ya era demasiado tarde los confederados fueron replegándose para evitar quedar copados. Y pronto el repliegue se transformó en huida.

Los norcarolinos corrieron hacia New Bern a través del puente sobre el río Trent, y que tratando de detener a los unionistas, lo quemaron tan apresuradamente que muchos de sus compañeros acabaron cautivos al quedar sin camino de huida, pues el otro puente, el de la línea férrea, fue incendiado mediante una balsa incendiaria que se envió río abajo.

Pero la derrota aún no se había completado. Las cañoneras del Comandante Rowan habían continuado remontando el río Neuse y cuando estaban atravesando la segunda línea defensiva del cauce, descubrieron que no había nadie con quien pelear en Fort Thompson. Los artilleros de las baterias habían huido apresuradamente, y habían optado por inutilizar los cañones y abandonarlos. Pero las barreras no dilataron mucho el avance de las cañoneras, que llegaron a tiempo a la altura de New Bern para cañonear a los confederados en su huída, impidiendo su reorganización y que acabaron corriendo por el camino hacia Kinston.

Con los puentes destruidos, las cañoneras debieron emplearse en transbordar a los unionistas hacia New Bern, pasando a manos de la Unión a primeras horas de la tarde del 14 de marzo de 1862 para el resto de la guerra. La Batalla de New Bern había concluido con 64 muertos, 101 heridos y 413 prisioneros o desaparecidos por parte confederada. Por su parte la Unión arrojaba el balance de 90 muertos, 380 heridos y 1 desaparecido, escaso precio para el premio que se había obtenido.

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Los unionistas tomaron así Newbern, junto con dos vapores y considerables depósitos de avituallamientos. También se apoderaron de los 6 cañones de campaña tomados por Rodman, los 13 cañones pesados de Fort Thompson y 18 más ligeros de otras tres pequeñas baterías costeras.

Tras New Bern aquel mes cayó Washington, en el río Pamlico, ocupada sin resistencia el día 21 de marzo por una flotilla mandada por el Tte. Comandante Murray del “USS Louisiana”, y más tarde Plymouth en el Albemarle Sound, a las que llegaron por tierra tropas mandadas por Jesse Lee Reno, procedentes del mismo Washington. Tanto Reno, como Foster y Parke fueron ascendidos a Brigadier. Y el mismo ascenso logró Isaac P. Rodman por su asalto a la fábrica de ladrillos.

La resistencia se reducía ya a escaramuzas, la última de las cuales iba a producirse el 19 de Abril cuando Reno, con los regimientos 21º de Massachusetts, 6º de New Hampshire, 9º y 89º de New York y el 51º de Pennsylvania, avanzara para tomar Camden en el Albemarle Sound y no lejos de Elizabeth City. El desembarco de la víspera, que se había producido una considerable confusión, los guías fallaron y su fuerza de 3.500 hombres, mezcla de novatos y veteranos, avanzaban agotados cuando el día 19, en el pasaje llamado South Mills, una pequeña fuerza enemiga aprovechó para emboscarles causándoles más de 100 bajas por apenas 20 propias y huir impunemente.

Pero aún en finales de marzo, la única zona no perfectamente controlada por la Unión en ambos Sounds era su bocana Sur, donde las aguas entre las ciudades de Smyrna, Beaufort y Morehead City estaban aún dominadas por los cañones del ahora confederado Fort Macon, para cuya captura durante el mes de abril se estaban realizando los planes necesarios. Lo cual no impidió la captura de Carolina City el día 21, Morehead City el 22, Newport el 23 y Beaufort fue tomada el 25 de marzo de 1862.

Pero la Unión había agotado su capacidad ofensiva, aunque con una brillante actuación. Con ya cerca de 1.500 hombres muertos o permanentemente incapacitados por el fuego, las enfermedades y los accidentes, más la alícuota de incapacidades pasajeras, tenía demasiados puntos que defender para las fuerzas disponibles. Y en Abril se le vería no poder distraer más de 1.500 hombres para el ataque a Fort Macon.

En el momento de los primeros éxitos de Burnside, que siguieron a los de Garfield y Thomas en la zona de Kentucky Oriental, George B. McClelland había jugado con la idea de que aquellos cortaran por el Cumberland Gap el ferrocarril del Oeste, mientras Burnside se adelantaba y hacía lo propio con el ferrocarril de Weldon. Si se producían estas acciones, las dos principales vías de comunicación de Virginia con el resto de la Confederación serían cortadas justo antes de que su Ejército del Potomac atacara de forma directa Richmond.

Pero si McClelland habló de tales proyectos, con lo que se reflejan en algunos relatos, no hizo nada como Jefe de Estado Mayor para convertirlos en realidad, dictando las órdenes y aportando los refuerzos adecuados para cumplirlas. Permaneció pasivo y la oportunidad ya se había pasado para el mes de Abril.

Aquél mes, la actividad del nuevo Departamento Sur del Mayor General David Hunter se vio a su vez muy reducida por los frenéticos preparativos realizados en Big Tybee Island para atacar Fort Pulawski. Bajo la dirección del Coronel Gillmore, se acumulaban en la isla batería tras batería de grandes Parrott rayados y pesados morteros de sitio.

Sus acciones se limitaron a las de un par de flotillas en Florida. Una de ellas, bajo las órdenes del Tte. Comandante Stevens, mantuvo una pequeña acción en el Mosquito Inlet con los cañoneros “USS Penguin” y “USS Henry Andrew”, penetró en el río Saint John y ocupó Jacksonville. Otra flotilla mandada por el Comandante Robert C.P. Rodgers, había ocupado ya Fort Marion, junto a la pequeña ciudad costera de San Agustín. Fundación española del s. XVI y la ciudad más antigua en territorio de los Estados Unidos.

En el Golfo, también el Flag Officer Mervine había terminado de prestar servicio aquel invierno, sustituyéndole el que iba a ser el más famoso marino de la guerra: David Glasgow Farragut, natural de Tennessee pero que, para indignación de su Estado natal y quizá por haber pasado casi toda su vida desde los 12 años en el mar, era un ardiente unionista.

Con él se completó la curiosa paradoja de que la US Navy, tan orgullosa de sus orígenes anglosajones que hasta había copiado la arcaica forma de acatamiento conservada como un fosil por la Royal Navy inglesa, el “Aye, aye Sir”, alcanzaría su “puesta de largo” definitiva aquel 1862 con quizá la cúpula de mando menos anglosajona de su historia. Pues Fox era de origen sueco, Dahlgren un danés nacionalizado, Dupont y Goldsborough habían sido franceses y Farragut era hijo de un español mallorquín.

Farragut tenía instrucciones de colaborar al máximo con la Expedición del Golfo del Mayor General Benjamin Franklin Butler, que no obstante estaba sufriendo dilaciones y las sufriría aún mayores. El propio Butler, con su Estado Mayor, su esposa y cierto número de tropas, se había embarcado ya para el golfo en el vapor de pasajeros “Mississippi”. Sin embargo, de camino el vapor embarrancó en la bocana de Port Royal al hacer etapa allí y su rescate fue tan chapucero que Butler acabó destituyendo al capitán por incapacidad. El viaje acabaría durando unos increíbles 30 días, que relegaron la acción de la Expedición del Golfo a la segunda mitad de Abril.

Mucho más al Oeste, en New Mexico, el Coronel Edward R.S Canby había recibido al fin el grueso de los refuerzos prometidos por el Territorio de Colorado. Eran los regimientos de los coroneles John B. Slough y John M. Chivington, ambos provenientes en otro tiempo del Ejército Regular, aunque el primero de la oficialidad y el segundo de las capellanías militares.

Con estas fuerzas y una selección de sus tropas anteriores, (de seguro menos de 1.300 hombres), Canby se apresuró a fintar en dirección a Santa Fé, confiando en obligar al confederado Henry H. Sibley a venir a buscarlo a “su” terreno. Y Sibley se vio obligado a aceptar el desafío.

En efecto, incluso la región de Albuquerque-Santa Fé, esquilmada por el paso de sucesivas olas de refugiados y bastante pobre, donde además la población los miraba como a enemigos no permitiendo al confederado aprovisionar suficientemente a sus hombres, debilitados por las dietas de su anterior marcha. Sibley necesitaba para mantenerse en New Mexico poderse asegurar los productos de la zona agrícola más rica y menos esquilmada en torno a Taos.

Y como no podía asegurarla mientras Canby se mostrara activo en su flanco, desde Fort Union y Fort Butler, no tuvo más remedio que reunir cuantos hombres estuvieran disponibles, (no muchos más de un millar, dado el estado de sus tropas y la dispersión a la que le obligaban sus propias conquistas), y marchar contra el unionista para derrotarle y a poder ser expulsarle de los fuertes para fijar su flanco amenazado.

Canby le esperó aún no lejos de Santa Fé, en el paso de montaña de Glorieta, con lo que el combate que se inició el 26 de marzo, se conocería como “Batalla de Glorieta Pass” o “de Apache Canyon”. Los movimientos iniciales confederados fue el envío de cerca de 300 texanos bajo el mando del Mayor Charles L. Pyron que debía avanzar por Glorieta Pass en el Camino de Santa Fe hacia Sangre de Cristo Mountains al sudeste de Santa Fé. Controlar este paso supondría el acceso a la Grandes Llanuras y la posibilidad de atacar Fort Union.

El objetivo estratégico de la Confederación tras la creación de su Territorio Confederado de Arizona, que incluía el sur del actual Estado de Arizona y Nuevo México con su capital en Mesilla, era la llegada hasta California y Colorado. Donde las minas de plata y oro ayudarían mucho a la precaria situación económica de la Confederación, además de otorgarle unos puertos libres del bloqueo por parte de la Unión.

Sibley decidió cerrar la salida Este de Glorieta Pass, con la intención de anular cualquier opción de defensa por parte de los unionistas en Sangre de Cristo. Y con esa intención ordenó al Mayor Charles L. Pyron y su batallón 2º de Texas Mounted Rifles y cuatro compañías del 5º de Texas Mounted Rifles del Mayor John Shropshire, ambos bajo las órdenes del Tte. Coronel William Read Scurry, que avanzasen. Scurry, incluyó en las órdenes nueve compañías del 4º de Texas Mounted Rifles del Mayor Henry Raguet y cinco compañías del 7º de Texas Mounted Rifles del Mayor Powhatan Jordan. Contaría con el apoyo de cinco piezas de artillería, haciendo un total de unos 1.100 hombres.

Los unionistas a las órdenes del Coronel John P. Slough y su 1º de Colorado junto con algunas unidades del Mayor John M. Chivington encuadradas en un batallón compuesto por tres compañías de infantería y una montada del 1º de Colorado, además de dos destacamentos de del 1º y 3º de los regimientos US Cavalry. Contando con algunas compañías independientes, dos baterías y algunos hombres de la milicia. El total con el que se encontraba era de unos 1.300 hombres.

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John M. Chivington, USA

John M. Chivington, pasaría a los libros de historia como el principal responsable de la masacre de Sand Creek, cuando el 29 de noviembre de 1864, ignorando que en el campamento cheyenne ondeaba la bandera de la Unión junto a otra bandera blanca, ordenó el asalto. Siendo asesinados 53 hombres y 110 mujeres y niños, que además fueron descuartizados.

Dias antes los federales habían marchado desde Denver por el Raton Pass hacia Fort Union y de alli hacia Glorieta Pass, una marcha de 400 millas en 14 días. Pero el confederado Pyron estaba acampado en Apache Canyon con sus 300 texanos en un extremo de Glorieta Pass, dejando un piquete de unos 50 hombres en la cima del paso.

Era el 26 de marzo por la mañana cuando los hombres del unionista Chivington avanzaron hacia el paso, eran unos 400 hombres, y hacia el mediodía habían alcanzado y tomado la cima. Pero cuando se dispusieron a seguir avanzando, su marcha fue detenida por el fuego artillero del confederado Pyron, el cual contratacó pero tras un tiroteo intenso debió retirarse. Fue entonces cuando los unionistas flanquearon la nueva posición de los confederados y tras recibir fuego de enfilada debieron realizar una retirada fuera del paso.

Esta retirada ordenada por Pyron pronto se desorganizó y los hombres quedaban aislados en pequeños grupos. Esta oportunidad fue aprovechada por Chivington que ordenó a la compañía B del 1º de Colorado, a las órdenes del Capitán Samuel M. Logan, que cargase con sus jinetes contra la artillería que se retiraba. Y aunque no se pudieron capturar las piezas, si se capturaron algunos prisioneros y se aumentó el desorden de la retirada confederada. Pero ante la caída de la tarde y no sabiendo la posición de posibles refuerzos confederados, Chivington ordenó retirarse para acampar en el rencho Kozlowski a la espera de la llegada de Slough con la fuerza principal unionista.

Hacia las 3 de la mañana del 27 de marzo, el grueso confederado llegaba al terreno, aumentando su número a unos 1.000 hombres y cinco cañones, pasando el mando de todas las tropas al Tte. Coronel William Read Scurry. El cual decidió tomar posiciones defensivas pues esperaba un ataque por parte de los unionistas, ordenando cavar pozos de tiradores. Pero esta pausa que duró todo el día, dio el tiempo necesario para que el Coronel John P. Slough llegase con el grueso de los federales en la mañana del 28 de marzo con sus 900 hombres, aumentando la fuerza unionista a los casi 1.300 hombres.

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William Read Scurry, CSA


Union ArmyCor. John P. Slough

Flanking Column May. John M. Chivington

First Battalion (provisional) Cpt. William H. Lewis
5th U.S., Company A: Tt. Barr
5th U.S., Company G: Tt. Norvell
1st Colorado, Company B: Cpt. Samuel M. Logan
Independent Company of Colorado Volunteers: Cpt. James Hobart Ford
New Mexico Volunteers (detachment): TtC. Manuel Antonio Chaves

Main Column Cor. John P. Slough
Field Battalion (provisional) TtC. Samuel F. Tappan
1st Colorado, Company C: Cpt. Richard Sopris
1st Colorado, Company D: Cpt. Jacob Downing
1st Colorado, Company G: Cpt. William F. Wilder
1st Colorado, Company I: Tt. Charles Kerber
1st Colorado, Company K: Cpt. Samuel H. Robbins
Heavy Battery: Cpt. John F. Ritter
Light Battery: Tt. Ira W. Claflin

Cavalry Reserve Cor. John P. Slough
3rd U.S. (detachment): Cpt. George W. Howland
3rd U.S., Company E: Cpt. Charles J. Walker
1st Colorado, Company F: Tt. George Nelson


Confederate ArmyTtC. William Read Scurry

2nd Texas Mounted Rifles: May. Charles L. Pyron
4th Texas Mounted Volunteers: May. Henry W. Raguet
5th Texas Mounted Volunteers: May. John S. Shropshire
7th Texas Mounted Volunteers: May. Powhatan Jordan

Independent Attached Units
Arizona Rangers: 2ºTt. William Simmons
Brigands (Santa Fe Gamblers): Cpt. John G. Phillips
San Elizario Spy Company: Tt. J. R. Parsons
Artillery Battery: 2ºTt. James Bradford


Y fue esa mañana del 28 de marzo cuando tanto Scurry como Slough decidieron que era el momento de atacar. El unionista Slough esperando que los confederados siguieran en Apache Canyon, envió al Mayor Chivington al mando de dos batallones de infantería para que flanqueasen a los texanos una vez que el grueso de sus tropas hubiese atacado. Pero los confederados no estaban ociosos y Scurry ordenó avanzar dejando sus carros de suministros y un pequeño piquete en el rancho Johnson, mientras se dirigía con unos 1.000 hombres al encuentro de los federales.

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Informado de la llegada de los confederados, Slough decidió atacar en la zona del rancho Pigeon con cuatro compañías a las órdenes del Tte. Coronel Samuel F. Tappan apoyado por una batería de artillería posicionada sobre una colina a la izquierda. Mientras otra batería junto con dos compañías se colocaba en el centro del camino, apoyadas por dos compañías en una loma a la derecha.

Pero Scurry decidió atacar en tres líneas de avance. Pyron y Raguet se encargarían del flanco derecho federal, Shropshire el flanco izquierdo y él mismo dirigiría en ataque al centro apoyado por sus cuatro cañones. Con buenas posiciones de defensa, protegidas por el terreno del flanqueo, los unionistas rechazaron con alguna facilidad los primeros ataques.

Pero el ataque comenzaba mal para los confederados. Los unionistas resistían en su flanco izquierdo y Shorshire había muerto, al mismo tiempo el ataque en el centro no progresaba y se había perdido ya un cañón y un armón con su munición. Disponían además de cierto número de tiradores de elite bien armados, y el fuego de éstos hacía desmoralizador para el enemigo el mantener la distancia, con lo que los confederados se veían obligados a buscar la proximidad con avances y asaltos. Y el combate se transformó en una serie de escaramuzas sin organización, pero con un valor rayando la locura. Y hacia las 3 de la tarde los confederados flanquearon el ala derecha unionista y desde la loma antes ocupada por los federales, los hombres del Mayor Henry W. Raguet, que había sido mortalmente herido, mantuvieron un intenso fuego sobre los artilleros y las compañías federales que estaban cubriendo el camino. Esta ocasión fue aprovechada por Scurry para lanzar un nuevo ataque que obligó a Slough a ordenar la retirada hacia el rancho Pigeon. Pero la situación se hacía insostenible y finalmente se retiró hacia el rancho Kozlowski, quedando los confederados de Scurry como dueños del campo de batalla.

Pero mientras la batalla estaba en sus últimas fases, una acción que se podría considerar secundaria cambiaría el resultado final hacia uno de los bandos. Y es que el Tte. Coronel Manuel Antonio Chaves, descendiente directo del conquistador Cristobal de Oñate, que mandaba a los hombres de la milicia 2º de New Mexico, informó a Chivington de que los carros de suministros confederados se encontraban en el rancho Johnson. Y tras inspeccionar el terreno y determinar la escasa dotación encargada de su custodia, los unionistas atacaron logrando la captura de los confederados y destruyeron unos ochenta carros capturando la mayoría de los 500 caballos y mulas, para acto seguido retirarse hacia el rancho Kozlowski, junto al resto de la tropa unionista.

Esta acción sería la clave de la batalla, pues aunque Scurry había logrado la victoria sobre el campo de batalla, el planeado avance confederado hacia California había sido cortado. Los confederados se habían quedado sin los tan necesitados suministros para operar en una tierra que no permitía vivir del terreno y debieron retirarse hacia Santa Fe. Este sería el primer paso de la retirada en el Oeste y que no pararía hasta San Antonio, Texas.

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Esta “Batalla de Glorieta Pass” que se ha llamado por los historiadores del Oeste como el “Gettysburg del Oeste” aunque sólo por las similitudes de ser un combate que duró tres días y en el que la Unión peleó a la defensiva, junto que marcó el punto de la “Marea Alta” de la Confederación en el Oeste. Pues para nada fue una gran batalla, ya que arrojó unos números de 50 muertos, 80 heridos y 92 prisioneros para los confederados, por los 51 muertos, 78 heridos y 18 prisioneros y desaparecidos para los unionistas.

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Sibley debió darse cuenta enseguida de que se había metido en un mal asunto, pero el retroceder ahora declarándose vencido, sería un golpe demasiado duro para sus sufridos soldados. Y cuanto más se empeñaba, más iba dependiendo toda la campaña del resultado de aquel combate.

Ahora la suerte estaba hechada, pues se vieron obligados a evacuar Santa Fé, y todo lo que fuera retroceder hacia el Sur era hundirse más y más en el hambre y la miseria que habían sufrido en el avance. Frente a eso servía de poco la galante habilidad con que el 7º de Caballería de Texas del Coronel Arthur Pendleton Bagby, la mejor unidad de Sibley, anulaba los intentos de persecución.

Los entusiastas del Far West han mitificado esta batalla, quizás por haber sido una acción a la defensiva unionista durante tres días, y ensalzando a los “Cazadores de las Rocosas” de Colorado y su “infalible” puntería.

Es cierto que entre los voluntarios del Colorado hubo algunos de esos cazadores, que hicieron de excelentes “sharpshooters” aunque armados con “mataosos” Hawken y algunos rifles Sharps. Pero el Hawken era lentísimo de cargar y poco útil en el combate próximo, y la clave del éxito consistió en que Canby lograra inducir a Sibley a luchar en aquel terreno. Pues a pesar de ser una victoria táctica confederada, tarde o temprano Sibley debería abandonar New Mexico, frustrando el objetivo principal de tomar Fort Union. Lo cual hubiera obligado a los federales a retirarse al norte de Raton Pass volviendo al Territorio de Colorado.

Y aunque se barajó la posibilidad de crear una fortaleza confederada en el sudoeste, esa idea no era práctica pues New Mexico no proporcionaba las provisiones suficientes para mantener una ocupación efectiva en la zona. Además se sabía que se aproximaban los federales y su Columna de California, que aunque no llegaría hasta el verano de 1862 dejaba todo el territorio en manos de la Unión, ante la práctica imposibilidad de recibir los refuerzos necesarios.


 2ª PARTE