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En la foto, se distingue claramente (está de frente a la cámara) al general británico Ian Hamilton (1853-1947), el cual lideraría los desembarcos en Gallipoli en 1915.

 

3. EL MUNDO SE ENCUENTRA INFORMADO

 

3.1. OBSERVADORES MILITARES

 

 

Los observadores militares eran oficiales (tanto del Ejército como de la Marina) enviados por los países no beligerantes para observar y tomar buena nota con propósitos militares de lo sucedido en la guerra.
 

La guerra ruso-japonesa ocurrió en un período (1816-1914) donde se consolidó el papel que las fuerzas armadas jugaban en un mundo industrializado y en la que la observación, estudio y recopilación de datos de las guerras que se llevaban a cabo se había convertido en una cuestión de suma importancia.

 

En realidad, el observador militar era una versión especial del agregado militar, el cual tenía una misión ad hoc llevada a cabo durante un corto período de tiempo. La Guerra Civil Americana y la guerra franco-prusiana fueron las primeras guerras donde se reunieron de manera significativa oficiales de los principales países no beligerantes, los cuales observaban el desarrollo de la acción desde ambos bandos contendientes. Pero, sin ninguna duda, la guerra ruso-japonesa fue la que reunió mayor cantidad de observadores militares hasta la Primera Guerra Mundial.

 

 

 
A los cinco meses de comenzada la guerra, había en Manchuria 25 observadores militares y 6 observadores navales y, para su finalización, la guerra había atraído alrededor de 80 oficiales de las fuerzas armadas de 16 naciones diferentes, los cuales desempeñaron su misión desde ambos bandos. Curiosamente, parecía que el prestigio internacional dictaba que una nación debía enviar al menos a un observador militar a la zona de guerra.
 

La estancia en Manchuria no resultó sencilla, y los observadores internacionales sufrieron de un clima hostil y un trabajo lleno de trabas. Las dificultades que aparecían a la hora de llevar a cabo su trabajo eran numerosas siendo la principal de ellas el secretismo ejercido por los países en liza. Ambos contendientes, aunque fueron especialmente los japoneses, eran reacios a la hora de informar a los observadores militares sobre lo que ellos consideraban “su guerra”, aunque por razones políticas se vieron obligados a ello, pero seguían siendo bastante reacios a la hora de compartir los progresos de la contienda. 

 

En cierta medida se puso de manifiesto la existencia de un cierto antagonismo racial a la hora de trabajar conjuntamente mandos militares japoneses con los observadores militares extranjeros.

 

En una siguiente entrada citaré los más importantes oficiales que actuaron como observadores militares en el conflicto junto con unos breves datos de su carrera militar más destacada.

 

 

3.2. CORRESPONSALES DE GUERRA

 

 
Al mes de comenzar las hostilidades, más de 50 corresponsales de guerra británicos, norteamericanos, franceses y alemanes se habían reunido en Tokyo buscando la manera de unirse a las fuerzas japonesas que estaban en el frente. En los meses siguientes, el número de corresponsales extranjeros que se habían establecido junto a los japoneses se incrementó considerablemente, mientras que escasos reporteros visitaron la zona rusa, en parte debido a razones logísticas, ya que para unirse a los rusos, el reportero tenía que realizar un larguísimo y difícil viaje a través de Siberia, mientras que para unirse a los japoneses se requería únicamente un “placentero” viaje en barco.
 

Los rusos eran bastante hospitalarios con los periodistas, mientras que los japoneses se mostraban bastante reticentes a la hora de facilitar el trabajo a estos informadores. Ambos bandos tomaron todas las precauciones posibles para mantener alejados del frente de combate a los corresponsales, lo que hizo que su trabajo se desarrollara de manera complicada.

 

Los temores japoneses sobre que la información clasificada saliera a la luz, de forma intencionada o no, se confirmaron al poco de comenzar la guerra, ya que el 29 de febrero de 1904, el Times de Londres publicó los preparativos que el Ejército Imperial japonés estaba tomando para llevar a cabo la batalla del río Yalu. Por todo esto, el control y la censura que los japoneses realizaron sobre los corresponsales provocaron no pocas fricciones con ellos. De hecho, algunos reporteros que en los primeros momentos compartían con sus lectores una evidente tendencia pro-japonesa, acabaron mostrando sus simpatías hacia los rusos debido al trato hostil, la censura y el aislamiento al que eran sometidos por parte de los japoneses.

 

Para poder transmitir sus informaciones y evadir la censura japonesa, el reportero del Times, Lionel James, alquiló un pequeño vapor, el Haimun, y lo equipó con un radio transmisor y una antena de 52 metros, desde el cual realizaba sus informes que eran recibidos en la ciudad portuaria china de Weihaiwei, situada en la costa norte de la península de Shantung, siendo allí enviados a Londres. Lionel James fue el primer reportero que informó a la opinión pública occidental sobre los avances de las tropas japonesas sobre Port Arthur. Posteriormente, en mayo de 1904, un oficial japonés se mantuvo a bordo del Haimun para controlar y censurar las informaciones antes de ser enviadas vía radio.

 

Tanto rusos como japoneses protestaron sobre el uso de aparatos de radio para estos fines, ya que veían comprometidos sus secretos militares. Las autoridades rusas y japonesas tenían buenas razones para controlar este tipo de informaciones ya que la inteligencia militar de ambos bandos hacía buen uso de las informaciones que los corresponsales de guerra publicaban en sus periódicos en Occidente.

 

Entre otros periodistas, destacaríamos a Frederic Villiers (Illustrated London News), Jack London (Collier's, New York Herald, Harper's Magazine, Hearst Press, New York Journal), Lionel James (The Times), Vasilii Nemirovich-Danchenko (Russkoe Slovo), Maurice Baring (The Morning Post), Frederick McCormick (Associated Press), Ellis Ashmead-Bartlett (The Times, Daily Telegraph), Willard Dickerman Straight (Reuters) y el Barón Bilder von Kriegelstein (Berliner Lokal-Anzeiger).

 

 

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Pensaba mostrar la siguiente lista con algunos datos sobre las carreras militares de los observadores militares destacados a la zona, pero la falta de tiempo me lo impide y no quiero alargar mucho más esta “pequeña introducción”, por lo que pondré una lista con las personalidades militares más importantes que participaron, entre otros, como observadores en este conflicto:
 
GRAN BRETAÑA
 
Lieutenant General Ian Hamilton
Lieutenant General William Nicholson
Major General Charles Burnett
Major General Montague Gerard
Colonel John Hoad
Lieutenant Colonel James Haldane 
Captain William Pakenham (Royal Navy) 
Captain Thomas Jackson (Royal Navy) 
Captain Ernest Troubridge (Royal Navy) 
Captain Somerset Arthur Gough-Calthorpe (Royal Navy) 
 
 
ESTADOS UNIDOS
 
Major General Arthur MacArthur
Brigadier General Thomas Barry
Major Joseph Kuhn
Major Montgomery Macomb
Captain John Pershing
Captain Peyton March
Lieutenant Commander Newton McCully (US Navy) 
 
ALEMANIA
 
Major Günther von Hetzel
Captain Carl Hoffmann
 
ITALIA
 
Major Enrico Caviglia
Lieutenant Ernesto Burzagli (Regia Marina)
 
CANADA
 
Captain Herbert Cyril Thacker 
 
FRANCIA
 
General François de Négrier
 
AUSTRALIA
 

 

Colonel John Charles Hoad
 
3.2. CORRESPONSALES DE GUERRA
 
Al mes de comenzar las hostilidades, más de 50 corresponsales de guerra británicos, norteamericanos, franceses y alemanes se habían reunido en Tokyo buscando la manera de unirse a las fuerzas japonesas que estaban en el frente. En los meses siguientes, el número de corresponsales extranjeros que se habían establecido junto a los japoneses se incrementó considerablemente, mientras que escasos reporteros visitaron la zona rusa, en parte debido a razones logísticas, ya que para unirse a los rusos, el reportero tenía que realizar un larguísimo y difícil viaje a través de Siberia, mientras que para unirse a los japoneses se requería únicamente un “placentero” viaje en barco.

Los rusos eran bastante hospitalarios con los periodistas, mientras que los japoneses se mostraban bastante reticentes a la hora de facilitar el trabajo a estos informadores. Ambos bandos tomaron todas las precauciones posibles para mantener alejados del frente de combate a los corresponsales, lo que hizo que su trabajo se desarrollara de manera complicada.

Los temores japoneses sobre que la información clasificada saliera a la luz, de forma intencionada o no, se confirmaron al poco de comenzar la guerra, ya que el 29 de febrero de 1904, el Times de Londres publicó los preparativos que el Ejército Imperial japonés estaba tomando para llevar a cabo la batalla del río Yalu. Por todo esto, el control y la censura que los japoneses realizaron sobre los corresponsales provocaron no pocas fricciones con ellos. De hecho, algunos reporteros que en los primeros momentos compartían con sus lectores una evidente tendencia pro-japonesa, acabaron mostrando sus simpatías hacia los rusos debido al trato hostil, la censura y el aislamiento al que eran sometidos por parte de los japoneses.

Para poder transmitir sus informaciones y evadir la censura japonesa, el reportero del Times, Lionel James, alquiló un pequeño vapor, el Haimun, y lo equipó con un radio transmisor y una antena de 52 metros, desde el cual realizaba sus informes que eran recibidos en la ciudad portuaria china de Weihaiwei, situada en la costa norte de la península de Shantung, siendo allí enviados a Londres. Lionel James fue el primer reportero que informó a la opinión pública occidental sobre los avances de las tropas japonesas sobre Port Arthur. Posteriormente, en mayo de 1904, un oficial japonés se mantuvo a bordo del Haimun para controlar y censurar las informaciones antes de ser enviadas vía radio.

Tanto rusos como japoneses protestaron sobre el uso de aparatos de radio para estos fines, ya que veían comprometidos sus secretos militares. Las autoridades rusas y japonesas tenían buenas razones para controlar este tipo de informaciones ya que la inteligencia militar de ambos bandos hacía buen uso de las informaciones que los corresponsales de guerra publicaban en sus periódicos en Occidente.

Entre otros periodistas, destacaríamos a Frederic Villiers (Illustrated London News), Jack London (Collier's, New York Herald, Harper's Magazine, Hearst Press, New York Journal), Lionel James (The Times), Vasilii Nemirovich-Danchenko (Russkoe Slovo), Maurice Baring (The Morning Post), Frederick McCormick (Associated Press), Ellis Ashmead-Bartlett (The Times, Daily Telegraph), Willard Dickerman Straight (Reuters) y el Barón Bilder von Kriegelstein (Berliner Lokal-Anzeiger).