Por su parte, el 17 de junio, el general Crook alcanzó el valle del Rosebud, lugar donde sufrió un violento e inesperado ataque por parte de unos mil indios Oglala-Lakota, Cheyenne, Sans Arcs, Miniconjou, Hunkpapas y Pies Negros al mando de Caballo Loco. La batalla, que se prolongó durante varias horas, y ocasionó a la fuerza de Crook nueve muertos y veintiún heridos y pese a que causó entre treinta y cuarenta muertos a los indios, obligó al general a detener la marcha y replegarse. Al quedar dueño del  campo, el general Crook se proclamó victorioso, dato que aceptaron sus contemporáneos. Pero de hecho Crook fue barrido por los indios y al día siguiente se retiró. La pinza de una de las tres columnas fue así desactivada. Caballo Loco celebró su triunfo uniéndose a Toro Sentado y llevando a los guerreros bajo su liderazgo al campamento donde se encontraba este último, reforzando así su poderío. Ignorantes de esta situación, el 22 de junio, a bordo del vapor Far West en el río Yellowstone, el general Terry y los coroneles Gibbon y Custer continuaron con el plan de acción. Se decidió que, al ser el regimiento de Custer más rápido y flexible que la infantería, debía avanzar primero y tomar posición frente a las fuerzas hostiles. Su primera responsabilidad era ubicar, según el rastro descubierto, el campamento indio, de conformidad con las siguientes pautas:

1. Iniciar la búsqueda por el valle de Rosebud (donde se presumía que estaba el campamento).

2. Bajar desde el sur en paralelo a los montes Wolf, al este de la supuesta posición.

3. De allí avanzar por el oeste, hacia el valle de Little Big Horn, siempre pegado a la izquierda del río del mismo nombre para asegurar que los indios no escaparan hacia el este o el sur.

4. Terry y Gibbon avanzarían por el Yellowstone, hacia el valle del Big Horn y de ahí hacia Little Big Horn.

5. Juntos cercarían a los indios.

Se acordó que la fecha de reunión de las fuerzas de Custer con las de Terry y Gibbon sería el 26 de junio, tras lo cual conjuntamente atacarían a los hostiles. El general Terry, anticipando el carácter impulsivo de su subordinado, fue enfático en reiterarle verbalmente que, una vez que localizara el campamento indio, por ningún motivo debía entablar combate y debía aguardar la llegada de la columna principal. Las instrucciones de Terry trasmitidas por escrito a Custer a través del asistente adjunto del general fueron las siguientes: “Coronel: El brigadier general al mando ordena que, tan pronto su regimiento esté listo para marchar, debe usted avanzar hasta el Rosebud en persecución de los indios, cuyo rastro fue descubierto por el mayor Reno hace unos días. Es imposible darle instrucciones definidas con relación a su avance, y como el Comandante del Departamento expresa su confianza en vuestra clase, energía y habilidad, no desea imponerle órdenes precisas que puedan afectar su acción cuando esté en contacto cercano con el enemigo. Él desea sin embargo indicarle sus puntos de vista sobre cual considera debería ser su proceder, y espera que usted se atenga a ellos, salvo que encuentre usted razones suficientes que lo desvíen de estos. El Comandante del Departamento piensa que usted debe avanzar hacia el Rosebud hasta comprobar en definitiva cual es la dirección hacia la que confluye el rastro. Si este es encontrado (y parece más que seguro que así será), debe usted continuar hacia el sur, quizás tan lejos como hasta la cabecera del río Tongue, y de ahí girar hacia el Little Big Horn, orientándose hacia su izquierda para impedir el escape de los indios por su flanco izquierdo. La columna del coronel Gibbon está ahora en marcha hacia la boca del Big Horn. Tan pronto como alcance ese punto, cruzará el Yellowstone y avanzará hacia la bifurcación del Little y el Big Horn. Evidentemente sus movimientos futuros estarán determinados por las circunstancias, conforme estas surjan, pero es de esperar que los indios, si se encuentran en Little Big Horn, puedan ser envueltas por las dos columnas de modo que su escape resulte imposible. El Comandante del Departamento desea que en vuestro camino a Rosebud usted examine detalladamente las alturas de Tullock Creek y envié un explorador hacia el comando del coronel Gibbon. El vapor de provisiones avanzará por el Big Horn tan lejos como el río sea navegable, y el Comandante del Departamento, quien acompañará a la columna del coronel Gibbon desea que usted se reporte a él no después de la expiración del tiempo del que sus tropas poseen raciones, salvo que en el intermedio usted reciba nuevas órdenes”.

Ese mismo día, Marco Kellog, el corresponsal adscrito del diario  Tribune de Bismarck, que había reemplazado al editor titular C.A. Londsbury, envío el siguiente telegrama al diario:

“Mañana, 22 de junio, el general Custer, con 12 compañías de caballería explorará desde la boca del valle de Rosebud hasta llegar al rastro descubierto por el mayor Reno, y se desplazará por ahí con la mayor rapidez posible a fin de sorprender a los indios que se presume están cazando búfalos y realizando pequeñas marchas diarias. Parte del comando de Gibbon marchara hacia arriba del valle del Big Horn a efecto de interceptar a los indios que pretendan escapar de Custer”.

General Custer

Aquel sería el último despacho enviado por este corresponsal, que cuatro días después correría la misma suerte que los demás hombres del Séptimo. El coronel Gibbon por su parte había remarcado a Custer: “No sea usted impulsivo, espérenos”. Adoptada la estrategia, Custer partió en su misión con doce compañías -566 soldados y 31 oficiales- rechazando una batería Gatling. Tampoco aceptó reforzarse con cuatro compañías del Segundo de Caballería de la columna de Gibbon, ofrecidas por precaución. Custer consideraba que su regimiento era capaz de manejar sólo la situación. Argumentando una cabalgata forzada en busca de un enemigo rápido y escurridizo, descartó todo equipo pesado. Ordenó a la tropa dejar sus sables y ésta se hizo a la marcha armada con carabinas Springfield modelo 1873 calibre .45-70 con cien cartuchos por soldado y revólveres Colt .45 modelo 1872, con veinticuatro cartuchos por hombre. La fuerza total, incluyendo guías y civiles, consistía en 675 hombres. Los acompañaban una reata de mulas con las municiones suplementarias y provisiones para un máximo de quince días. El Séptimo de Caballería inició  su recorrido en dirección al sur del valle de Rosebud. Los exploradores indios de avanzada, ubicaron el camino Sioux descubierto por Reno,  tenía unos 300 metros de ancho y el regimiento lo siguió con cautela.  Las huellas dejadas en el camino indicaban que un número considerable de indios habían cruzado por ahí. Conforme avanzaban, el rastro se hacía más marcado. Después de una marcha de 20 kilómetros, las tropas acamparon.

El 23 de junio el regimiento marchó casi cincuenta kilómetros más, encontrando en el camino rastros de aldeas indias, acampó aproximadamente a las cinco de la tarde. El 24 reanudó la marcha y durante el nuevo recorrido de 42 kilómetros, se descubrieron rastros cada vez más frescos. Poco después de acampar, a las 21:25 horas, Custer se reunió con sus oficiales y les expresó que, sin ninguna duda, el campamento se encontraba en el valle del Little Big Horn y  enfatizó en señalar que, llegado el momento, no hallarían más de 1,500 indios, razón por la cual sustentó su negativa de aceptar el cañón Gatling y  las cuatro compañías del Segundo de Caballería. Todo parece indicar sin embargo que las reales dimensiones del campamento parecían preocupar a Custer, pues antes de partir hacia Yellowstone algunos guías Arikaras le habían advertido que era gigantesca. Se desconoce entonces porque se engañó asimismo y de paso a sus oficiales. En todo caso, Custer consideró que, para llegar al campamento enemigo, se hacía imperativo cruzar el río que dividía el valle del Rosebud del Little Big Horn, pero que ello sería imposible hacerlo a la luz del día sin ser descubiertos. Ordenó entonces que la tropa se preparara para reanudar la marcha a las 23:00 horas.

 

25 de Junio de 1876, Little Big Horn, territorio de Montana

A las 02:00 horas del día 25, los guías señalaron que sería imposible cruzar el río antes del amanecer. La tropa descansó por tres horas y a las cinco de la madrugada se reanudó la marcha. A las 08:00 horas la fuerza llegó finamente al valle del Little Big Horn. Poco después, los guías indios avistaron lo que podía ser el poblado indio. A media mañana, Custer fue llevado a una elevación (Crown Nest) desde donde los exploradores decían que  veían un gran poblado, y si bien él personalmente no distinguió nada, ni con binoculares, confió en lo que sus guías le señalaban.

Sin hacer caso a las advertencias de los exploradores que aseguraban que era el campamento más grande que jamás habían visto y que exclamaban ¡Otoe Sioux! (¡Muchos Sioux!), el efusivo oficial, entusiasmado por el descubrimiento, sin aguardar a las fuerzas de Terry y Gibbon, ni calibrar el poder del enemigo, presa de su espíritu vehemente y la ambición de lograr la gloria personal, decidió atacar. Existen diversas versiones de porqué adoptó tan controvertida decisión. La primera, la más posible, indica la intención de originar una batalla convencional, en la creencia que tras una breve escaramuza, los indios se desbandarían hacia el norte por donde avanzaban las otras dos columnas. La segunda, que  pensó que sólo había mujeres y niños, y que podría capturar fácilmente la aldea y forzar  la rendición de los guerreros que presumió se encontraban de caza. Sin embargo no se contempló la posibilidad de parlamentar o presentar un ultimátum. Hay otra circunstancia que puede explicar la apurada decisión: En diez días, es decir, el 4 de julio, se celebraba no sólo el centenario de la independencia de los Estados Unidos sino también la convención del partido demócrata para nominar los candidatos a la presidencia. Custer habría pensado que un triunfo militar, contra la mayor horda de indios rebeldes, sin la sombra de Terry, sería importante para impulsar su nominación a la primera magistratura de su país.

A media mañana del domingo 25, el regimiento avanzó hasta colocarse a unos 20 kilómetros al sur del campamento. Cuando Custer anunció su intención de atacar, algunos expresaron su opinión en contra y los guías reiteraron que había más indios de lo que los soldados podían combatir. Los exploradores Arikaras llegaron a un lugar donde se erigía un tepee solitario que servía de enterramiento a un guerrero Sans Arc muerto en la batalla de Rosebud  unos días antes. Fue entonces cuando el interprete civil de los Arikaras, Fred Girard, observó como un grupo de indios cruzaba el valle. Cabalgando hacia Custer Girard le informó: “Ahí están sus indios, corriendo como diablos”. Custer prestó poca importancia a este hecho y se mantuvo en su decisión y no aceptó mas divergencias. Dividió su regimiento en cuatro batallones. El personalmente comandaría el primero de ellos compuesto por las compañías, C, E, F, I y L, con un número aproximado de 221 efectivos al mando de los oficiales Thomas Custer, Smith, Yates, Keogh y Calhoun, respectivamente. De este grupo el segundo al mando era el capitán Yates y el tercero el capitán Miles A. Keogh. El segundo batallón, con las compañías A, G y M (175 hombres), quedó bajo el comando del mayor Reno, el tercer batallón, con las compañías D, H y K, fue puesto a órdenes del capitán Frederick Benteen (120 hombres), mientras que el último, compuesto por la compañía B, al mando del capitán Mc  Dougal (175 hombres), permanecería al cuidado de las municiones y provisiones. El número de cada compañía fluctuaba entre cuarenta y cincuenta hombres.  Algunos oficiales pensaban que era necesario mantener el regimiento completo, pues al parecer se trataba de un campamento muy importante. El capitán Benteen fue explícito en este sentido y se opuso a la división. Custer, parco y enérgico, se limitó a responderle que cumpliera las órdenes.

Se desconoce porqué tácticamente, aquel fatídico domingo el comandante dividió sus fuerzas en medio de territorio hostil. Se ignora también porqué creyó que con sólo un regimiento podía hacer lo que hubiera demandado  todo un ejército. Una respuesta podría ser su confianza en la suerte, factor que lo acompaño en las temerarias cargas de caballería efectuadas durante la guerra civil. Si la suerte lo acompañaba como antes, Custer, vencedor de la mayor horda de indios congregada en América del Norte, sería el próximo presidente de los Estados Unidos. Otra respuesta podría encontrarse en la idea de aplicar el mismo procedimiento utilizado varios años atrás contra el campamento de Black Kettle en el río Washita. Una última respuesta obedecería a que Custer había ideado una estrategia de guerra convencional sin tomar en cuenta que las fuerzas oponentes se caracterizaban por su irregularidad y que sus reacciones obedecían a patrones muy distintos a los propios. A continuación, en un operativo considerado improvisado y sin sustento, producto del apuro y el ímpetu del comandante, ordenó a Benteen salir con su fuerza a explorar el sur en paralelo a la línea de los montes siempre manteniéndose al lado izquierdo e informarle de inmediato si  observaba indios en ese sector. Benteen avanzó cerca de 16 kilómetros y al no encontrar nada decidió hacer uso de las órdenes alternativas, es decir, retornar con su batallón y seguir el rastro dejado por su comandante.

Reno

Por su parte, Custer y Reno se internaron en el valle del Little Big Horn desde dos flancos. A las 11:00 horas, Custer ordenó que el batallón del mayor, que iba por el flanco izquierdo, se le fuera acercando. Sobre las 14.15 Custer mandó a Reno la siguiente orden. “Los indios están a tres kilómetros de distancia. Muévase lo más rápido que pueda hacia delante y cargue contra todo lo que  encuentre. Yo le apoyaré”. La maniobra era clara, pretendía atacar el poblado por dos partes.

Cumpliendo la orden de su superior Reno avanzó rápidamente hacia el río Little Big Horn, la aldea  efectivamente y conforme a los cálculos, resultó encontrarse a poco más de tres kilómetros río arriba. Durante esta operación, Reno envió dos mensajes a Custer confirmando que el poblado indio se encontraba frente a él y que se presentaba “bastante fuerte”. Todo parece indicar, que hasta ese momento los vigías Sioux no se habían percatado de la presencia del ejército norteamericano y no esperaban un ataque, pues no suponían que se encontraría su rastro y en consecuencia el campamento, con tanta celeridad.

El campamento, de unos cinco kilómetros de extensión a lo largo del río, estaba dividido en siete círculos, correspondientes a igual número de tribus, ubicados correlativamente de la siguiente manera, de sur a norte: Los Hunkpapas, los Pies Negros, los Sans Arc, los Miniconjou, los Oglala, los Brule y los Cheyenne. Había también un grupo de tiendas con indios Arikara y otras albergaban a un grupo de Two-Kettles. El jefe principal de los Sioux era Tatanka-Iyotanka, o Toro Sentado, de los Hunkpapa Lakota. Otros jefes eran Gall, de los Lakota Siounan, Caballo Rojo de los Minneconjous, Lluvia en el Rostro y Dos Lunas, de los Cheyennes del norte y Tashunca-uitco o Caballo Loco líder de los Oglala Sioux o Teton Lakota, considerado uno de los más grandes guerreros indios. Los jefes Sioux y Cheyenne, tenían bajo su responsabilidad el mayor campamento indio jamás levantado en la historia de norteamérica, que comprendía más de mil tepees, entre seis mil y nueve mil nativos y cerca de treinta mil animales, lo cual constituía una fuerza inimaginable para los estándares estratégicos de los militares norteamericanos, acostumbrados a atacar campamentos dispersos y pequeños.

Mientras Reno iniciaba la maniobra, Benteen, a seis kilómetros por detrás volvió al rastro de Custer hacia las 14.30. Sus soldados trotaron hacia el río y abrevaron sus caballos por espacio de 20 minutos. Hacia las 14.45 Reno se aproximó al río y avanzó por el soto. Hacia la misma hora 3 kilómetros río arriba Custer paró y abrevó a sus caballos. Las tropas de Reno también se detuvieron para que sus caballos pudieran beber. En ese momento no había sentido de urgencia y nada parecía presagiar nada grave. Custer cabalgó por delante de su comando hasta unas alturas para tener una mejor vista del valle. Reno después de recomponer su columna tras cruzar el río, se encontró con un terreno llano  que llegaba hasta el comienzo del campo indio. Pudo ver una parte del gran campamento y observó una gran actividad. Reno  en cumplimiento de las instrucciones recibidas colocó a dos de sus compañías en línea y dejó a la tercera detrás en reserva. Los exploradores indios se adelantaron por su izquierda intentando dispersar o capturar la manada de póneys de los indios. Una vez hecha esta maniobra  cargó a lo largo del valle hacia el campamento, dirigiéndose al sector sur donde estaba el círculo de tepees de los Hunkpapas. Eran alrededor de las 15.05. Las tropas de Reno mientras trotaban hacia el poblado pudieron ver al otro lado del río, sobre los acantilados la compañía C montada en sus caballos grises. Algunos contaron más tarde que llegaron a ver a Custer saludándoles con su sombrero. Custer desde las alturas podía ver mucho mejor que Reno el poblado, pero sólo una porción, no todo. Mandó al sargento Daniel Kanipe de la compañía C con un mensaje para el capitán McDougal,  para que éste avanzara con el tren de aprovisionamiento hacia adelante. Cuando el capitán Keogh se  acercó, Custer le dijo: “Keogh, algunos indios están huyendo. Pero si los persiguiéramos perderíamos la mitad de los caballos de la columna”. Unos pocos de los soldados que en aquellos momentos estaban con él, se salvaron por que sus caballos estaban tan agotados que no pudieron seguir más.

El Gran Capitán. Historia Militar.