La primera batalla naval importante de la gran guerra se produjo el 28 de agosto de 1914 en la bahía de Heligoland. Allí se encontraba Wilhelmshaven, la base de la Kriegsmarine en el mar del Norte. El contralmirante Franz von Hipper comandaba el dispositivo de vigilancia de la bahía de Heligoland, una fuerza de 9 destructores y 3 cruceros ligeros que navegaban dispersos por la bahía atentos a una posible incursión británica contra Wilhemshaven.
Los submarinos británicos exploraban impunemente la costa alemana, en un tiempo en que la detección antisubmarina no estaba desarrollada, y se percataron de un fallo en el sistema de vigilancia de Hipper. Los barcos estaban demasiado dispersos en la bahía, no podrían apoyarse entre sí en caso de ataque, y navegaban demasiado alejados de la base como para recibir apoyo de esta antes de ser destruidos. Parecía factible enviar una escuadra de superficie, atacarlos y regresar velozmente a Inglaterra sin entrar en combate con el grueso de la flota alemana. Los navíos de vigilancia de Hipper, en vez de servir de alerta ante una ofensiva naval, eran una presa tan tentadora que se convirtieron en el objetivo de esa ofensiva.
Wilhelmshaven
El almirantazgo británico elaboró un ingenioso plan: una fuerza rápida de 29 destructores y 2 cruceros ligeros, al mando del comodoro Reginald Tyrwhitt penetraría de noche en la bahía de Heligoland, por el norte. Se colocarían sigilosamente entre los barcos de vigilancia y la base de Wilhelmshaven, y al amanecer harían un barrido hacia el oeste atacando a los barcos de vigilancia que fueran encontrando. Como los navíos de Tyrwhitt eran más rápidos y con mayor potencia de fuego que los de Hipper, y además avanzarían agrupados, apoyándose unos a otros, era presumible que los barcos de vigilancia de la base alemana tendrían serios problemas. Además, Wilhelmshaven tenía una particularidad que jugaría a favor de los británicos. A la entrada del puerto se hallaba sumergida una barra arenosa que hacía que los buques de gran calado sólo pudieran entrar o salir de la base con la marea alta. Como el ataque de Tyrwhitt se produciría al amanecer, con la marea baja, los acorazados y cruceros de batalla alemanes no podrían zarpar para enfrentarse a los británicos. Los destructores de Hipper solo podrían ser socorridos por cruceros ligeros. Y para hacer frente a estos, los británicos enviarían una segunda escuadra al mando del vicealmirante David Beatty, 2 cruceros de combate (Invincible y New Zealand), 3 cruceros de batalla (Lion, Queen Mary y Princess Royal), 6 cruceros ligeros y 2 destructores. (Un crucero de combate es más rápido que un crucero de batalla, pero tiene menos blindaje). Esta fuerza daría cobertura a la de Tyrwhitt, se mantendría a 50 millas mar adentro y se internaría en la bahía si era necesario para hacer frente a cualquier contingente que partiera de Wilhelmshaven.HMS Invincible
El 28 de agosto fue el día fijado para la operación. Por la noche Tyrwhitt se introdujo en la bahía con sus 29 destructores y 2 cruceros ligeros sin ser detectado, mientras Beatty tomaba posición mar adentro. Al amanecer la bahía de Heligoland apareció cubierta de niebla, lo que suponía una ventaja más para los ingleses. La niebla suponía que los navíos se verían unos a otros sólo a corta distancia, de forma que los barcos alemanes no detectarían a los ingleses hasta tenerlos demasiado cerca para escapar. Además la niebla impediría a los aviones de reconocimiento alemanes avistar los navíos ingleses, y dejaba inútiles los ocho cañones de 305 mm que los alemanes tenían instalados en la pequeña isla de Heligoland. Todo eran ventajas para los británicos.
A las 7 de la mañana los buques de Tyrwhitt avistaron al primer destructor alemán, y abrieron fuego sobre él. Sucesivamente varios destructores alemanes fueron gravemente dañados. Inferiores en número y en armamento, lo único que los buques alemanes podían hacer era a través de la niebla mientras pedían desesperadamente ayuda a la base de Wilhelmshaven.
La peor suerte le correspondió al destructor alemán V-187, que se vio rodeado de seis navíos británicos y sin posibilidad de escabullirse. Resistió con honor, pero fue inevitablemente hundido a cañonazos.
El contralmirante Hipper, al conocer la situación, dio orden a los cruceros ligeros de Wilhelmshaven de que salieran de la base en busca del enemigo. Los grandes navíos debían prepararse para hacerse a la mar en cuanto la marea lo permitiera (aunque esto sucedería ya demasiado tarde). Los cruceros ligeros alemanes que podían cumplir la orden de Hipper eran seis: Mainz, Ariadna, Strassburg, Köln, Dantzig y Stralsund. Pero el contralmirante cometió un nuevo error, en vez de hacerlos salir en grupo, dándose cobertura unos a otros, les permitió salir conforme estuvieron listos para zarpar, de manera que se fueron sumando al combate uno a uno, sin poder apoyarse mutuamente. Esto no hubiera tenido importancia si solo se trataba de hacer frente a los barcos de Tyrwhitt, que eran de menor entidad que estos cruceros, pero lo que Hipper no sabía es que Beatty ya había decidido avanzar con sus grandes navíos y adentrarse en la bahía. Contra los cruceros de batalla de Beatty, los cruceros ligeros alemanes nada podían hacer. Un crucero ligero como el Mainz desplazaba 4.400 toneladas, frente a las 26.000 toneladas de un crucero de batalla como el Lion. HMS Lion
SMS Mainz
El Mainz precisamente fue el primero en sufrir las consecuencias. Un cañonazo de fortuna le alcanzó en el eje del timón, bloqueándole la dirección y forzándolo a navegar en círculos. (Era la misma avería que 27 años después sentenció la suerte del Bismarck). Los buques británicos fueron confluyendo sobre él y sometiéndolo a un auténtico diluvio de proyectiles, hasta que zozobró y se fue a pique.
El SMS Mainz se hunde en la bahía de Heligoland
Un crucero ligero británico, el Arethusa, también se vio en problemas. Había sido entregado por los astilleros muy recientemente, y todavía no había hecho prácticas de tiro. Entre la niebla se encontró con el crucero ligero alemán Frauenlob, que lo dañó gravemente. Y después fue blanco de los cañones del Köln, el Strassburg y el Ariadne.
HMS Arethusa
Su situación se volvió desesperada y recibió un total de 25 impactos de 105 mm. Si los cruceros alemanes hubieran contado con artillería de mayor calibre sin duda el Arethusa se habría ido al fondo, pero pudo resistir hasta que aparecieron los cruceros de batalla de Beatty. Enormemente superiores a los alemanes, el Lion, el Queen Mary y el Pricess Royal invirtieron la situación. Cañonearon a placer a los vulnerables cruceros ligeros alemanes con sus piezas de 343 mm. El Ariadne se fue a pique tras una larga lucha. El Köln, en cambio, se hundió rápidamente. El cañoneo le incendió los pañoles de munición y el buque voló por los aires. Pereció toda su tripulación.
A las 13:36 la escuadra británica emprendió la retirada, sin dar tiempo a que la marea baja permitiera la salida de los grandes navíos alemanes de Wilhelmshaven.
La Royal Navy saldaba la batalla lamentando 32 muertos. Por el contrario, la Kriegsmarine había perdido 712 muertos y 381 prisioneros, y tenía hundidos 3 cruceros ligeros y 1 destructor. Y todo ello a las mismas puertas de su base naval.
El almirante Reinhard Scheer, superior de Hipper, describió la batalla como una bofetada en pleno rostro de Alemania.
Foro de discusión:
https://elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=101&t=12597
Lectura recomendada: