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 El camino a la paz

El hecho de que el conflicto ahora se esté dando entre facciones menores, hizo que sin lugar a dudas esas acusaciones de abusos se dieran con más frecuencia. Esta situación se continúa dando por casi toda la primera mitad del año 1999, cuando una escisión del lado de los rebeldes forzaría la firma de acuerdos de paz.

En efecto, el Mayo de 1999, en plena lucha en el centro del Congo, ocurre una escisión en el RCD (Rassemblement Congolais pour la Démocratie), la principal fuerza rebelde, que sin lugar a dudas influirá en el desarrollo del conflicto y que hará precipitar los sucesos a un acuerdo de paz. Efectivamente, el líder del RCD, elegido al comienzo del conflicto en forma unánime, Wamba dia Wamba, un profesor formado en EE.UU., y considerado como uno de los intelectuales del país, fue removido del cargo por supuestas diferencias en el mando y en los objetivos generales del conflicto. Wamba fue reemplazado por Emile Ilunga, pero lo más importante, más allá de los nombres, radica que esa escisión demostraba un enfrentamiento entre los dos principales países que apoyaban a los rebeldes, Uganda y Ruanda. El antiguo líder, Wamba, huye hacia Kisangani, una de las principales ciudades en poder de la facción ugandesa de los rebeldes, mientras que en Goma, en los Kivus, quedaría la nueva cúpula del movimiento, leal a Ruanda. Peor aún, a mediados de Agosto se llega a un enfrentamiento en Kisangani entre fuerzas de ambos países, antiguos aliados, donde se registra un importante número de bajas entre militares y entre civiles.
 



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Ilustración 20 – Situación del país a fines de 1999. (Fuente: Internet)

Mientras tanto, para la población civil, el gobierno del RCD en la zona de los Kivus tenía mucha semejanza al gobierno de Mobutu, por la pesada burocracia, la alta corrupción y la nula inversión en infraestructura y servicios públicos. En temas de seguridad, si bien contra fuerzas regulares se había fijado una línea de frente, en el este seguía habiendo problemas con fuerzas irregulares como los Mai-mai o los hutus del FDLR. Para paliar esto, el RCD se basó en un patronazgo de jefes tribales, similar a la estrategia de los europeos décadas atrás, pero eso sólo causó numerosos problemas interétnicos. Uno de ellos es el que se originó en la provincia de Ituri, entre etnias rivales, la facción del RCD apoyada por los ugandeses y diversas fuerzas tribales irregulares, que generó un desgaste de recursos importante para los rebeldes.

Por el lado gubernamental las cosas no estaban yendo de mejor forma. El Ejército congolés no estaba bajo ninguna forma preparado para una larga guerra, y el gobierno estaba gastando importantísimas sumas para mantenerlo operativo. Había una importante dificultad para que las pagas y equipo lleguen en tiempo y forma a los combatientes.

Lo mismo acontecía con los países que apoyaban a las fuerzas gubernamentales. Angola poseía un conflicto interno importante, que se arrastraba desde los años ´90, y que sólo pudo controlar por el gasto excesivo en compañías de seguridad militares, como la Executive Outcomes, irónicamente integrada por los ex enemigos sudafricanos.

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Ilustración 21 – Tropas de Zimbabwe con blindados EE-9. Algunos serían destruídos (Fuente: AFP)

Zimbabwe tenía un grave problema interno, con la mayoría de la población en contra de la intervención. El megalómano dictador Mugabe de Zimbabwe, tenía una creciente presión de la clase media, por un lado, que no veía con buenos ojos al mismo, y la de sus ex veteranos, por otro, que demandaban tierras. La BBC informa más tarde de unas pérdidas materiales de cerca de 200 millones de dólares, numerosos blindados, entre los cuales se encontraba gran número de EE-9 Cascavel, al menos tres Hind (la mitad de la flota de ese modelo en ese entonces), aviones de transporte, municiones, sistemas de transporte, algunas aeronaves de combate, y lo peor: las pérdidas humanas. Los organismos de ayuda internacional declaran que reverán la ayuda a Zimbabwe, pues estiman que éstas se están destinando a financiar la aventura de Mugabe en el exterior. Para quitar la atención de lo gastado implementó desde 1999 una radical expropiación de granjas comerciales, en su mayoría propiedad de zimbabweños de origen británico, que fue un golpe de muerte a la economía del país.

Una situación parecida ocurría en Namibia, y las tropas chadianas ya se habían retirado del Norte de Congo para comienzos de año, debido a los problemas internos de ese país del Sahel.

Las partes estaban desgastadas, todos los caminos conducen a un alto al fuego.

El Acuerdo de Lusaka

La situación, como se indicó anteriormente, era muy comprometida para todos los países y las facciones involucradas. En Abril de 1999, el jefe de Estado libio, Gaddafi, promueve unos acuerdos de paz preliminares, que son aceptados por Uganda y la República Democrática del Congo, pero que son rechazados por el resto de los contendientes. A pesar de esto, se continúa avanzando lentamente hacia la solución del conflicto por la vía pacífica. El Presidente sudafricano Nelson Mandela, una figura que significa moralmente mucho para los demás líderes africanos, urge al Presidente de Namibia, Sam Nujoma, para acordar un cese al fuego, y ambos hacen una declaración, anunciando una cumbre al más alto nivel, entre todos los países con intereses en el conflicto.

Mandela declara:

"Ahora, todas las partes involucradas se han dado cuenta que nadie es capaz de ganar esta guerra, ni el Presidente (Laurent) Kabila y sus aliados pueden ganar la guerra, ni los rebeldes y sus aliados."

Por el lado de Uganda y Ruanda hay gran interés en esta cumbre. Ambos países realizan un comunicado conjunto que esta cumbre, de ser exitosa, es un paso importante hacia la paz. Ambos reconocieron que las fronteras orientales del Congo son vitales para la propia seguridad de sus Estados, reivindicando así su actuación, y mostrando la importancia de la zona. Ambos países declararon, además, que buscarían la forma de desplegar una fuerza de paz africana.

Es así que se seleccionó a la capital de Zambia, Lusaka, el lugar adecuado para realizar la cumbre. En una etapa preliminar, representantes de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC por sus siglas en inglés), la Organización para la Unión Africana (OUA), y la ONU, se juntaron en la ciudad para elaborar el cuerpo del texto que será presentado. Ese texto fue presentado a las partes como un borrador sobre el que negociarían.

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Ilustración 22 – En todo momento se suscitaron dudas acerca de la firma de la paz por parte de los rebeldes (Fuente: Reuters).

A partir del 29 de Junio, comenzaron las negociaciones al más alto nivel entre las partes involucradas, trabajando sobre el borrador. Aunque existieron discordancias entre los principales grupos, se llegó a un acuerdo el 7 de Julio de 1999.

Dicho acuerdo, tomado como marco para acciones futuras giraba en torno a varios puntos principales. El punto más importante era el que declaraba un cese de las hostilidades luego de 24 horas de firmado el acuerdo. Por un lado se le pidió a la ONU, en conjunto con la OUA, que constituya una fuerza de paz de cascos azules, en un período de cuatro meses, para que el acuerdo sea respetado por todas las facciones, estableciéndose una comisión militar conjunta, para poder coordinar las tareas de mantenimiento de paz. Otro punto establecía una fecha límite de nueve meses para que todas las fuerzas extranjeras abandonaran territorio congolés, de acuerdo a un plan establecido por la jerarquía militar de la misión de la ONU. Este organismo también establecería un mecanismo para el desarme de las fuerzas irregulares y paramilitares, en especial los Interahambwe (extremistas hutu). Todas las partes refirmaron su compromiso en este punto. Se estableció además una liberación conjunta de cautivos o prisioneros de guerra, buscando garantías para su seguridad, debiendo darse acceso en todo momento a organizaciones humanitarias de asistencia (Cruz Roja, MSF, etc.).

Luego de este primer paso, los hechos fueron avanzando precipitadamente. Al día 11 de Julio, y con fuertes combates desarrollándose en el centro del Congo y en el enclave de Cabinda, es firmado el acuerdo de cese al fuego. Los jefes de Estado de RD Congo, Zimbabwe, Angola, Namibia, Ruanda y Uganda, acordaron finalmente llegar a una solución pacífica. En medio de dudas acerca de la implementación de los puntos del acuerdo, ninguno de los grupos rebeldes reconoce o firma inmediatamente el cese al fuego, por lo que las hostilidades siguen, y se vislumbra otro fracaso de las negociaciones.

En medio de complicaciones entre antiguos aliados (Uganda vs. Ruanda, peleas entre grupos opuestos del RCD), se puede llegar a que uno a uno los grupos rebeldes vayan reconociendo el Acuerdo de Lusaka. El primero de ellos, el MCD de Jean Pierre Bemba (acusado de graves violaciones a los Derechos Humanos, y más tarde candidato presidencial), firma el acuerdo el primero de agosto. Y finalmente, el 31 de Agosto, las dos facciones del RCD se ponen de acuerdo y firman la paz. Habría paz, pero esta paz no duró mucho tiempo.

La Misión de Paz

En medio de acusaciones sobre violaciones al conflicto llegan en Noviembre los primeros miembros de las Naciones Unidas, que serán los que prepararán y allanarán el camino para el establecimiento de una Misión para hacer respetar los acuerdos de Lusaka (Zambia). La ONU había legitimado la presencia de este equipo de trabajo inicial ya el 6 de Agosto de 1999, autorizando el envía de 90 oficiales, de los cuales 39 llegaron a la zona, distribuyéndose en grupos estilo Task Force en cada uno de los países involucrados en el conflicto, negociando el despliegue de una fuerza de paz. Aparte de esto, se designaron oficiales de enlace de la Unión Africana para un trabajo conjunto.

En medio de fuertes combates en el Norte, las expectativas para una paz se vuelven a esfumar. El enviado de la ONU, en entrevista a la BBC en Diciembre de 1999, declara que hasta que no se vayan las tropas de Ruanda, Uganda, y Burundi de territorio congoleño, la paz nunca llegará. Se constata una mayor presencia diplomática de EE.UU., país que se mantuvo alejado de los problemas africanos desde el colapso de su misión en Somalia de 1993. El enviado estadounidense, en contraparte con su colega de la ONU, declaró en una visita a Sudáfrica, que la implementación de una paz duradera en el Congo es vital para la pacificación de los demás puntos conflictivos de África. A pesar de esto, se dan exitosas negociaciones entre las partes, como la que se sostuvo en Diciembre, cuando los rebeldes permitieron la salida de unos 700 soldados de las ZDF que estaban cercados desde hacía semanas, a cambio de la devolución de un pueblo, puesto vital en el norte del país.

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Ilustración 23 – Las tropas de MONUC (en este caso tunecinas) tendrían una difícil tarea en el país. (Fuente: Army Recognition)

En febrero de 2000, a través de la resolución 1291, el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba el despliegue inmediato de una fuerza de 5500 cascos azules para hacer cumplir el alto al fuego. La misión denominada Misión de la ONU en el Congo (MONUC), estaba comandada por un General senegalés, sería desplegada en los puntos clave del país, y actuaría bajo mandato del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, que autoriza a los representantes de la ONU a tomar medidas de fuerza en caso de ser atacados o de constatar agresiones físicas a las población civil. Pronto los cascos azules se encontraría varados en una posición difícil: totalmente desbordados y peor equipados que todas las facciones. Mientras servían su misión como podían, buena parte de su equipo pesado quedaba guardado en los almacenes de la ONU en Kinshasa.

Magnicidio

En enero de 2001 ocurrirá un evento de vital importancia, que sin lugar a dudas marcó el desarrollo de los acontecimientos. El 16 de enero de 2001 el Presidente congoleño, Kabila es asesinado a manos de uno de sus guardias personales. El asesino logra asestar varios disparos a Kabila, antes de que fuera a muerto por otros miembros del cuerpo de seguridad del mandatario. Kabila, que fue inmediatamente trasladado a Zimbabwe, país aliado y con una buena infraestructura de salud, muriendo allí. El asesinato destapó un intento de golpe de estado contra el mandatario, que surgió de sus círculos más íntimos. Kabila era bastante crítico con la ONU, declarando la negación del apoyo a MONUC, en virtud de la falta de sanciones a Uganda en particular, siendo un partidario de continuar el conflicto hasta las fronteras orientales.

Luego de un período de incertidumbre, su hijo Joseph Kabila le sucedió en el poder. Joseph Kabila era un líder de diferente contexto que su padre, si bien recibió entrenamiento militar en otros países africanos. Inmediatamente luego de tomar el poder, el nuevo Presidente se distinción de las políticas de su padre, buscando una solución más moderada al sangriento conflicto, abriendo un espacio para el diálogo con los enemigos, y acercándose a posturas más pro-occidentales. Sin lugar a dudas esto sirvió para poder acercar a las partes, y para potenciar el despliegue de MONUC. El Presidente ruandés reconoció la postura de Joseph Kabila, abriendo una ventana a la paz. En los días siguientes las confrontaciones cesaron en todo el territorio congoleño.

Las investigaciones siguieron en este proceso, siendo acusados principalmente Uganda y Zimbabwe, por una comisión de la ONU. Se recomendó tomar medidas para sancionar a dichos países, sanciones que no surtieron efecto.

Durante la segunda mitad de 2001 tropas de los países que todavía estaban en suelo congoleño, apoyando a los rebeldes se retiran del país.

La “atomización” del conflicto.

A partir del 2001, el conflicto congoleño se transforma en un obscuro y complejo enfrentamiento entre pequeñas facciones, ya sean pro-gubernamentales o pro-rebeldes, pero siempre marcando un fuerte aspecto tribal, aspecto el cual, vale la pena mencionar, jamás ha dejado de influir en los acontecimientos relatados.

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Ilustración 24 – Los rebeldes del Este seguirían activos a pesar de los esfuerzos por la paz. (Fuente: Radio Netherlands)

El principal síntoma de esto es que esta fase de la Guerra del Congo se ha dado sin ninguna batalla de importancia, ni siquiera con líneas de frente definidas, como sí aconteció durante el conflicto de fines de la década del noventa. Como principal lección de esa fase del conflicto, los países intervinientes se han mostrado bastante reticentes a arriesgar nuevamente fuerzas convencionales en combate abierto. Tanto el equipamiento como el entrenamiento de los Ejércitos de estos países han representado un gasto gubernamental importante, y en vista de la actual dificultad de conseguir fondos, las pérdidas significan mucho para cada país.

Asimismo, la enormidad física y las dificultades geográficas de un país como la República Democrática del Congo hace que cada contingente armado profesional (MONUC incluida) se vea empequeñecido, por lo que esos contingentes se ven forzados a mantener el terreno solamente en zonas claves como aeropuertos, cruces de carreteras, centros mineros, ciudades. Todo esto hace que el poder de estas tropas se concentre en ciertas áreas estáticas desperdigadas en el mapa, en lugar de controlar áreas mucho más definidas de control.

Como resultado de esto, la guerra se desarrolla por grupos de milicia ligeramente organizados. Por supuesto que estas milicias, pobremente entrenadas y altamente indisciplinadas, son las culpables de muchos ataques salvajes contra la población civil. Estas milicias han contribuido a los frecuentes saqueos, violaciones y acciones de limpieza étnica. Esto también ha dificultado enormemente los esfuerzos por la paz, puesto que las milicias por momento parecen salidas de control. Fue en este período donde se registraron más a menudo los referidos ataques.

Para el 2001, Kabila hijo había hecho algunas reformas que hicieron mejorar la economía, junto a las ayudas de Occidente. Su carácter más moderado atrajo a muchos ex rivales, que comenzaron a ocupar posiciones gubernamentales y en las fuerzas armadas. Pero es en este punto, el más bajo en las hostilidades, cuando la situación se complica debido a la gran cantidad de facciones que participan en los enfrentamientos, facciones que la mayoría de las veces son engrosadas por unidades enteras del Ejército congoleño, que se pasan enteras a ellas.

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Ilustración 25 – Los feroces mai-mai, milicias tribales, responsables de varios terribles crímenes. (Fuente: International Labour Organization, ONU)

Las dos facciones principales en esta nueva etapa consisten en los banyamulengues, y los mai-mai. Los primeros toman una postura algo independiente de sus promotores ruandeses, que ya se estaban retirando del conflicto, a pesar de mantener todavía una presencia importante en territorio congolés. No sorprende el hecho de que la otra facción importante sea la de los ex Interahambwe, que aún se mantenían operativos en la región. Ni Ruanda, ni los tutsis del Congo estarían tranquilos con la presencia de estos extremistas hutus.

Por último vale la pena mencionar las milicias tribales mai-mai. Grandes conocedores del terreno, son fuerzas irregulares muy efectivas en la espesa jungla congoleña. Sus jefes son a la vez chamanes, dotados, según ellos, de poderes sobrenaturales, que les protegen de sus enemigos y los vuelven invisibles o invulnerables al fuego enemigo. Son verdaderos señores de la guerra en la difícil zona de la montaña, y atacan tanto a las tropas extranjeras que ocupan suelo congoleño como a los cascos azules de MONUC. A pesar de que en Gbadolite, la ciudad en la parte central del Congo donde Mobutu tenía basada su Fuerza Aérea, se firman acuerdos de paz, nada cambia entre las facciones, las facciones pequeñas se enfrentan, mientras que los gobiernos hacen provocativos movimientos de tropas en la zona, todo ello bajo la preocupada mirada de los cascos azules de MONUC, en una misión de paz en la cual la burocracia basada en Kinshasa ahoga las verdaderas preocupaciones de quienes tienen que mantener la paz en el duro interior congoleño.

En 2003, Uganda acuerda en la capital angoleña, Luanda, un repliegue de sus tropas en su zona de influencia, Bunia e Ituri. Siguiendo el vacío de la retirada de los ugandeses, surgen problemas entre miembros de dos etnias diferentes, los hema y los lendu, lo que lleva a fuertes confrontaciones.

El año 2004 es un año bastante movido para todas las facciones presentes incluidos los cascos azules. Un grave conflicto comienza en la región de los Kivus, zona génesis de todos los problemas, a su vez que una de las más ricas del país. Ante la presencia de los extremistas hutus en la región, el General Laurent Nkunda, un tutsi congolés, se declara en rebeldía contra el gobierno, haciéndose fuerte en la zona montañosa y selvática al norte del lago Kivu, como un Kurtz del siglo XXI, y desde donde, con apoyo ruandés, establecería campañas contra sus enemigos hutus, con el fin de proteger a los banyamulengues de los ataques de los ex Interahambwe en la zona. La estructura política y administrativa que creará se denominará Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo.

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Ilustración 26 – Las tropas de la ONU desempeñaron un papel vital en evitar un baño de sangre en Ituri. Nunca se les reconoció. (Fuente: FEWER Africa)

Nkunda tomará Bukavu, en medio de graves acusaciones de violación a los Derechos Humanos. Curiosamente la facción de Nkunda se mostrará más abierta al diálogo con MONUC que las demás, abandonando el territorio perdido y volviendo a su zona de influencia a fines del 2004, comienzos de 2005. En ese mismo momento un lugarteniente de Nkunda, se separa del movimiento, incorporando sus fuerzas a las ruandesas. Estos movimientos provocan una avalancha de desplazados, primero escapando del avance tutsi, y luego los tutsis escapando a zonas seguras en temor a represalias, con una MONUC atada de pies y manos por la burocracia, con pocos recursos para operar, y ya con varias bajas en los momentos tensos que se vivieron.

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Ilustración 27 – Los Kaibiles guatemaltecos proporcionaron el contingente de FF.EE. de MONUC. (Fuente: Internet)

En los años siguientes la zona será un hervidero de problemas, con Nkunda tomando fuerza y realizando avances cada vez que las tropas congolesas se acercaban a la zona. Las cosas se ponen difíciles para la ONU, debido a los graves escollos para la paz. El Ejército congoleño en pleno proceso de entrenamiento no es capaz de realizar operaciones contra los rebeldes, estando además aquejado de un grave problema de deserción entre sus cuadros. Esta tarea la cumple MONUC, siempre con el mandato de mantenimiento de paz y no de imposición, como esta situación ameritaba. En Ituri el conflicto erupciona nuevamente, una de las facciones ataca en una emboscada a fuerzas de MONUC, provenientes de Bangladesh, dejando a nueva cascos azules muertos, la baja más importante en toda la historia de Misiones de Paz de la ONU.

Meses más tarde, el brutal grupo cristiano extremista ugandés Lord´s Resistance Army establece bases en territorio congoleño. La ONU, envía a un equipo de Fuerzas Especiales guatemaltecas, tropas de gran conocimiento de lucha en la selva, en una misión de reconocimiento. Estas tropas son también emboscadas, entablándose un intenso combate en el que mueren ocho soldados guatemaltecos, por el contrario de algunas decenas de rebeldes, que son obligados a retirarse.

Por otro lado los Mai-Mai también atacan a la MONUC, matando en emboscadas a soldados marroquíes, sudafricanos, y nepaleses. Lamentablemente se dan algunas irregularidades entre las tropas de la ONU, siempre exageradas por observadores externos y burócratas, deseosos de descalificar a las tropas internacionales que, salvo excepciones bien documentadas, estaban buscando ganar la paz a sudor y sangre. Esto hizo exacerbar el sentimiento congolés hacia esas tropas que realizaban su trabajo de forma estoica.

Problemas actuales

En 2006 se celebran las primeras elecciones democráticas multi-partidistas en el país, las que confirman a Joseph Kabila en el poder. Entre otras cosas, además de dar una legalidad constitucional al Presidente Kabila ante el Mundo, se cambia algunos símbolos adoptados desde 1997, como la bandera, en un intento de apaciguar la situación política. Sin embargo, estas elecciones no acontecieron sin violencia, registrándose cruentos combates en todo el territorio. Se dan también acusaciones, presumiblemente infundadas de matanzas cometidas por soldados de MONUC a miembros de facciones extremistas hutus.

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Ilustración 28 – Los carros ligeros chinos Type 62, ex zaireños, siguieron siendo la columna vertebral de las fuerzas gubernamentales. (Fuente: Military Photos)

En los próximos años se ocurrirán cruentos enfrentamientos entre todas las etnias, agravando el panorama interno del país. Las fuerzas armadas congoleñas, reciben adiestramiento de otros países involucrados, principalmente Francia, Bélgica y Sudáfrica, con la idea de dotar de más capacidad al poder legítimo. El Ejército congoleño pelea contra casi todos los rebeldes, pero no deja de ser una fuerza débil, sobretodo en el plano de la moral, siendo desde el principio comparable a cualquiera de los grupos guerrilleros que operan en el territorio. No obstante, con el paso de los años, las Fuerzas Armadas congoleñas van mejorando, se adquiere nuevo material como aeronaves de combate Sukhoi Su-25 (que sustituyen a los muy castigados MB.326), carros de reconocimiento Cascavel (posiblemente los de origen chileno modernizados por una compañía israelí), y piezas autopropulsadas 2S1 y RM-70 de 122 milímetros, traídos de la República Checa.

El cambio al conflicto llegará en 2008 y 2009, con la captura y extradición a Ruanda del líder rebelde tutti, Laurent Nkunda. Sorpresivamente los antiguos contendientes parecen llegar a acuerdos en común, quizá patrocinados por el creciente interés estadounidense en la zona. La RD Congo realiza misiones conjuntas con sus ex enemigos, sea para combatir a los rebeldes hutus y mai-mai (estos últimos ya un obstáculo para la institucionalidad), como para combatir a los rebeldes extremistas cristiano-animistas del Lord´s Resistance Army, que realiza actos terroristas en Uganda, desde el Congo. Mientras tanto la paz continúa siendo frágil en el este del país.

¿Genocidio Congoleño?

A pesar de que la situación en la región va paulatinamente mejorando, hay un factor en todos estos episodios que no puede ser dejado de lado antes de terminar el presente trabajo: el factor humano. Pasando en raya las cifras de bajas, entre muertos, desaparecidos, mutilados y desplazados, nos da que nos encontramos ante uno de los más sangrientos conflictos de los últimos años, y seguramente el más sangriento de los que va del siglo XXI. Sangriento, porque comenzó con un genocidio, y está terminando con otro.

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Ilustración 29 – Columna de refugiados. Miles perderían sus hogares (Fuente: AFP)

Las cifras oficiales de bajas, entre civiles y militares, dan la escalofriante suma de 5,4 millones de muertes, desde 1997 hasta 2008, en un espacio de tiempo de menos de diez años, con espacios de tiempo en los cuales se han contabilizado unas 45.000 muertes por mes. Cifras verdaderamente escalofriantes. Aún más allá, algunas fuentes en menos de diez años. Además de esto se han reportado unos cinco millones y medio más de desplazados por la guerra, además de miles y miles de reportes de violaciones y mutilaciones a mujeres. Un caso infame es el de los pigmeos que habitan en el este del país. Considerados por algunos grupos rebeldes como subhumanos y portadores de poderes mágicos, un número indefinido de miembros de esta milenaria etnia fue asesinada para ser comida en rituales caníbales. Otros casos se han dado de mano de obra esclava y de violaciones masivas a mujeres de todas las edades y etnias.

Otro punto crítico es la utilización de niños para ser empleados como soldados por los rebeldes. Era normal ver a niños formando parte de las fuerzas rebeldes. En el pico de la Segunda Guerra del Congo, por el año 2000, se ha estimado que unos 30.000 niños fueron utilizados en combate por las diversas facciones.

Todo lo que es vida salvaje también ha sufrido fuertes golpes. La rica fauna del país ha quedado gravemente disminuida por los continuos conflictos. En un pueblo que disfruta del Bush Meat, la comida cazada de los animales salvajes, es de destacar que durante la guerra no se hicieron excepciones. Las poblaciones de gorilas de montaña, elefantes de la selva y de hipopótamos, han declinado de forma dramática, incluso en áreas protegidas, como el Parque Nacional Virunga. En una situación humanitaria tan grave, nadie quiere hacerse cargo de la riqueza natural del país.

Conclusión

El conflicto en la República Democrática del Congo tiene la particularidad que se ha venido gestando desde hace décadas, más precisamente esa dualidad entre un conflicto internacional y un conflicto altamente tribalizado; de un conflicto en donde las operaciones se realizan en grandes franjas de terreno, con participación de medios “modernos”, y a su vez en lugares reducidos de la jungla, por pequeñas partidas de hombres armados solamente del omnipresente Kalashnikov. Esta dualidad es quizá uno de los factores por las cuales el público medio no entiende (o no trata de entender) el devenir del mismo. Para quienes viven lejos es muy fácil señalar con el dedo a varios factores extrínsecos, que es el método más simplista de explicar un hecho tan complejo como éste y otros enfrentamientos que se han dado en el África subsahariana desde la caída del comunismo.

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Ilustración 30 – La ONU ha fallado en varias misiones africanas. (Fuente: Beeld)

Sin duda que existen intereses internacionales que influyeron en este espiral de violencia en el centro de África, pero no se puede negar tampoco que el río Congo y los lagos geográficamente cercanos, están teñidos de sangre, con odios tribales ancestrales, magnificados al utilizarse medios de destrucción modernos y al ser utilizados como medios para fines económicos ajenos al país, todo esto sumado a la avaricia de cada uno de los actores internacionales involucrados. Por supuesto que tampoco cabe duda la irresponsabilidad de las potencias coloniales, irresponsabilidad que polarizó cada grupo social y tribal, y que acrecentó odios y rencores. Resulta chocante a los ojos de alguien no especializado en el tema que un país tan rico pueda a su vez tener tanta pobreza. Todos son villanos en esta cruel historia, desde el hambre desmedida de materias primas de China, como los intereses comerciales de Europa y Estados Unidos, como los propios africanos, en especial sus líderes.

Como en la novela de Conrad, el lector habrá presenciado la constante y progresiva degradación de la situación en un país, sus lúgubres personajes, movidos por la codicia y el interés personal, y no el bienestar de su población, todo ello a caballo de un populismo vergonzoso. Pero a su vez esta región es la región de las “segundas oportunidades”, quizá al final del libro se pueda escribir una nueva historia de prosperidad; o quizá la novela comience de nuevo. Está en los africanos tomar la decisión.

Recursos.

Lecturas aconsejadas
El Gran Capitán - La Pesadilla del Congo en los ´60
El Gran Capitán – El Zaire 1978. Rescate de Kolwezi
El Gran Capitán – La Guerra del Coltán
El Gran Capitán – El Tribunal Internacional en Ruanda
BBC World – Línea de tiempo del conflicto (inglés)

Fuentes

Abdel-Fatau Musah et al. - Mercenaries: An African Security Dilemma. Pluto Press, 2000.
Cabrera, Arquímedes – Soldados en el Congo. Montevideo 2008.
Cuerpos de Elite, Planeta Agostini, 1986.
CGE – El Ejército Uruguayo en Misiones de Paz. Publicación CGE. Montevideo, Uruguay, 2000.
Conrad, Joseph – En el corazón de las Tinieblas. Alianza Editorial. Madrid 2008.
Escudé, Carlos – Proliferación de Ejércitos en el Primer Mundo. Los Mercenarios del Fin del Milenio: Estados Unidos, Europa y la Proliferación de Servicios Militares Privados. Editorial Belgrano. Buenos Aires, 1999.
Fonseca, Alroy – Four million dead. The Second Congo War 1998-2004.
ITER – Guía del Tercer Mundo               2001/2002         2001/2002. Instituto del Tercer Mundo. Montevideo, 2002.
Odom, Thomas (Tte. Cor.) – Shaba II: The French and Belgian Intervention in Zaire in 1978. Combat Studies Institute. Fort Leavenworth, 1993
Thom, William G. - Congo-Zaire's 1996-97 Civil War in the Context of Evolving Patterns of Military Conflict in Africa in the Era of Independence en http://www.lib.unb.ca
Turner, William – The Congo Wars. Conflict, Myth and Reality. Zed Books. Londres, 2007.
Westhorp, Chris et al. – The World´s Armies. Salamander Books. Nueva York, 1991
Zentner, Christian – Las Guerras de la Posguerra. Editorial Bruguera. Barcelona, 1973.
Revista Jeune Afrique Economie, Abril 1996.
Revista National Geographic (edición de habla inglesa) Noviembre de 1991.
Wikipedia
Brushfirewars http://www.brushfirewars.org/
ACIG.org, artículos de Tom Cooper y Pit Weinert, accesibles a través de su Página Web http://www.acig.org
Página Web http://www.un.org
New York Times - Artículo
Fuentes orales de quienes estuvieron en el país.

Nota del autor: Este trabajo está dedicado a la población de este sufrido país africano, para que el día de mañana pueda encontrar la paz que se merece.


 

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