En la mañana del 15 de Marzo, tras pasar otra mala noche debido a la tensión, el Vicealmirante Carden informa al Comodoro Keyes que no está en condiciones de asistir a la conferencia de Capitanes prevista, que su intención es abandonar el mando. Tanto Keyes como de Robeck intentan convencerle para que reconsiderase su postura, indicándole que este paso significaría el fin de su carrera, pero tras seis meses en el mar con responsabilidades crecientes Carden sentía que había llegado a su límite. Al día siguiente fue reconocido por un médico de Harley Street (una calle de Londres con abundantes consultorios médicos, hasta el punto de que Harley Street se ha convertido en sinónimo de “atención médica privada” en Gran Bretaña), quien diagnosticó que el Vicealmirante estaba al borde de un colapso nervioso y que necesitaba al menos tres o cuatro semanas de absoluto reposo, libre de cualquier preocupación. Carden telegrafió a un estupefacto Almirantazgo su renuncia y partió hacia Malta en el crucero protegido HMS Minerva, el mismo día en el que se suponía debía encabezar el gran ataque previsto contra las defensas de los Dardanelos. Resultaba urgente encontrar un sustituto, que por antigüedad debía ser el Contralmirante Wemyss, Comandante de la base de Mudros, quien generosa y sensatamente decidió apartarse a un lado para que el puesto de Comandante en Jefe de la Flota recayera en el Contralmirante de Robeck, quien llevaba varios meses como adjunto de Carden, había estado presente en todos los combates anteriores y conocía perfectamente la flota y a sus Capitanes. Para el General Birdwell, de las tropas ANZAC, que había observado a ambos Almirantes durante una visita a Mudros, “De Robeck valía como una docena de Carden”, aunque menos impresionado se mostraba Churchill con el Contralmirante, pensado que "uno no podía sentir que su entrenamiento y experiencia hasta este período le hubiesen llevado a pensar profundamente en los aspectos más amplios de la estrategia y las tácticas". Pero de Robeck tenía una cualificación abrumadora, estaba presente en la escena en un momento en el que al Almirantazgo empezaba a sentir urgencia en completar sus gloriosos planes, por lo tanto Churchill aceptó de forma inmediata nombrarle Vicealmirante interino.
Contralmirante de Robeck.
El día 17 Churchill envió el siguiente mensaje al flamante Comandante en Jefe de la flota aliada: “Mensaje personal y secreto del Primer Lod. Al otorgarle a usted con plena confianza el mando de la flota independiente del Mediterráneo, supongo que usted considera, después de un análisis personal e independiente, que las operaciones propuestas son acertadas y practicables. Si no lo cree así no dude en decirlo, si lo cree, entonces ejecútelas sin más demora a la primera ocasión favorable… y que la Fortuna le asista”.
De Robeck respondió que aceptaba completamente el plan de Carden y que, si el tiempo acompañaba, llevaría a cabo el ataque al día siguiente, el jueves 18 de Marzo de 1915.
El 16 de Marzo el Vicealmirante interino de Robeck, con su bandera en el HMS Queen Elizabeth, presidió la conferencia de Capitanes donde se analizó el plan del enfermo Vicealmirante Carden para un ataque general contra los Estrechos por parte de toda la flota; 18 buques capitales, un portahidroaviones y más de veinte cruceros y destructores. La Escuadra se reorganizó en tres Divisiones y siete Subdivisiones, la primera División formada por los cuatro buques más modernos bajo el mando directo del Vicealmirante de Robeck, la segunda por ocho pre-dreadnoughts británicos bajo el mando del recién nombrado Comodoro Hayes-Sadler a bordo del HMS Ocean y la tercera constituida por los cuatro pre-dreadnoughts franceses más la adición de los británicos HMS Triumph y HMS Prince George, con el Vicealmirante Guepratte izando su insignia en el acorazado Suffren. El detalle sería como sigue:
Primera División
1ª Subdivisión: Queen Elizabeth e Inflexible
2ª Subdivisión: Agamemnon y Lord Nelson.
Segunda División
3ª Subdivisión: Ocean, Irresistible, Albion, Vengeance.
4ª Subdivisión: Swifsure y Majestic.
5ª Subdiviisón: Canopus y Cornwallis.
Tercera División
6ª Subdivisión: Suffren, Bouvet, Gaulois, Charlemagne.
7ª Subdivisión: Triumph y Prince George
La idea general era silenciar los cañones turcos en los Estrechos al tiempo que se dragaban las minas, pues si bien la experiencia había demostrado que resultaba muy complicado destruir los fuertes a una distancia mínima de 7.300 metros (la existente entre la línea de minas número 10 a Chanak), se esperaba que el fuego concentrado de toda la flota lograse abrumarlos lo suficiente, como ocurrió con los fuertes exteriores, para que los dragaminas pudiesen actuar con relativa seguridad.
Plano a gran resolución sobre la batalla del 18 de Marzo, con el número que los británicos habían asignado a cada uno de los fuertes o baterías turco/alemanas identificadas, las líneas de minas y las posiciones desde donde cada División de buques aliados debía bombardear sus objetivos (en yardas).
Una vez obtenido el permiso por parte del Almirantazgo para que el HMS Queen Elizabeth pudiese penetrar en los Dardanelos, la primera División formaría la “Línea A”, que a una distancia de 12.800 metros tomaría como objetivo a los principales fuertes otomanos en los Estrechos, los números 13, 16 y 17 (Rumili, Hamidieh II y Namazieh) en la península de Gallipoli y los 19 y 20 (Hamidieh I y Chemenlik) en la costa asiática. Los HMS Prince George y Triumph se ubicarían en la línea imaginaria que marca la distancia de 13.700 metros a los Narrows, el primero en el lado europeo y el segundo en el asiático, con la misión de disparar contra las baterías de mediano calibre que se hallaban en ambas costas, mientras la “Línea B”, constituida por los cuatro acorazados franceses de la 6ª Subdivisión, esperaban su turno a 13.700 metros del Estrecho, para que cuando los barcos integrantes de la Línea A hubiesen empezado a dominar sus objetivos, pasar entre ellos avanzando gradualmente hasta los 7.300 metros con las mismas fortalezas que los primeros como blanco de sus cañones, mientras la Línea A avanzaba hasta los 10.900 metros con el fin de bombardear el fuerte número 24 (Anadolu Medjidieh), a la salida de los Estrechos. Fue el siempre combativo Vicealmirante Grepratte quien insistió en que sus buques formasen la expuesta Línea B, que tras cuatro horas desde el inicio del combate debería ser relevada por la 3ª Subdivisión, mientras los HMS Swifsure y Majestic hacían lo propio con los HMS Prince George y Triumph en los costados de la línea de combate y la 5ª Subdivisión quedaría en reserva para apoyar a los dragaminas para que continuasen sus trabajo durante la noche. Se esperaba que tras las primeras dos horas de bombardeo los arrastreros pudiesen iniciar su labor, dragando un pasillo de 900 metros de ancho en las sucesivas líneas de minas, de tal modo que los acorazados pudiesen acercarse gradualmente a los fuertes para rematarlos a corta distancia. A modo de diversión, siete transportes simularían un desembarco en la costa de Gallipoli y el crucero ligero HMS Dartmouth intentaría silenciar los cañones en la entrada europea de los Dardanelos, mientras su gemelo el HMS Dublin hacía lo propio en la costa asiática. La observación del fuego estaría a cargo de hidroaviones procedentes del HMS Ark Royal, que debería mantener un aparato constantemente en el aire, y la defensa contra posibles minas flotantes estaría a cargo de un piquete armado que acompañaría a cada buque capital, listo para hacer estallar cualquier posible peligro en este sentido.
En total las líneas A y B pondrían en liza ocho cañones de 381 mm y treinta y dos de 305 mm al inicio de la batalla, que se enfrentarían a cuarenta y dos de un calibre de 203 mm o mayor (seis de ellos de 356 mm) en los fuertes principales, en un paraje claramente delimitado de entre 1.5 y 3 kilómetros de ancho y ocho de largo, donde la sorpresa era imposible y el objetivo de unos y otros claramente definido, si los turcos perdían el control sobre esos pocos kilómetros de mar, la batalla para ellos estaría perdida y con ella posiblemente la guerra.
El 17 de Marzo ofrecía promesa de buen tiempo para el día siguiente, y durante la noche varios arrastreros fueron despachados en las aguas de los Dardanelos donde debía actuar la flota para comprobar que no existía ninguna mina que pudiese poner en peligro a los buques capitales, regresando al amanecer con la noticia de que estaba todo despejado hasta los 7.300 metros, medidos desde los Narrows, donde se encontraba la línea 10 del campo minado. Las veinte minas fondeadas diez días antes por el Nusret pasaron totalmente desapercibidas, también para los hidroaviones que sobrevolaron la zona, y que según pruebas realizadas en torno a la isla de Tenedos, deberían haber podido localizarlas en las cristalinas aguas del Estrecho. La flota zarpa al completo de Mudros a las 8:15 de la mañana, bajo un cielo límpido y con el mar en calma, alcanzando la entrada a los Dardanelos antes de las 10:00, esperando durante media hora a que la bruma de la mañana se hubiese despejado totalmente para penetrar en los mismos. Pronto los buques de la primera División sufrieron los molestos cañonazos de una batería de mediano calibre cercana a Kun Kale, y de varias más según se internaban en la lengua de agua, replicando los barcos con su artillería secundaria pero sin detenerse hasta alcanzar el punto previsto para el bombardeo a 12.800 metros de los Estrechos, desplegándose la División con el HMS Queen Elizabeth a la izquierda de la misma, seguido en este orden por los HMS Agamemnon, Lord Nelson e Inflexible, los barcos sin anclar y manteniendo la posición contra la corriente utilizando los motores. Los cañones de 381 mm del moderno acorazado abrieron fuego a las 11:25 contra el gran fuerte de Hamidieh I (19 en el mapa) en Chanak, costa asiática, mientras el HMS Agamemnon disparaba contra Rumili (13), el HMS Lord Nelson contra Namazieh (17) y el HMS Inflexible contra Hamidieh II (16), todos en la costa de Gallipoli, algo más atrasado el HMS Triumph se centraba en intentar destruir Dardanos (8), la más formidable de las baterías intermedias, que contaba con cinco cañones Krupp de 15 cm.
Fort Dardanos en la actualidad.
Pese al molesto fuego de las baterías ocultas por el momento el bombardeo se desarrollaba sin mayores percances, pues la primera División se encontraba fuera del alcance de los cañones de grueso calibre ubicados en los fuertes, que tras unos pocos disparos iniciales, que cayeron cortos, soportaron el intenso bombardeo en silencio. Sobre las 11:50 el polvo levantado por las explosiones ocultaba al HMS Queen Elizabeth el fuerte Hamidieh I, cambiando de blanco los británicos y disparando contra el vecino fuerte de Chemenlik (20), dotado con dos piezas de 356 mm, una de 240 mm y otra de 210 mm, que a las pocas salvas resultó centrado, estallando un polvorín con gran estrépito. A mediodía de Robeck pensó que había llegado el momento de que la Línea B se uniese al bombardeo, dando instrucciones para que los acorazados de Guepratte navegasen entre sus naves hasta alcanzar la línea teórica de 9.100 metros con el fin de atacar los mismos objetivos desde más cerca. En ese momento las baterías de mediano calibre turco/alemanas, en las que servían algunos artilleros desembarcados del SMS Goeben, afinaron su puntería alcanzando en repetidas ocasiones al HMS Queen Elizabeth, que gracias a su blindaje no sufrió daños importantes ni baja alguna, pero los HMS Agamemnon e Inflexible recibieron las atenciones de las baterías ubicadas en la costa asiática (44 a 47), sufriendo el acorazado doce impactos de 15 cm en pocos minutos, cinco de ellos en la cintura blindada que no causaron mayor daño, pero los otros siete demolieron parte de la superestructura y llegaron a atorar momentáneamente una pieza de 305 mm.
HMS Queen Elizabeth durante el bombardeo de los Dardanelos, cortesía de Randall Wilson.
Peor le fue al crucero de batalla, que a las 12:20 sufrió un impacto que creó un incendio en la base del mástil principal, y cinco más en los siguientes minutos, mientras el piquete junto a él resultaba hundido. Uno de los proyectiles estalló justo por encima de la cofa donde se encontraba el puesto de director de tiro, cargo que correspondía al Comandante Verner, recién ascendido tras hundir a los cruceros acorazados germanos SMS Scharnhorst y Gneisenau en la Batalla de Las Malvinas. La metralla atravesó el techo causando tres muertos y cuatro heridos, incluyendo el propio Verner, con un brazo destrozado y el cráneo fracturado, pero todavía con fuerzas para avisar al puente que el puesto había quedado fuera de combate y que enviasen ayuda y morfina. Por desgracia el fuego en la base del mástil impedía una asistencia rápida, el cirujano no pudo tocar la escalera de acero recalentada, y pocos minutos más tarde Verner hacía otra llamada desesperada: "Por el amor de Dios, apaguen el fuego o todos aquí moriremos asados”. Finalmente el Segundo de a bordo logró subir al mástil seguido por algunos hombres, bajando en camilla a los heridos. El Capitán Phillimore no quiso mover el barco de su puesto para no perjudicar su tiro sobre el fuerte Hamadieh II, en el momento crítico en el que los acorazados franceses cerraban distancias, pero tras haber silenciado su objetivo y recibido instrucciones del Vicealmirante de Robeck, salió momentáneamente de la línea para descentrarse del fuego enemigo.
HMS Inflexible.
Nuevo mapa con las defensas de los Dardanelos.
La 6ª Subdivisión bajo el mando del Vicealmirante Guepratte atravesó la Línea A con sus cuatro acorazados, los Suffen y Bouvet cerca de la costa asiática mientras que los Galois y Charlemagne lo hacían en el lado opuesto, dejando visión libre a la 1ª División para continuar el bombardeo de los fuertes, adelantando los buques británicos su posición hasta la línea teórica de los 12.800 metros. Los franceses avanzaron de forma valiente hasta los 9.100 metros, al alcance de los cañones de las fortalezas otomanas, que ahora abrieron fuego sobre los recién llegados, demostrando que los 60 minutos bajo el fuego de la Línea A no había resultado lo efectivo que los aliados habrían deseado. En lo que el maestro Luis de la Sierra denomina con su exquisita prosa “un pandemónium de aquelarre”, los cuatro acorazados franceses resultaron alcanzados sufriendo daños desiguales. El Suffren resultó alcanzado no menos de catorce veces en cuarto de hora, incluyendo un proyectil de 24 cm que no logró atravesar el blindaje de la torre A (290 mm) y otro del mismo calibre que destrozó una casamata de 164 mm matando a todo su personal, además de otro que causó una pequeña inundación a proa. El Bouvet fue el blanco del fuerte Messudieh (7), recibiendo varios impactos que inutilizaron dos casamatas, mientras tanto el puente como el compartimento de la dirección sufrieron sendos incendios. El Gaulois fue alcanzado por un impacto en el castillo de proa que causó poco daño, pero un segundo proyectil, presumiblemente de 356 mm, impactó en la amura de estribor a la altura de la línea de flotación, sin penetrar la cintura acorazada, pero esta se dobló debido al impacto desgarrando el casco en una longitud de siete metros, creando una vía de agua que no pudo ser taponada, de modo que su Capitán ordenó salir de los Dardanelos hacia las islas Rabbit, a la entrada de los mismos y cerca de la isla de Tenedos, donde hubo que vararlo para efectuar reparaciones temporales antes de que se hundiese. Fue escoltado por el Charlemagne, que sufrió daños menores en la superestructura, aunque más tarde requirieron reparaciones en Bizerta hasta Mayo.
Acorazado Gaulois.
Pero el tiro de los baqueteados acorazados franceses fue bastante bueno y las fortalezas sufrieron sus efectos, a las 14:00 horas su situación era “crítica” según el Estado Mayor turco, todos los cables de comunicación con los observadores artilleros habían resultado cortados, algunos cañones habían quedado fuera de combate mientras otros estaban atorados o medio sepultados bajo tierra o cascotes, de modo que su fuego resultó más esporádico y errático. Un hidroavión señaló que los fuertes de Dardanos (8) y Chemenlik (20) parecían abandonados, y a las 13:45 de Robeck dio instrucciones para que los buques franceses, que ya estaban combatiendo a solo 8.200 metros del Estrecho, se retirasen y su puesto fuese ocupado por la 2ª División que debería rematar el trabajo, pero entonces se produjo la primera desgracia del día. El Suffren estaba pasando a la altura de la Línea A seguido por el Bouvet, algo retrasado porque en el momento de darse la orden de retirada el barco estaba concentrado en un duelo con el fuerte Namazieh (17) y Guepratte hubo de repetir la orden de retirada. A la altura de la Línea A y de forma imprevista, el Bouvet fue sacudido por una gran explosión, y en solo dos minutos zozobró llevándose con él a 24 Oficiales y 619 hombres, pudiendo ser rescatados de entre las aguas solo 75, la mayor parte por el destructor HMS Mosquito. Algunos observadores de la catástrofe pensaron que el Bouvet había resultado alcanzado por un proyectil enemigo, otros pensaban que podría haber sido torpedeado o quizá chocado con una mina, nosotros sabemos que fue una de las veinte que fondeó el Nusret, y el Bouvet no sería su última víctima.
Hundimiento del Bouvet
Nuevo plano sobre las defensas de los Dardanelos y la disposición de la flota aliada.
El hundimiento del Bouvet no arredró al Comodoro Hayes-Sadler, a bordo del HMS Ocean, quien llevó su División a ocupar el puesto de los acorazados franceses, con su buque en el lado asiático, seguidos en este orden por los HMS Irresistible, Albion y Vengeance, mientras los HMS Switsure y HMS Majestic relevaban a los HMS Prince George y Triumph, reanudando el bombardeo de los fuertes a 10.900 metros, cerrando distancias gradualmente hasta los 9.700, mientras su artillería secundaria disparaba contra las baterías de la costa asiática y los cañones ocultos en las laderas de Gallipoli. En esta ocasión la respuesta de los fuertes principales en el Estrecho no resultó tan formidable como cuando se enfrentaron a los buques de Guepratte, solo Hamidieh I (19), cuyos artilleros eran en su mayor parte alemanes, continuaba disparando sus piezas con la misma resolución que al inicio del combate, que en ese momento ya se alargaba más de tres horas. El HMS Vengeance lo tomó como objetivo alcanzando repetidamente con sus disparos a la fortaleza, pero un hidroavión informó que la mayoría de los proyectiles cayeron en el centro de la misma sin causar daños importantes, demostrando una vez más la dificultad de dejar fuera de combate una pieza si no era alcanzada de un disparo directo. En el lado europeo el HMS Irresistible tomó como blanco el fuete de Namazieh (17), el Ocean Hamidieh II (16) y el HMS Vengeance Rumili (13), que a pesar de sufrir un incendio no dejó de disparar, por lo que el HMS Ocean también le tomó como blanco sobre las 15:00 horas, al comprobar que Hamidieh II había dejado de disparar.
Plano de Hamidieh I realizado por el Embajador estadounidense Morgenthau.
El HMS Irresistible fue alcanzado en el costado por un proyectil de grueso calibre disparado desde Hamidieh I, que causó una vía de agua, de tal modo que quince minutos más tarde era visible una ligera escora, que llevó a de Robeck a ordenar que el acorazado abriese distancias con los fuertes, al tiempo que su buque insignia, HMS Queen Elizabeth, disparaba nuevamente sobre el molesto fuerte, aunque sin resultados visibles. En cualquier caso el fuego turco/alemán no era tan continuo ni preciso como al inicio del combate, no porque muchas piezas hubiesen resultado destruidas, sino porque debían limpiase sus mecanismos constantemente debido al polvo levantado por los proyectiles que caían cerca, y por la falta de comunicación con los observadores artilleros, de modo que los aliados pensaron que había llegado el momento de que los arrastreros comenzaran su labor de dragado de minas. Los seis pequeños barcos encargados de esta tarea se toparon con tres minas a la altura de la Línea A (12.800 metros), donde se suponía que no debería haber alguna (sin duda eran de las fondeadas por el Nusret), las dragaron pero no supusieron que había más ni avisaron de ello a de Robeck, continuando avanzando hacia la línea 10 de las minas otomanas. Dos de los arrastreros ni siquiera se acercaron a ella, los otros cuatro dieron media vuelta inmediatamente en cuanto empezaron a caer proyectiles cerca de los mismos, pese al esfuerzo de sus Capitanes para que permanecieran en sus puestos, ante los ojos atónitos del Comodoro Keyes, quien dijo “"No creí que el fuego de los obuses ocultos y las armas de campaña fuera un factor decisivo", pero se equivocaba, nuevamente el miedo de las tripulaciones civiles fue el factor decisivo ese día. El otro fueron las minas del Nusret, que a las 16:11 se cobraban una nueva víctima, cuando el crucero de batalla HMS Inflexible chocaba con una, que explotó a la altura de la cámara de torpedos de estribor, causando una gran vía de agua de 9 x 8 metros, ahogando a 29 hombres que se vieron sumergidos por 1.600 toneladas de agua. A raíz de la explosión fallaron todas las luces eléctricas y los ventiladores, pero aun trabajando a oscuras la tripulación fue capaz de aislar la inundación cerrando puertas estancas, justo a tiempo porque el buque estaba muy hocicado y el Capitán Phillimore no tuvo más opción que abandonar la formación y dirigirse a la isla de Tenedos, donde logró llegar hora y media más tarde, cuando el mar ya lamía la cubierta del castillo de proa. No sería la última catástrofe del día para los aliados.
HMS Inflexible.
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