Imagen 1 - Ofensiva final hacia Santa Clara 1958

  1. Introducción

A finales de 1958, la lucha iniciada por Fidel Castro contra el gobierno y dictadura de Fulgencio Batista estaba llegando a su punto culmen. Las huestes revolucionarias se habían abierto paso desde la zona oriental en Sierra Maestra hasta la región de Las Villas, en el centro de la isla. En Las Villas el empuje de las fuerzas de Castro lo llevaba una de sus manos derechas, el comandante Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como Che. El comandante Guevara tenía bajo su mando la Columna nº. 8 “Ciro Redondo” y había llegado a Las Villas en octubre de aquel año.

Colocadas todas las piezas en el tablero solo faltaba moverlas. A partir del 15 de diciembre se desencadenó la ofensiva del ejército rebelde. 

Imagen 2 - Plano de la ciudad de Santa Clara

 

  1. El avance hacia Santa Clara, la campaña relámpago

Antes de avanzar contra la capital, la Columna nº. 8 y sus aliados comienzan a tomar posiciones tomando los pueblos aledaños. El Che Guevara contaba con la ayuda de la Columna nº. 2 “Antonio Maceo” al mando del comandante Camilo Cienfuegos en la zona de Yaguajay. El primer obstáculo que superar era la población de Fomento de unos 10.000 habitantes. Allí antes de iniciar el cerco se voló el puente que cruzaba el río Falcón. La localidad de Fomento estaba defendida por una guarnición 140 soldados. Estaban mandados por el teniente Pérez Valencia. Para la defensa de Fomento había distribuido a sus hombres en el cuartel, el centro telefónico, Hotel Florida y el Teatro Baroja

Los defensores estaban bien equipados y aprovisionados, mejor que los subordinados del Che. Las tropas rebeldes disponían de una media de 20 balas por rifle y cientos de voluntarios sin armas. El día 16 de diciembre he intentando evitar un baño de sangre, el Che llama al cuartel para ponerse en contacto con el teniente. En realidad, la situación de los rebeldes aconsejaba una retirada. La Columna nº. 8 a pesar de todo intentó la maniobra de pinza. Ese mismo día los combates comenzaron con gran intensidad en la ciudad.

Las posiciones alrededor del cuartel fueron cayendo en los días siguientes. La aviación hizo escena en la batalla bombardeando algunas zonas cercanas. El bombardeo tuvo poca efectividad para parar el ataque, aunque hubo dieciocho bajas entre la población civil. En el fragor del ataque es herido uno de los compañeros más cercanos del Che, Joel Iglesias. Una bala le atraviesa el cuello y le rompe el maxilar superior. Sin embargo, es evacuado y tratado medicamente, salvando así la vida. Las bajas también llegan al Pelotón Suicida. Esta unidad esta capitaneada por Roberto Rodríguez, conocido por todos como El Vaquerito y tendrá una importancia vital en Santa Clara.

El día 18 de diciembre poco a poco las tropas de Guevara cercan el cuartel. Los otros puestos defensivos caen ante la presión. Los refuerzos prometidos por el ejército regular cubano no hacen aparición. En el cuartel, las tropas del teniente Valencia están bien posicionadas, pero el desánimo recorre las filas. El oficial al mando reflexiona y decide sacar la bandera blanca para rendir el edificio. Según sus propias palabras, no había servicios médicos para atender a los heridos ni a los que cayeran si la lucha continuaba. La batalla no tuvo bajas numerosas y reportó una gran cantidad de material militar a las tropas del Che.

El material capturado sería vital para la batalla que se avecinaría en la semana siguiente. Las tropas rebeldes capturaron vehículos, 9.000 municiones, 138 fusiles y ametralladoras ligeras, incluso cuatro maquinas de escribir y un reloj despertador. En Fomento la victoria trae un cambio en la mentalidad de los guerrilleros. Después de dos años de lucha guerrillera, en aquel momento no se retiran de nuevo a la sierra de Escambray. Tras la batalla de Fomento la Columna nº. 8 se mantiene en la ciudad.

El día 19 de diciembre los componentes de la Columna nº. 2 “Antonio Maceo” de Camilo Cienfuegos llegan a Yaguajay y ponen cerco al cuartel de la localidad. La batalla se extendió durante varios días. Una vez más el grueso de las tropas regulares cubanas estaba bien parapetadas, incluso disponían de algún que otro bazooka. Dentro del edificio hay 350 soldados mandados por el capitán Alfredo Abón Lee. La resistencia ofrecida por el enemigo fue de importancia, tanto que la batalla de Santa Clara comenzaría sin que esta hubiera acabado.

La siguiente pieza en caer debía ser Cabaiguán. Las tropas de Che Guevara llegaron a la localidad de 16.000 habitantes el día 21 de diciembre. La guarnición de la ciudad se componía apenas de 90 hombres mandados por el capitán Pelayo González. El esquema de la lucha se repitió una vez más. El capitán cubano distribuyó a sus hombres en el cuartel, en la Casa del Tabaco, la estación de radio y algunos francotiradores en los edificios más altos. El primer punto en caer fue la Casa del Tabaco, donde dos rebeldes lograron entrar y disparar en el interior, acto seguido los seis soldados apostados se rindieron.

La siguiente posición en caer fue la estación de radio (o de microondas). Para esta misión se desplegó al Pelotón Suicida. La estación en cuestión estaba en una loma y al llegar arriba los rebeldes se vieron bombardeados por los B-26. La situación se volvió cuesta arriba, pues los soldados no daban muestras de desfallecer y continuaban disparando a los que intentaban avanzar. El Vaquerito, cansado tras los combates se fue a dormir un rato mientras sus hombres continuaban el cerco. Antes de desaparecer durante unas horas les dijo a sus combatientes que si la estación no caía cuando hubiera vuelto, la atacarían al estilo comando.

En este combate hubo una baja mortal entre los rebeldes, un teniente de apellido Blanco. Al recibir el disparo, y según testimonios, este exclamó “¡Cojones, me han matado!”. Al llegar de nuevo el capitán del pelotón Roberto Rodríguez, la situación seguía igual de estancada. Antes de iniciar el ataque, uno de sus compañeros le sugirió el parlamentar con los defensores para ver si se rendían. Haciendo caso a la propuesta, un soldado de nombre Roberto Sánchez bajó de la loma y declaró que el teniente jefe tenía miedo de los rebeldes. Después de las conversaciones los guardias se rindieron, y el soldado Roberto Sánchez se unió al pelotón de El Vaquerito.

Después de este suceso quedó el cuartel. Ese mismo día 21 de diciembre, los hombres de Guevara se fueron acercando poco a poco. El intercambio de disparos se sucedía por las calles cercanas. Los soldados lograron lanzar una granada que hirió a varios hombres de Guevara, entre ellos a Harry Villegas que estaría tan unido años más tarde a su comandante. Para acercarse a los defensores, los guerrilleros avanzaban rompiendo paredes, por los patios y los tejados. En uno de estos avances, el Che tropezó y cayó al vacío fracturándose el codo y haciéndose una herida en la ceja.

A las diez de la mañana del día siguiente, el cuartel cae en manos de los combatientes rebeldes. La victoria es agridulce para Guevara. Ha tenido bajas entre su oficialidad, pero ha conseguido una gran cantidad de material, entre ello, siete ametralladoras calibre 30., y 85 fusiles y ametralladoras ligeras. Los 90 soldados que componían la guarnición de Cabaiguán caen prisioneros. Las tropas del Che se encuentran después de este combate a 67 kilómetros al este de Santa Clara.

La campaña relámpago lanzada por la Columna nº. 8 continuó en dirección Placetas. La ciudad de Placetas tenía aproximadamente 30.000 habitantes en 1958, por lo que era mayor que Fomento y Cabaiguán. Sin embargo, los combates librados fueron poco sangrientos. La lucha se inició el día 23 de diciembre, las columnas rebeldes llegaron a varios puntos de la urbe y se desplegaron para tomarlos. De nuevo el ejército regular cubano repetía viejos esquemas de defensa. También en esta ciudad había una estación de radio encima de una loma.

La población no aguantó ni 24 horas el asalto de las tropas rebeldes. Aquel mismo día los soldados se rindieron. En ello contribuyó los mensajes de rendición lanzados por antiguos soldados del ejército que se unieron a las filas de Ernesto Guevara. Entre ellos estaba el teniente Pérez Valencia. A parte de esto, el Che habló con los oficiales al mando, un teniente que estaba en la guarnición comunicó que lucharía hasta la muerte, pero cuando quiso darse cuenta sus subordinados se rendían a las fuerzas guerrilleras. Placetas dio una buena alegría al «Movimiento 26 de Julio», se tomaron más de 150 rifles, ametralladoras calibre 30., e incluso un mortero.

Entre el día de Navidad y el 26 de diciembre, la Columna nº. 8 también tomó los cuarteles de Remedios y Caibarién. Estas dos últimas ciudades ultimaban lo que sería el cerco a Santa Clara. El territorio de Las Villas pasó en su mayor parte a manos rebeldes. La campaña relámpago del Che había durado unos diez días y los resultados fueron sorprendentes para la cantidad de fuerzas utilizadas. Se habían tomado doce cuarteles del ejército, la guardia rural y la marina, se habían capturado 800 prisioneros y 600 armas ligeras con gran cantidad de munición. Además, al gobierno cubano se le habían arrebatado 8.000 kilómetros cuadrados de territorio. El coste de toda la operación había sido mínimo, 11 muertos y algunas decenas de heridos.

Imagen 4 - Convoy militar descarrilado en Santa Clara

  1. Preparación de la batalla de Santa Clara

Después de la toma de toda una serie de poblaciones alrededor de Santa Clara, la capital de Las Villas se encontraba sola. En los últimos diez días de lucha, las fuerzas rebeldes la habían cercado. La ciudad de Santa Clara tenía 150.000 habitantes y era la piedra angular para el posterior avance hacia La Habana. El dictador Fulgencio Batista confiaba en que sus fuerzas pudieran retener y detener definitivamente el avance de los guerrilleros de Castro en esta localidad. Para la su defensa, Batista había enviado un número notable de tropas.

En Santa Clara, según las informaciones, en la ciudad y sus alrededores había primero un tren blindado. Este tenía en su interior 380 soldados con bazucas, ametralladoras, morteros y un cañón antiaéreo. La guarnición dentro de la urbe contaba con 1.300 hombres, carros blindados y tanquetas. En el aeropuerto se desplegaron entre 250-300 guardias rurales con varios carros blindados y tanquetas. La estación de policía contaba con otros 400 hombres entre policías, informadores y soldados. Por último, otros 200 soldados colocados en diferentes puntos de apoyo. En total, algo más de 2.500 efectivos que asimismo contaban con el apoyo de la aviación.

Por el contrario, para asaltar la ciudad, Ernesto “Che” Guevara contaba con siete pelotones que sumaban 214 hombres, todos integrados en su Columna nº. 8. El Directorio Revolucionario 23 de marzo apoyó a Guevara con un centenar de hombres. Finalmente, se disponía de varias decenas de voluntarios que se habían unido a la guerrilla en los últimos días de ofensiva en Las Villas, algunos de ellos exsoldados del ejército regular. En total, cerca de 400 hombres. A pesar de todo, el Che declaraba que “teníamos una bazuca sin proyectiles y debíamos luchar contra una docena de tanques, pero también sabíamos que para hacerlo con efectividad necesitábamos llegar a los barrios poblados de la ciudad, donde el tanque disminuye en mucho su eficacia”.

Sin embargo, el gobierno cubano apenas se había movido para defender la ciudad, solo se hizo un cambio importante, Batista sustituyó a Río Chaviano por Joaquín Casillas Lumpuy al mando de las tropas que defendían Santa Clara. Casillas era conocido por los guerrilleros y había sido el que había dirigido los ataques en Oriente en los primeros años de la guerra, y en su currículum tenía detrás un liderazgo implacable y cruel. El cambio llegaba tarde y los refuerzos nunca llegaban. Más de una vez el ejército cubano los había pedido y estos no llegaban, lo que afectaba a la tropa.

El combate sin duda estaba en una clara desigualdad para las fuerzas del comandante Guevara, pero tenían un punto a favor, la moral. Desde mediados de 1957, el ejército de Batista se había visto incapaz de hacer retroceder a las fuerzas castristas. Las sendas ofensivas lanzadas siempre habían acabado estancadas al pie de las sierras donde los guerrilleros tenían ventaja. La moral del ejército cubano era muy baja y cundía el desánimo. La falta de victorias había hecho mella en sus filas. Igualmente esperaban resistir el envite. La última acción que se dio antes del inicio de la batalla fue el corte de la carretera La Habana-Santa Clara por parte del pelotón de Víctor Bordón (75 hombres) que tuvo que enfrentarse a blindados y a 200 soldados.

Imagen 5 - Roberto Rodríguez Fernández  El Vaquerito

  1. Combates y caída de la ciudad, 28 de diciembre - 1 de enero

El día 28 de diciembre las vanguardias de la Columna nº. 8 llegaron a las primeras casas de Santa Clara. La ciudad estaba en calma, no se escuchaba ningún ruido a parte de los camiones que repartían leche. El primer guerrillero en entrar en la ciudad y tomar contacto con unos vecinos es el capitán Rogelio Acevedo de 17 años. Los vecinos, simpatizantes del Movimiento 26 de Julio, les informan que hay 5.000 hombres en la ciudad. En estos primeros momentos cae la zona de la Universidad y la estación de radio CMQ. A las 8:00 horas el grueso de la columna se encuentra ya en Santa Clara.

Los hombres de Che avanzan en dos filas agachados y moviéndose por las cunetas. Acevedo continúa avanzando por una carretera cuando en una curva una tanqueta se lanza contra su pelotón. Logran retirarse, pero los disparos dejan cinco muertos y varios heridos. En la zona del Che, una avioneta sobrevuela el sector. Se la intenta disparar con una ametralladora calibre 30., pero no es posible. La aeronave cumple su misión sin percances y localiza las posiciones de los rebeldes, posiciones que serán transmitidas debidamente a la aviación militar.  Media hora después los B-26 y los P-47 hacían escena y bombardeaban a las unidades de la Columna Ciro Redondo.

La situación es complicada para las fuerzas guerrilleras, pero Guevara da ordenes para iniciar la infiltración en la ciudad, hay que combatir calle por calle y casa por casa. Las fuerzas del Directorio llegan a las 11:00 y comienzan a desplegarse a 600 metros del cuartel Leoncio Vidal donde se encuentra el coronel Joaquín Casillas. Hacía medio día, los soldados del cuartel hacen una tentativa de contraataque con tanquetas. Los pelotones del Directorio deben replegarse. El combate se alarga hasta la últimas de la tarde, cuando estos vuelven a conseguir que los soldados se introduzcan en el cuartel.

Esa tarde el Che graba un mensaje radiofónico en la estación tomada es madrugada. Guevara, con voz cansada y raposa, dice que “la situación militar del régimen se esta socavando día a día pues sus soldados no quieren pelear”. A parte de los mensajes moralistas también pide que los habitantes bloqueen las calles con barricadas y automóviles para entorpecer el paso de los blindados, y que se corte la luz y el agua para ejercer más presión en las posiciones que defienden los soldados. El mensaje se transmite a la población a las 2:00 de la madrugada del día siguiente.

El primer día de ofensiva en Santa Clara ha sido inconcluyente. Los mandos rebeldes tienen claro que la ciudad caerá tarde o temprano, pero no saben cuándo. Los hombres han podido lograr infiltrarse en una serie de edificios, pero la progresión es lenta. A Che le dicen que los combates podrían demorarse hasta un mes. La gran victoria de ese día ha sido el haber logrado detener los refuerzos que el gobierno ha enviado desde La Habana y desde oriente. Para el coronel Casillas la ofensiva le ha tomado por sorpresa, pero intenta recomponerse. Los soldados a fin de cuentas continúan bien parapetados en sus posiciones.

Imagen 6 - Che Guevara delante de un carro Sherman M4

Esa noche del 28, el comandante no duerme apenas, reorganiza sus fuerzas que están intentando adentrarse en la ciudad por diferentes puntos. También envía mensajes a sus subordinados. Otro asunto que se hizo esa noche tuvo que ver con las vías del tren. Guevara junto con una escolta camina por encima de la vía buscando un lugar propicio para sabotear el convoy militar y que este descarrile. Una vez elegido el tramo, un tractor Caterpillar D6 se encarga de levantar la vía férrea. Con este sabotaje se evitará que el tren pueda refugiarse en el cuartel Leoncio Vidal.

Con el amanecer del día 29, los soldados arremeten intentado expulsar a los invasores de la ciudad. Se han recuperado de la sorpresa inicial, pero por la noche los guerrilleros se han apostado en diferentes edificios y la lucha se dificulta. Aunque el ejército supera de manera abrumadora a los rebeldes, las embestidas y contraataques son aislados e inmovilizados por los disparos enemigos. Las tropas intentan usar sus carros blindados, pero una vez rechazada la infantería no insisten más en los ataques. Pero estos repliegues no ocultan el hecho de que están produciendo bajas a los rebeldes, pues los hospitales improvisados comienzan a abarrotarse.

Ese día los bombarderos de los B-26 prosiguen en los barrios de la ciudad. Los heridos y los muertos aumentan entre la población civil. Los residentes de Santa Clara no habían experimentado hasta ese momento el conflicto en sus carnes, pues Sierra Maestra estaba lejos cuando comenzó la guerra. Algunas bombas han destruido hasta ocho casas a la vez. En las calles es posible ver a las personas con sus hijos en brazos intentado buscar refugio de la tormenta de fuego. Los cazabombarderos P-47 también hacen daño disparando sus cohetes.

Hacia las 13:00, el Che habla con sus capitanes para avanzar sobre los siguientes objetivos. Primero atacar la Loma del Capirito (capitán Guile) donde se encontraban apostados los soldados del tren blindado, y segundo atacar la comandancia de la policía (capitán Roberto Rodríguez). Los hombres de Guile se dividen en tres grupos y ascienden por la loma. Detrás de la misma estaban los soldados, que son atacados con granadas de mano. Los regulares comienzan a disparar a los guerrilleros con fuego de armas ligeras y morteros. Los hombres de Guile se parapetan usando la loma siguen hostigando a las tropas cubanas. Viéndose en desventaja, los soldados se meten en el tren blindado para guarecerse de los disparos.

El maquinista enciende las locomotoras y estas comienzas a coger velocidad y a retroceder dirección al cuartel Leoncio Vidal. El convoy blindado recorre cuatro kilómetros hasta que llega al tramo saboteado. Debido a la velocidad el tren descarrila y los vagones comienzan a chocar unos con los otros bruscamente. La locomotora sale despedida y arrolla automóviles a su paso. El choque deja atónitos y magullados a los soldados que comienzan a salir del tren poco a poco. Los guerrilleros se han apostado estratégicamente y no dejan que levanten la cabeza. El tiroteo entre las dos fuerzas se alarga, el Che se traslada al lugar de los hechos.

En una posición elevada se coloca una ametralladora Browning calibre 30., esta comienza a disparar contra el tren. Los soldados continúan aguantando el aluvión de balas guerrilleras. En un momento dado, los rebeldes comienzan a lanzar cócteles molotov. El Che posteriormente escribe en su diario “lanzaban botellas de gasolina encendida, el tren se convertía gracias a las planchas de blindaje en un verdadero horno para los soldados”. Debido al fuego la presión se hace inaguantable. El comandante Gómez Calderón pide hablar con el Che. Tras una corta conversación en la que el oficial promete no volver a “tirar un tiro más”, y 15 minutos de espera, el convoy militar se rinde a los columnistas del Che.

La victoria sobre el tren blindado va a ser vital para las fuerzas atacantes. Dentro de sus vagones se encuentran cientos de fusiles, bazucas, ametralladoras y una gran cantidad de munición como nunca vista. El material capturado se reparte entre los combatientes y también se envía una bazuca a Camilo Cienfuegos que continúa estancado en Yaguajay desde el día 21 de diciembre. Ese día, las fuerzas del Directorio continúan combatiendo cerca del cuartel del Escuadrón nº. 31. En el interior de la ciudad, los combates siguen siendo duros, sobre todo para los hombres de El Vaquerito.

Los guardias y los soldados continuaban atacando con carros blindados y tanquetas. Sin tener otras armas que sus fusiles, los guerrilleros disparan contra el blindaje de los vehículos sin causarles daños. Son las tripulaciones las que no se ven capaz de atravesar el cerco, están indecisos, y por ello no avanzan. En un momento dado, los miembros del pelotón suicida se encuentran descansando cuando de una esquina aparece un camión blindado lleno de guardias gritando “¡Viva Batista!”. Los hombres de El Vaquerito disparan a bocajarro a los enemigos. Al recibir el contraataque los guardias comienzan a gritar “¡Por su madre, chofer, vire aquí mismo, que nos matan…por su madre!”.

Aquel día 29 acaba con un saldo muy positivo para los rebeldes. El capitán Roberto Rodríguez y las tropas del Directorio quedan pendientes de tomar sendos cuarteles y la estación de policía. El día 30 de diciembre iba a ser otro día intenso de batalla. Nada más empezar el día, por la mañana, Radio Rebelde (la emisora de los guerrilleros) tiene que desmentir una noticia que ha sido difundida internacionalmente, el Che Guevara ha muerto. No solo la desmienten, sino que afirman que esta vivo y que ha conseguido capturar un tren blindado y pronto capturará la ciudad.

La estación de policía tiene en su interior a 400 policías y soldados que no dejan acercarse a nadie. En frente del edificio hay una iglesia. El Vaquerito manda tomarla. Para evitar ser atacados por los militares cubanos comienzan a avanzar por dentro de las casas. La táctica es fácil, con una maza se van derribando las paredes interiores hasta que llegan a la iglesia. Desde allí tienen una buena vista de las posiciones enemigas. El Vaquerito se asoma para ver la situación. Acto seguido un disparo de M1 le alcanza en la cabeza. Los testimonios son variados sobre este hecho.

Algunos de sus compañeros declararon tiempo después que el capitán Roberto, aunque mortalmente herido, aguantó con vida hasta llegar al puesto médico donde falleció casi al instante. Otros que el disparo acabó con su vida en el momento que lo recibió. Sea como fuere, la pérdida de El Vaquerito se hizo notar en las filas rebeldes. El comandante Che Guevara solo pudo expresar con tristeza “me han matado a cien hombres”. Sin embargo, la batalla continua, aunque la noche comienza a caer de nuevo sobre Santa Clara. El día 30 de diciembre ha sido muy favorable para las armas rebeldes.

Imagen 7 - Che Guevara con sus tropas tras la batalla de Santa Clara

Al día siguiente, dentro de la estación de la policía el coronel Rojas accede a parlamentar una tregua para evacuar a los heridos. Aunque el ejército mantiene aún casi todas las posiciones, faltan los víveres y el agua. En un momento dado, el oficial rebelde Leonardo Tamayo le insta a rendirse. El coronel batistiano no accede, por lo que, por iniciativa propia, Tamayo se mete en la estación de policía y tras un pequeño discurso, los soldados y policías se rinden. El coronel Rojas, uno de los hombres más crueles de Santa Clara, huye aprovechando los primeros momentos de confusión.

Durante todo el 31 de diciembre los movimientos de la columna del Che son de acercamiento. A parte de la estación de policía, ese día no se consigue rendir ningún acuartelamiento más, pero llegan noticias del sector de Yaguajay. Camilo Cienfuegos, el conocido como El Capitán del Pueblo ha logrado rendir el cuartel de esta población. En el cuartel Leoncio Vidal, Lumpuy huye vestido de civil dejando a sus hombres abandonados. Su fuga no durará mucho, pues será capturado al día siguiente y muerto el día 2 de enero de 1959. Por la noche, los dos ejércitos contendientes llegan al máximo de su aguante, pero el problema para los militares es que carecen de provisiones.

Llega una noche más a la ciudad cubana, pero esta será la decisiva para los rebeldes. En medio de la oscuridad, en La Habana, Fulgencio Batista y su esposa huyen del país, dejan a cargo del gobierno al general Eulogio Cantillo. También en el cuartel del Escuadron nº. 31 aparece una bandera blanca. El Gran Hotel, donde había apostados francotiradores, también cae en manos rebeldes. Desde esa posición elevada los soldados habían heridos a varios civiles y guerrilleros. Ya solo queda en manos del gobierno el cuartel Leoncio Vidal con sus más de mil efectivos.

La noticias y rumores sobre que el jefe de estado ha abandonado el país desmoralizan completamente a los que aún pretendían continuar resistiendo a los hombres de Castro. Pasado el medio día del 1 de enero de 1959, el cuartel finalmente se rinde. La rendición se consigue una vez más por medio de una tregua y conversaciones para evitar un derramamiento de sangre. También se toma el aeropuerto donde no ha habido combates durante la batalla. Con estos últimos acontecimientos la ciudad de Santa Clara pasa a manos rebeldes y la lucha termina.

  1. Conclusiones

La batalla de Santa Clara vaticinó el final de la llamada Guerra Revolucionara en Cuba. Tras la caída de la ciudad, las huestes rebeldes avanzaron sin oposición hacia La Habana y Fidel Castro se hizo con el poder. A partir de aquí la historia de la isla caribeña cambia radicalmente, pero esto es otra historia.

A nivel militar la batalla y la guerra en general dio algunas lecciones y fortaleció otras. Por ejemplo, que una tropa inferior en número, pero con la moral alta podía alcanzar la victoria. La utilización no adecuada de vehículos blindados en zonas urbanas y que un ejército regular mal encuadrado y desanimado podía dejar escapar situaciones propicias para dar contragolpes al enemigo. Por supuesto, la enseñanza más grande de este conflicto fue que la guerra de guerrillas era una estrategia y táctica muy útil.

Lo vivido en Cuba llevó a Ernesto “Che” Guevara a escribir la obra con el mismo nombre La Guerra de Guerrillas que apareció en 1960. El texto consta de cuatro capítulos con subapartados y básicamente es un pequeño manual de cómo debe actuar y trabajar un buen guerrillero. Este trabajo se parece a los también los escritos por Mao en China. El libro que escribió el Che tuvo mucha influencia posteriormente en la creación de guerrillas en América, y actualmente es uno de los compendios militares más editados. Su lectura da una buena visión técnica de cómo se hizo la guerra en Cuba entre 1956 y 1959. Además, deja valoraciones bastante interesantes sobre la futura guerrilla.

Imagen 8 - La victoria, Che Guevara y Camilo Cienfuegos fumando habanos

  1. Fuentes y bibliografía

ANDERSON, Jon Lee (2010): Che Guevara. Una vida revolucionaria, Ed. Anagrama, Barcelona.

DE LA SERNA, Guevara Ernesto (2014): La Guerra de Guerrillas, Ed. Hiru, Guipúzcoa.

DE LA SERNA, Guevara Ernesto (2005): Pasajes de la guerra revolucionaria, Cuba 1956-1959, Editora Política, La Habana.

MORALES, Larry (2018): El Vaquerito, jefe del pelotón suicida del Che, Ed. Mascaró, La Plata.

TAIBO II, Ignacio Paco (2017): Ernesto Guevara, también conocido como el Che, Ed. Crítica, Barcelona.

Diversos personajes, localizaciones y otros combates han sido consultados en: https://www.ecured.cu

Nota: las fuentes que tratan la actuación militar del ejército cubano contra la guerrilla son escasas. Por lo que nos falta una parte para completar la historia original.

Foro de discusión:

https://elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=68&t=25951

Lectura recomendada: