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Mapa de Heligoland Bight.

Planes británicos.

Durante las primeras tres semanas de guerra la Royal Navy movilizó todos sus buques para asegurar el paso de la BEF por el Canal, con los barcos de segunda y tercera categoría prestando escolta cercana, mientras la Grand Fleet se movía más al Este en espera de cualquier movimiento por parte de la Hochseeflotte, pero nada ocurrió porque esta última permanecía amarrada a los muelles de Wilhelmshaven, entre otros motivos porque cuando se preguntó al Mariscal Moltke sobre la posibilidad de que la Armada intentase actuar contra los convoyes que transportaban a las tropas británicas, el Jefe del Estado Mayor alemán se mostró muy satisfecho de poder ajustar cuentas con el Ejército británico en territorio francés, una bravuconada de la que se arrepentiría al cabo de pocas semanas. Por lo tanto los marinos británicos, incapaces de alcanzar a sus enemigos en el interior de Heligoland Bight o de tentarlos hacia el Mar del Norte, se mostraban frustrados. “Todavía estamos deambulando por el Océano, completamente en manos de nuestros amigos los alemanes en lo respectivo a cuándo saldrán para ser destruidos ", escribió Beatty a su esposa Ethel el 24 de agosto. "Durante treinta años he estado esperando este día, tengo las mejores órdenes que uno pudiera desear pero no puedo hacer nada, tres semanas de guerra y no he visto al enemigo”. La prensa y el público compartieron la frustración de la Armada, la BEF se retiraba en Francia y el avance alemán hacia París parecía irresistible, pero la guerra terrestre era una cosa y la naval era otra, en el mar los británicos esperaban otro Trafalgar el día después de que se declarase la guerra. Cuando esto no sucedió, surgió la pregunta: "¿Qué está haciendo la Armada?" En respuesta, y de acuerdo con su propia naturaleza agresiva, Winston Churchill exigió constantemente "medidas ofensivas" del Almirantazgo.

La impaciencia del Primer Lord fue compartida por dos Oficiales navales de bajo nivel en el escalafón de la Armada pero alto espíritu, el Comodoro Reginald Tyrwhitt al mando de las flotillas de destructores ubicadas en Harwich y el Comodoro Roger Keyes, que comandaba los submarinos de largo alcance, con sede en el mismo puerto. Ambos Comodoros, amigos íntimos, compartían la idea que resultaba necesaria alguna acción ofensiva, no quedarse simplemente esperando a que los alemanes saliesen del Bight; querían que entraran sus fuerzas de Harwich. "¿Cuándo vamos a hacer la guerra?", se preguntaba Keyes. La flota británica, declaró, poseía una "confianza absoluta" en que "cuando el enemigo salga, caeremos sobre ellos y los aplastaremos".

Keyes era el Oficial naval británico más familiarizado con lo que estaba sucediendo dentro de Heligoland Bight, pues desde las primeras horas de la guerra sus submarinos habían estado patrullando esas aguas y sus Capitanes adquirieron un amplio conocimiento de los movimientos y hábitos del enemigo. Habían aprendido que todas las noches los cruceros ligeros alemanes escoltaban a los destructores hasta un punto a treinta kilómetros al noroeste de Heligoland; desde el cual los destructores se desplegaron más al Norte para patrullar contra submarinos y minadores británicos. Al amanecer los destructores alemanes regresaban a puerto mientras otros les relevaban, siempre escoltados por cruceros ligeros. Keyes creía que esta información podría ser utilizada; a medida que los destructores alemanes regresaban a su cita al amanecer, una fuerza superior de cruceros ligeros y destructores británicos, descendiendo en la oscuridad desde el Norte, se podría colar detrás de ellos de Este a Oeste a través de la ensenada y atraparlos en una red. El plan involucraría a los treinta y un destructores de las dos flotillas de Tyrwhitt y a nueve de los submarinos de largo alcance de Keyes. Se utilizarían tres de estos como cebo, mostrándose en la superficie al Oeste de Heligoland, si tenían éxito los destructores alemanes les perseguirían alejándose aún más de sus bases, donde resultarían interceptados por la fuerza de Tyrwhitt. Otros submarinos británicos estarían cerca de Heligoland para atacar a los cruceros alemanes o las naves capitales que pudiesen salir del Jade.

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Comodoro Reginald Tyrwhitt.

Cuando Keyes llevó por primera vez su plan al Almirantazgo encontró que el Estado Mayor estaba "demasiado ocupado con la tarea diaria como para prestarle mucha atención al asunto". Sin desanimarse, el joven Comodoro solicitó una entrevista con el Primer Lord, quien le recibió el 23 de Agosto y no tardó en compartir sus puntos de vista, calificando el plan de “simple y audaz”. A la mañana siguiente Churchill presidió una conferencia en el Almirantazgo, a la que asistieron el Príncipe Louis, Sturdee, Tyrwhitt y Keyes. En ella se aprobó el plan de Keyes, aunque con modificaciones, en lugar de llegar al punto de encuentro alemán al amanecer e intentar atrapar a las patrullas de destructores nocturnos alemanes que regresaban, la operación comenzaría más tarde, a las ocho de la mañana, cuando las patrullas nocturnas estaban de vuelta en el puerto y los destructores alemanes salían a la patrulla diurna. Como en el plan original estos serían atraídos al mar por tres submarinos británicos en superficie, los HMS E-6, E-7 y E-8, luego los destructores de Tyrwhitt, barriendo entre los alemanes y su base, los interceptarían, atraparían y destruirían. El plan implicaba riesgos, significaba exponer casi cincuenta buques de guerra británicos a pocas millas de la principal base naval de Alemania y por esta razón el Almirantazgo insistió en que la operación se llevara a cabo con rapidez y los barcos se retirasen antes de que la Hochseeflotte pudiera levantar vapor y, a su vez, atrapar y destruir a las fuerzas ligeras británicas. Keyes y Tyrwhitt sugirieron que la Grand Fleet podría prestar cobertura lejana y para agregar fuerza al barrido de los destructores pidieron que los seis modernos cruceros del Primer Escuadrón de Cruceros Ligeros del Comodoro William Goodenough estuviesen disponibles como apoyo cercano. Sin embargo Sturdee vetó ambas peticiones, y ni Churchill ni el Príncipe Louis (Primer Lord del Mar) quisieron contradecir al Jefe del Estado Mayor. En lugar del apoyo masivo que Keyes y Tyrwhitt esperaban, Sturdee aprobó solo el posicionamiento de los cruceros de batalla HMS New Zealand e Invincible a cuarenta millas al Noroeste de Heligoland y el estacionamiento de cuatro cruceros acorazados de la antigua clase Bacchante a cien millas al Oeste. La operación estaba programada para el 28 de agosto, los submarinos de Keyes dejarían Harwich el día 26 y el propio Keyes embarcaría en el destructor HMS Lurcher para coordinar las operaciones de su arma submarina, mientras los destructores de Tyrwhitt navegarían al amanecer del 27.

El 26 de Agosto, un día antes de partir de Harwich, Tyrwhitt había tomado posesión de un nuevo buque insignia, el crucero ligero recientemente asignado HMS Arethusa. Durante algún tiempo Tyrwhitt se había estado quejando de su anterior buque insignia, el crucero ligero HMS Amethyst, asignado en 1904 y que era "condenadamente lento", señalando que era imposible liderar y coordinar flotillas de destructores capaces de navegar a 30 nudos en un buque insignia con una velocidad máxima de 18 nudos. Ahora, para su deleite, se había transferido "del crucero ligero más antiguo y más lento al más nuevo y más rápido". Según su diseño el HMS Arethusa tenía una velocidad de 29 nudos y estaba armado con dos cañones de 152 mm y seis de 101 mm, por lo que teóricamente podría combatir ventajosamente contra cualquier crucero ligero alemán, todos ellos armados con piezas de 10,5 cm. Pero en realidad el nuevo barco apenas estaba en condiciones de combatir, solo llevaba asignado quince días, su nueva tripulación no había podido familiarizarse con el buque, su velocidad más alta en las pruebas de mar había sido solo de 25 nudos, sus armas de 101 mm con frecuencia se atascaban cuando las disparaban. Tyrwhitt abordó su nuevo buque insignia a las 9:00 de la mañana del 26 de Agosto y de inmediato lo llevó al mar para prácticas de tiro, y nuevamente las armas de 101 mm se atascaron. Pese a ello, a las 5:00 de la mañana del 27 Tyrwhitt zarpó a bordo del HMS Arethusa liderando la 3ª Flotilla constituida por dieciséis modernos destructores de clase L (armados con tres cañones de 101 mm). Su subordinado, el Capitán Wilfred Blunt, le siguió en el crucero ligero HMS Fearless (diez piezas de 101 mm), liderando la 1ª Flotilla formada por otros quince destructores.

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HMS Arethusa.

Zarpar en un crucero que acababa de ser asignado fue un error de Tyrwhitt que podría haber resultado caro, pero mucho más grave fue enviar más de treinta buques ligeros para llamar a las puertas de la Hoschseeflotte, solo con la cobertura lejana de dos cruceros de batalla anticuados y cuatro cruceros acorazados totalmente obsoletos, si los alemanes lograban zarpar en fuerza todos los buques británicos involucrados en la acción podrían estar en peligro. El plan concebido por los dos Comodoros de Harwich había sido aprobado por el Primer Lord del Almirantazgo, el Primer Lord del Mar y el Jefe de Estado Mayor, pero hasta el 26 de agosto, dos días después de la conferencia en el Almirantazgo, nadie se preocupó de informar al Comandante en Jefe de la Grand Fleet. Incluso entonces, a Jellicoe solo se le dijo que “dos Flotillas de destructores apoyados por submarinos realizarán un barrido entre el Horns Reef y Heligoland, con dos cruceros de batalla en apoyo". Jellicoe quedó horrorizado, estaba seguro de que la fuerza asignada era demasiado débil para operar tan cerca de la base del enemigo, que si las fuerzas ligeras se veían involucradas en un combate del que no pudiesen retirarse y los tres Schlachtkreuzer presentes Wilhelmshaven zarpaban, dos cruceros de combate británicos y un cuarteto de veteranos cruceros acorazados no podrían lidiar con ellos. Menos de dos horas después de recibir la señal de Sturdee Jellicoe respondió al Almirantazgo: “Propongo cooperar en el barrido del viernes con los cruceros y destructores de la Grand Fleet Solicito me den detalles de la operación propuesta”. Después de haber enviado esta señal, Jellicoe continuó preocupándose. ¿Por qué, se preguntó, el Almirantazgo mantendría al Comandante en Jefe ignorante una operación tan grande y arriesgada? A las 18:00 horas envió un nuevo mensaje al Almirantazgo: “Hasta que conozca el plan de operaciones no puedo sugerir el mejor método de cooperación, pero la amplitud del barrido parece ser muy extensa para dos Flotillas, podría enviar una tercera, con una cuarta en reserva apoyada por cruceros ligeros. ¿Qué Oficiales estarán al mando de las operaciones y en qué barcos para que pueda comunicarme con ellos? ¿Cuál es la dirección del barrido y los límites del mismo? ". La respuesta de Sturdee fue breve y hosca: "No se requiere la cooperación de la Grand Fleet, los cruceros de batalla pueden apoyar si es conveniente.” Tomando la respuesta como un permiso calificado, Jellicoe ordenó de inmediato a tres de los cruceros de batalla de Beatty, los HMS Lion, Queen Mary y Princess Royal, que navegaran desde Scapa Flow a las 5:00 de la mañana del 27 de agosto para unirse a los HMS New Zealand e Invincible. También ordenó a los seis modernos cruceros ligeros de Goodenough, todos de la clase Town y armados en su mayoría con nueve piezas de 152 mm, que acompañaran a Beatty desde Scapa Flow. En última instancia fue esta acción de Jellicoe, agregando los cruceros de batalla de Beatty y los cruceros ligeros de Goodenough a las fuerzas aprobadas por el Almirantazgo, lo que salvó el día. Una vez que Beatty y Goodenough hubieron zarpado, el propio Jellicoe les siguió con los cuatro Escuadrones de Batalla de la Grand Fleet, informando de ello al Almirantazgo solo cuando todos sus buques estuvieron en el mar.

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HMS Southampton

Cuando Beatty dejó Scapa Flow él también tenía una vaga idea de la naturaleza de la operación del día siguiente. A las 8:00 señaló a sus cruceros de batalla y cruceros ligeros: “Nos vamos a reunir con Invincible y New Zealand a las 5:00 horas del 28 de Agosto para apoyar a destructores y submarinos en una operación que consiste en un barrido desde Heligoland hacia el Oeste… Sé muy poco, espero conocer más detalles a medida que avanzamos”. Al mediodía, el Almirantazgo le había dado a Beatty la posición desde la cual los destructores de Tyrwhitt comenzarían a barrer y el curso que seguirían, pero nunca le proporcionaron las posiciones asignadas de los submarinos británicos. Se le preguntó a Beatty cómo se proponía apoyar la operación y respondió que los cruceros ligeros de Goodenough seguirían a los destructores de Tyrwhitt unas diez millas por detrás de los mismos y que él y los cruceros de batalla permanecerían treinta millas al Noroeste.

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HMS New Zealand.

Los errores del Almirantazgo, corregidos en gran parte por Jellicoe, se agravaron cuando a las 13:00 horas del día 27 un mensaje del Almirantazgo informando a Keyes y Tyrwhitt que la operación había sido reforzada por Beatty y Goodenough fue enviado a Harwich para su transmisión a los dos Comodoros, que ya estaban en el mar. El mensaje y la información que contenía nunca llegaron a Keyes o Tyrwhitt, porque cuando la señal del Almirantazgo llegó a Harwich se colocó por error en un escritorio para esperar su regreso. En consecuencia Tyrwhitt y Keyes comenzaron la batalla sin el conocimiento de que los cruceros de batalla de Beatty y los cruceros ligeros de Goodenough estaban en camino. Este hecho suponía una grave amenaza para las fuerzas de apoyo, pues antes de zarpar desde Harwich, a los Capitanes de los destructores de Tyrwhitt y de los submarinos de Keyes se les había dicho que los HMS Arethusa y Fearless eran los únicos buques británicos de mayor tamaño que un destructor presentes en el Bight, de modo que si aparecían otros barcos de mayor porte, los destructores de Tyrwhitt y los submarinos de Keyes debían asumir que eran alemanes e intentar torpedearlos.

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Submarino HMS E-8

Antes del amanecer del 28 de agosto tal encuentro casi ocurrió cuando los buques de Tyrwhitt, en dirección Sur hacia Heligoland, divisaron las formas borrosas de tres cruceros ligeros con cuatro chimeneas (la mayor parte de cruceros alemanes tenían tres y los británicos cuatro, pero no todos). Ante la duda Tyrwhitt decidió trasmitir la señal de reconocimiento y para su enorme alivio recibió la respuesta adecuada, los buques recién llegados formaban parte del escuadrón de Goodenough. Entonces, perplejo, Tyrwhitt preguntó: "¿Estás participando en la operación?" "Sí", respondió Goodenough. “Conozco tu curso y te apoyaré, Beatty está detrás de nosotros”. De este modo Tyrwhitt pudo informar a sus destructores acerca de la presencia de seis cruceros ligeros y tres cruceros de batalla propios, pero no había modo de avisar a los Capitanes de los submarinos desplegados en el área, dispuestos a torpedear a todo buque capital que localizaran, según las órdenes recibidas antes de partir.

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