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Evolución del reino vándalo.

Los vándalos se habían enseñoreado de las provincias del África romana fundando un reino en la primera mitad del S. V. Habían logrado mantener su independencia pese a los sucesivos intentos romanas de recuperar su dominio, y tras la debacle del 468 el arruinado Imperio había tenido que aceptar los hechos consumados, así el emperador de Oriente, Zenon, había accedido a firmar con Genserico un tratado por el que reconocía su gobierno sobre el África romana, las islas Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia.

Posteriormente los vándalos cedieron la estratégica isla de Sicilia al reino de Italia de Odoacro a cambio del pago de una cantidad anual, algo lógico porque les era difícil controlar su extenso imperio con la exigua población vándala con que contaban, así que aceptaron renunciar a Sicilia. Pero ello suponía un problema estratégico de primer orden pues la isla estaba muy cerca de África y su control era vital para operar contra está o en dirección contraria como se había visto en las Guerras Púnicas.

 

En África la minoría vándala arriana gobernaba sobre una gran mayoría población romana católica, eso generaría tensiones, a ello se unía el hecho de que su instalación había supuesto graves alteraciones en el dominio de las tierras, pues los vándalos confiscaron las tierras de los propietarios romanos y se las repartieron, quedando además éstas libres de impuestos.

El gobierno vándalo aplicó desde el principio una política muy dura respecto a los africanos-romanos católicos (incluso mayor que otros pueblos germanos), llegando a haber eliminaciones físicas durante los primeros estadios, lo que generó la emigración y destierro de las élites (grandes propietarios, altos burócratas, jerarquía eclesiástica,...). También se prohibió que los romanos llevaran armas y se demolió las murallas urbanas salvo la capital, Cartago, para evitar el peligro de que se rebelaran.

Mientras, la situación en África iba empeorando debido a la presión ejercida por las tribus moras procedentes del sur, que se encontraba desguarnecido desde la invasión vándala, realizando saqueos y destruyendo las infraestructuras, privando a la indefensa población romana, sin armas ni murallas, de sus medios de vida obligándola a emigrar a las zonas costeras. Aunque hubo algunas acometidas repelidas por los vándalos en el S. V, se apoderaron de la cordillera del Aurés y a finales de la década del 520 sus incursiones eran cada vez más agresivas con ataques de los laguatan en la Tripolitana, los frexas,...

La amenaza también se extendía a los propios vándalos que cada vez se encontraban en peor situación para contener sus razzias, así bajo el rey Trasamundo el jefe moro Cabaón había infligido una derrota grave a los vándalos, cuando éstos lanzaron una ofensiva en la Tipolitania, oponiéndoles un circulo de camellos desde el que lanzaban jabalinas (durante esa campaña los moros se esforzaron en ganarse a la población romana). Y años después el jefe Antalas les había infligido otra importante derrota.

Ante esa situación la población romana y los exiliados acudieron al Imperio Romano de Oriente donde presionaron en la Corte para lograr que interviniera.

 

 Situación anterior a la reconquista.

El Imperio Romano de Oriente (y único Imperio Romano existente) se había ido recuperando de la ruina económica causada por las depredaciones de los hunos y el gasto en las intervenciones militares en África e Italia. Los emperadores Zenon, Anastasio y Justino habían llevado a cabo, ayudados por la estructura urbana, comercial y más desarrollada del Imperio oriental (frente al de Occidente), una acertada política económica que había traído la paz social y el superávit presupuestario, logrando que en la tesorería se acumulasen al morir Justino 23 millones de sólidos. Así Justiniano disponía de una buena provisión de fondos para sus operaciones militares.A principios de la década del 530 el reino vándalo se encontraba muy debilitado por los reveses ante los moros y la tensión con la población romana que lógicamente estaría enfadada por la intransigencia religiosa de los vándalos y su incapacidad de garantizar la seguridad en el territorio.Además la situación diplomática internacional les era desfavorable pues al subir al trono el rey Hilderico había metido en un convento a la reina viuda Amalafrida (que había aportado como dote el estratégico promontorio de Lilibeo en Sicilia (una base naval muy importante, y punto clave en las Guerras Púnicas)), hermana de Teodorico, rey ostrogodo de Italia y vinculado al reino visigodo de Hispania (tras Vouillé 507, ejercía la tutela sobre ese reino), lo que había generado gran tensión y ruptura de relaciones. Con lo que el reino vándalo había quedado rodeado por estado hostiles él.

 

 

Hilderico había intentado realizar una política filocatólica, pero era bastante tarde para ganarse a la población, y además eso lo enfrentaba la nobleza vándala arriana; lo que sumado a la derrota ante Antalas llevó a ésta a dar un golpe de estado en 530 para entronizar a alguien que consideraban más adecuado y ese fue Gelimer, primo segundo de Hilderico, y que había tenido cierto éxito contra los moros. Esto debió suponer una perturbación entre los vándalos pues es lógico aceptar que Hilderico también tendría sus partidarios, incluso entre los nobles. Por lo que el reino estaría políticamente fracturado en un momento en que la amenaza exterior crecía.