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Como ya vimos anteriormente a la Batalla de Shiloh otra victoria importante se había producido ya en la Isla Nº 10. Allí, el mando unionista de Pope y el Flag Officer Foote había visto perfectamente la ocasión para asaltar las posiciones enemigas que les daba el que Beauregard hubiera marchado hacia el Este con la Brigada de Stewart. Pero para hacer cruzar el Mississippi a las tropas de Pope seguía haciendo falta apoyo de cañoneras, y las defensas fluviales seguían cortando el paso a los buques de Foote.

El 7 de abril se inició ya el cruce en masa, pero no habría combate. El Brigadier John Porter McCown, que no se había atrevido a contratacar, pidió a Pope condiciones, y entregó su mando al día siguiente, cuando se le concedió la libertad bajo palabra para él y sus hombres. Así terminó la campaña por New Madrid y la Bear by Island Nº 10, que dio a los unionistas la captura de casi 5.000 prisioneros, incluyendo los brigadieres McCown, William Mackall y William H.T Walker, y más de un centenar de cañones, en buena parte pesados.

 

 


Salvo en cuanto al total de prisioneros, la victoria parecía incluso más absoluta que la de Grant en Fort Henry y Donelson, y lo que es mejor con apenas 100 bajas de coste, incluyendo las de la flotilla. Coincidiendo con Shiloh, hizo palidecer la estrella de Grant y convirtió a Pope en el héroe de la Unión. El mando confederado pareció en cambio asumir que se había dejado demasiado solo a McCown y, para demostrar que no se le reprochaba la rendición, fue de inmediato ascendido a Mayor General. En cuanto a Foote, calculando que el río estaba ya libre hasta Memphis, pedía a gritos zarpar para allá.

Lo hizo al día siguiente, pero a mitad de camino de Memphis iba a encontrar en la ribera de Tennessee un obstáculo inesperado, Fort Pillow. Recordaremos que éste estaba incompleto y por largo tiempo sin guarnición. Sin embargo, al evacuarse Belmont en febrero, la Brigada de Missouri del Brigadier de la State Guard M. Jeff Thompson, (que por cierto nunca pasaría de Coronel en el Ejército Provisional), se había retirado a Arkansas y recientemente se le había llamado de allá a que cruzara el río para guarnecer Fort Pillow.Y poco después había llegado, de Mobile, la Brigada de John Bordenave Villepigue. Como experto en fortificaciones, éste había procedido a terminar apresuradamente las obras y emplazar algunos cañones, ya ahora estaba preparada para hacer frente a la flotilla de Foote.

Al llegar, un rápido tanteo mostró a éste que, aunque aparentemente era un obstáculo menor, con apenas 3.500 hombres y media docena de cañones pesados, Fort Pillow era un hueso duro de roer, en una excelente posición y con cañones muy bien emplazados y servidos. Cedió la iniciativa a Pope, que a su vez veía Fort Pillow rodeado de un círculo de pantano que hacía difícil el asalto directo, mientras lo que menos le apetecía era iniciar otro asedio. Cuando aún dudaba le llegó la orden de Halleck de dejar todo y acudir al Pittsburg Landing con toda su fuerza.

Foote, amargado por no haber tomado Memphis, se alejó río arriba, e hizo algo que ya debía de haber hecho, pidió el relevo por motivos de salud, pues sus heridas mal curadas no cesaban de torturarle. La Marina le dio una larga baja y después, para que entrara “suavemente”, le nombró Jefe de Reclutamiento y Personal. Éste era uno de esos cargos habitualmente considerados secundarios, pero en realidad de importancia, para los que el Secretario Wells y el Capitán Fox estaban seleccionando cuidadosamente a sus ocupantes.

Así, para finales de 1861 habían sacado del retiro al Capitán William B. Shubrick para ponerlo al frente del Departamento de Faros, y recientemente habían pasado al Capitán Dahlgren, como experto en tecnología del Arsenal de Washington al mando de Ordenanza y Construcción Naval, para que apresurara la fabricación en serie de navíos tipo “Monitor”.

La llamada de Henry Wager Halleck venía de que, eliminado todo riesgo estratégico para el avance sobre Corinth por la victoria de Shiloh, se disponía a dirigirlo personalmente. Y para evitar también riesgos tácticos reunía bajo su mando una fuerza impresionante. Tenía ya el West Tennessee Army de Grant, aunque reducido a cinco divisiones por la pérdida en Shiloh, y que aún se deduciría a cuatro cuando la División de Lewis Wallace fuera enviada al Mississippi para sustituir la presencia de Pope. Tenía también cinco divisiones del Army of The Ohio de Buell, las empleadas en Shiloh más la de George H. Thomas, que ya había llegado, e iba a añadir las tres de Pope, que entretanto había ascendido con todos los honores a Mayor General.

El total, ya ahora, pasaba de los 85.000 hombres, y cuando se cubriesen bajas y Halleck hiciera reforzar “sus” unidades convenientemente se iban a aproximar a los 100.000. (El propio Halleck alardearía de haber acumulado 105.000 hombres contra Corinth, contando sin duda los mandos del ejército). Beauregard, que aún unido por fin a los refuerzos de Van Dorn no alcanzaba los 55.000, y cuya máxima capacidad de acumular tropas se cifraba en unos 65.000, no podía en modo alguno contenerlo.

Para mitad de abril se puso así en marcha la Campaña de Corinth del General Halleck, que mantenía subordinados tres mandos de ejército. Por fortuna para Beauregard, el unionista era cauto hasta la exageración, y se detenía ante cualquier contratiempo. El confederado le “tomó la medida”, e inició una táctica defensiva flexible, con contínuas fintas y pequeñas emboscadas, ante la que el enorme ejército enemigo sufría mil dilaciones, de manera que pasaron semanas antes de que se atravesara las pocas millas entre el Landing y los arrabales de Corinth.

Las escaramuzas que entretanto se habían estado librando en Kentucky terminaron para Marzo-Abril, desplazándose a territorio de Tennessee, Mississippi y Alabama. Kentucky era ya unionista y, aunque la caballería confederada realizaría con frecuencia “raids” en él, e incluso sería brevemente ocupado en parte aquel verano por un ejército confederado, los propios secesionistas tendieron en adelante a mirarlo como “campo enemigo”.

Otra cosa era Kansas-Missouri, sobre todo éste último, donde guerrilleros, infiltrados y francotiradores seguirían siendo una amenaza contínua. De diez escaramuzas libradas por las tropas desplegadas en la zona en Marzo, sólo una lo fue por el Ejército del Sudoeste y en la zona oficial de combate, la de Spring River (Arkansas), en la que participaron los veteranos de caballería de Pea Ridge del 6º de Missouri y el 3º de Iowa.

Los otros eran encuentros de retaguardia, a menudo muy a retaguardia, contra los irregulares. Y en Abril se repetiría la cifra de nueve combates con éstos. En alguna ocasión los libraba la milicia local, pero más a menudo eran tropas de línea, como los regimientos de caballería 1º, 2º, 4º, 7º, 8º y 10º de Missouri, los 2º, 5º y 6º de Kansas, y los 1º y 4º de Iowa. El 1º de Iowa del Coronel Fitzhenry Warren tuvo un encontronazo con los irregulares el 12 de Marzo en Lexington y otro el 14 de Abril en Montavallo (Missouri).

Estos irregulares no sólo distraían importantes contingentes de fuerzas, sino que apestaban la retaguardia llevando a cabo destrucciones y sabotajes, apropiándose de dinero, bienes y en ocasiones asesinando. Disparaban con tanta frecuencia contra los buques que recorrían el río Missouri que el tráfico fluvial en el Oeste se resintió mucho.

No es por ello raro que, al ser aliviado de algunas de sus más perentorias necesidades militares por el paso de los 20.000 confederados de Earl Van Dorn al Este del Mississippi, Samuel R. Curtis, comandante del Ejército del Sudoeste, no se planteara acciones más ambiciosas contra Little Rock o Van Buren. Más bien maquinó que parte de su tropa podía retirar ahora de primera línea para perseguir a aquellos endiablados irregulares.

Más al Oeste, aquel mismo Abril terminaba la Campaña de New México. En primer lugar la Columna de California del Brigadier Carleton, con 8 compañías de infantería, dos escuadrones montados y tres baterías, estaba en marcha habiendo colocado a principios de mes su base en el abandonado Fort Yuma, entre California y el Territorio de Arizona, y tanteando el Sendero de la Mariposa con patrullas de jinetes.

Una de ellas fue emboscada el 15 de Abril por los confederados del Sargento Henry Holmes en Picacho Pass, sufriendo tres muertos y tres heridos en uno de los escasos combates de la Guerra Civil en Arizona. En tanto, el Coronel unionista Canby volvía a la carga a lo largo de Río Grande. Allí el confederado Henry Sibley, habiendo debido evacuar Santa Fé, se mantenía aún precariamente en Albuquerque, y Canby lo atacaba indirectamente, molestando sus intentos de procurarse los alimentos y el forraje de que su tropa andaba tan necesitada. No iba mal en relación de bajas a los confederados, pero demostró que Canby podía entorpecer en exceso su acceso a los suministros, obligando a Sibley, ya preocupado por la presencia de la Columna de California en su flanco, a dar orden de retirada general.

El último combate de alguna importancia de Abril de 1862 en los frentes centrales se produjo en Bridgeport, Alabama, el día 29. La unionista División de Ormsby Mitchell, que continuaba aferrándose a sus conquistas en la orilla norte de la curva del Tennessee, lanzó allí un contrataque para disolver una concentración confederada, dirigida contra ella. Esta vez, Mitchell se salió con la suya, causando 400 bajas a los sudistas por un coste irrisorio. Pero el mando de Kirby Smith en el Tennessee Oriental confederado seguía reuniendo fuerzas contra él. Y con las fuerzas principales del mando de Halleck empantanadas en su lentísimo avance contra Corinth, acabaría por verse obligado a evacuar, retirándose más al Norte para primeros de Mayo.

Así que nos dirigiremos hacia el Golfo de México en donde los acontecimientos inmediatos marcarán otro hito en este conflicto. Al centrar nuestra visión en este escenario sobresale con clara diferencia la bella ciudad de New Orleans. La acción unionista más brillante de la segunda mitad de Abril de 1862 fue sin la Expedición del Golfo de Benjamin F. Butler y el Escuadrón de Bloqueo del Flag Officer David G. Farragut contra New Orleans y el Bajo Mississippi. Butler no contaba con una tropa proporcionalmente nutrida en comparación con el ambicioso objetivo que le había sido asignado conseguir.

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New Orleans (Louisiana), era la ciudad más importante de la Confederación. Ya en 1850 era la 6ª ciudad más grande los Estados Unidos con más de 160.000 habitantes y la única del Sur que superaba los 100.000. Su gran población aportó miles de soldados e importantes oficiales al ejército, pero su ubicación en la desembocadura del río Mississippi la convertía en uno de los objetivos principales para la Unión y al alcance de la mano. Su captura sería un duro golpe moralmente así como económicamente para el Sur. Era uno de los principales puertos del mundo con 33 rutas regulares y un montante de 500 millones de dólares al año que circulaban por sus calles.

Su éxito se basaba en el comercio, sólo del comercio de esclavos en los años previos a la guerra había generado unos 10.000 millones de dólares. Pero la mercancía principal era el algodón, el tan mencionado Cotton King, que en 1857 se estimó por un valor de 78.000.000 $, a lo que añadiríamos el tabaco y el azúcar con otros 78.000.000$. La mitad del algodón del Sur embarcaba en el puerto de New Orleans hacia los telares de medio mundo en 1.4 millones de balas de 500 lbs (226 kgs). El triple que su inmediato competidor, el puerto de Mobile (Alabama).

Louisiana votó por la secesión el 22 de Enero de 1861 en Baton Rouge, y una semana más tarde se publicaba una ordenanza que convertía a los funcionarios federales en funcionarios de Louisiana. Pero no siendo hasta Marzo cuando se aceptó la Constitución de los Estados Confederados, por tanto no se les podía considerar rebeldes al gobierno federal. La Casa de la Moneda Federal (United States Mint), que había en la ciudad, siguió produciendo monedas de medio-dólar, pero sin cambiar los troqueles, lo que les hacía indistinguibles del auténtico medio-dólar federal.

Así el 31 de Enero de 1861 la Milicia de Louisiana ocupó las instalaciones que guardaban 5.000.000 de dólares en plata y oro, continuando con la producción de monedas de medio dólar de plata y 20 dólares de oro. Acuñándose 1.570.000 $ siendo la mitad para Louisiana y la otra mitad para el Gobierno Confederado. Ya el 28 de Febrero de 1861 la Casa de Moneda pasó totalmente al control del Gobierno Confederado, acuñándose otros 962.633 $, por lo que tres gobiernos acuñaron la misma moneda.

En Abril de 1861 el Secretario del Tesoro Confederado Christopher Memminger ordenó que se realizasen nuevos troqueles para un Medio Dólar Confederado. Aprobándose un nuevo reverso, pero la falta de lingotes obligó a que nunca se iniciara su fabricación. Sólo 4 monedas fueron acuñadas que fueron enviadas al Presidente Davis, al Catedrático de la Universidad de Louisiana Biddle, al Doctor E. Ames de New Orleans y la cuarta se la guardó el Jefe de la Moneda Confederada B.F. Taylor. La New Orleans Mint fue cerrada el 30 de abril de 1861 hasta 1879.

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“Half Dollar USA/CSA”

Nueva Orleans pronto fue una fuente importante de tropas, armamento, y provisiones para el Ejército de los Estados Confederados. Entre las primeras unidades estuvo la Compañía de Artillería “Washington Artillery”, milicianos antes de la guerra y que derivaron en uno de los batallones de artillería del futuro Ejército de Virginia del Norte. También en Enero de 1862 se formó un regimiento de soldados negros que se integraron en la Guardia Nativa de Louisiana y que estaba destinado en las defensas de la ciudad. También había ciudadanos de New Orleans que destacaron en las filas confederadas como P.G.T Beauregard, Braxton Bragg, Albert G. Blanchard o Harry T. Hays, el comandante de la famosa Brigada Louisiana Tigers, compuesta por irlandeses del Estado.

También fue destacable la aportación de New Orleans a la CS Navy, pues en su puerto se disponía de un Depósito de Artillería Naval, por lo que de sus muelles salieron algunos de los más conocidos barcos de guerra como el “CSS Manassas” o dos submarinos “Bayou St. John” y el “The Pioneer”, aunque estos no participaron en combate.

Estos son algunos de los motivos por lo que New Orleans pronto estuvo marcado por la Unión como un objetivo prioritario para anular una de las principales vías de oxígeno para la Confederación. Esa importancia de New Orleans en la Confederación así como su posición estratégica que dominaba el Golfo de México y dominaba el sur del Río Mississippi, con lo que era un punto clave si se quería dividir a la Confederación.

La acción unionista más brillante de la segunda mitad de Abril de 1862 fue la Expedición del Golfo de Benjamin F. Butler y el Escuadrón de Bloqueo del Flag Officer Farragut contra New Orleans y el Bajo Mississippi. Para Enero de 1862 el Capitán David G. Farragut fue designado para el mando del Escuadrón de Bloqueo del Oeste del Golfo, que comprendía la costa desde el río Mississippi hasta el Río Grande, llegando a su puesto el 20 de Febrero en Ship Island. Las tareas encomendadas a Farragut eran dos: reorganizar sus escasas y poco armadas unidades navales al tiempo que conjuntamente con el Ejército preparar una operación para tomar New Orleans.

La idea nació en la cabeza del Subsecretario de la Marina Gustavus V. Fox al demostrarse que esa creencia de que las fortalezas costeras eran invulnerables para la Marina había sido refutada en la Batalla de Port Royal (S.Carolina) el pasado 7 de noviembre de 1861. Su propuesta era que las fortalezas fuesen debilitadas mediante morteros embarcados y a continuación una fuerza terrestre las tomase al asalto.

Cuando este plan de la Marina fue presentado al Ejército, el propio McClelland como General en Jefe se opuso al plan. Estimaba que esta operación requeriría al menos entre 30 y 50.000 hombres, los cuales eran imprescindibles para su tan planeada Campaña de la Península que estaba preparándose. Pero el Secretario de la Marina Gideon Welles convenció al Mayor General Benjamin F. Butler, que recordemos tenía aspiraciones políticas, con el detalle de denominar a la operación Expedición Butler. Finalmente el apoyo dado por Lincoln puso en marcha la operación el 23 de Febrero de 1862. Aunque no se dispondría de más de 18.000 hombres.

Butler no contaba con una tropa proporcionalmente nutrida en comparación con el ambicioso objetivo que le había sido asignado conseguir. Se le dieron unos escasos 20 regimientos, como a las expediciones anteriores en los Sounds y Port Royal, pero incluyendo los 4 ya desplegados en Ship Island y Pensacola, que debía de seguir manteniendo con guarniciones, con lo que iba a verse en problemas para acumular más de diecisiete regimientos en el frente principal.

El primer “escollo” que tuvo que superar Farragut fue que el Ejército Federal no puso ningún empeño en realizar los planes presentados por la USNavy. El segundo aunque en apariencia sencillo era un handicap a tener en cuenta. Parte de su flota era la flota semi-autónoma de bombardas comandadas por su hermanastro David D. Porter, el cual era un maestro de la intriga y no quería renunciar al control de sus unidades. Y ya sabemos que a veces entre hermanos cuesta marcar una jerarquía clara.

El Flag Officer Farragut contaba con una fuerza bastante seria, con un total de 49 buques de combate. Esto incluía 22 bombardas de mar, 17 cañoneras (casi todas nuevas), tres fragatas de vela y siete cruceros de vapor, incluyendo el nuevo “USS Hartford”, enseña de Farragut, y el “USS Mississippi”. (Que puede dar lugar a confusiones porque el gran buque de transporte que el Brigadier Butler usaba como puesto de mando flotante y uno de los “ram” que los confederados estaban poniendo a punto en Algier, también se llamaba “Mississippi”)

Las bombardas, llamadas oficialmente por la Marina “ketch-bomb”, eran veleros de dos palos, de cubierta corrida, armados exclusivamente con un monstruoso mortero de 13 pulgadas. Por otra parte se notará que algunos cruceros clásicos del Escuadrón del Golfo, (“USS Montgomery”, “USS Shantee”, “USS Powhatan”, “USS Preble” y “USS Vicennes”), no tomaron parte en la acción.

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“ketch-bomb Mortero 13 pulgadas”

Llegado para tomar el mando del Escuadrón a finales de Febrero, Farragut estaba ya haciendo pasar la barra del Mississippi a sus buques desde mediados de Marzo, mientras esperaba la llegada de Butler. Y allí mismo tuvo su primer obstáculo, pues el crucero “USS Colorado” no logró cruzarla, se esperaba un calado superior a los 5.5 metros pero las riadas del invierno lo habían dejado en 4.5 metros, y hubo de proseguir sólo con seis barcos y doce cañoneras. (Fue una hazaña, que requirió desmontar parte de su superestructura, lograr que la cruzase el crucero “USS Mississippi”)

Estos trabajos acabaron con el secreto de la misión, mantenido hasta entonces bastante a rajatabla. Entre la tropa de tierra se había guardado tan a fondo que, aparte del mismo Butler, sólo habían conocido el destino del ataque el Jefe de Estado Mayor, Mayor George Strong, y el aún Teniente Godfrey Weitzel, traído de Pensacola para unirlo a la acción. Lo ignoraban hasta los segundos de Butler, Brigadieres J.W Phelps, T. Williams y T.W Sherman. (Cuando se fabricó años atrás los fuertes que se pretendía ahora reducir, Weitzel había sido el segundo de Beauregard cuando éste dirigía los trabajos. Por ello conocía al dedillo las fortificaciones y la topografía de su entorno). Pero había pasado el momento del secreto.

Desde luego, los confederados siempre habían sabido que en el Golfo de México los objetivos para una operación anfibia eran contados: Brownsville, Corpus Christi, Galveston, Sabine City, New Orleans, Mobile y Pensacola. (Ni siquiera existía aún una población mínima en Tampa). Y Pensacola era ya unionista, quedando como objetivos más jugosos Mobile y New Orleans. Ahora el forcejeo para pasar la barra, que había durado desde Marzo al 8 de Abril, demostraba que el objetivo era New Orleans.

Como es bien conocido y ya se comentó tiempo atrás, el famoso “Plan Anaconda” de Winfield Scott consistía en dividir la Confederación tomando el control del río Mississippi tras bloquear sus puertos. Por tanto el primer paso se había dado y tras la batalla de Head of Passes en la boca del río había anulado a la CSNavy y llegó el momento de atacar. En el norte las victorias de la Unión estaban despejando el camino, llegaba el momento de tomar New Orleans.

New Orleans pertenecía al Departamento Nº 1 del Golfo confederado del Mayor General David E. Twiggs, que tenía precisamente en ella su cuartel general. Y dentro de éste, al mando del Bajo Mississippi del Mayor General Mansfield Lovell. Pero Twiggs solicitó la baja aduciendo problemas de salud, ya contaba con 70 años y el 11 de Octubre de 1861 fue relevado por Lovell. El cual aunque originario del Distrito Columbia y perteneciente a una familia destacada en la Guerra de la Independencia cuando estalló el conflicto abandonó New York para alistarse en el ejército confederado. Donde fue nombrado Mayor General el 7 de Octubre de 1861. Tanto Twiggs como Lovell compartían el convencimiento de que ninguna flota norteña podría pasar a través de la barrera formada por los fuertes Jackson y Saint Philip, 75 millas al Sur de la ciudad y a otras 25 millas de la barra, en el canal principal del Mississippi.

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Mayor General Mansfield Lovell, CSA

Fort Jackson, en la orilla Oeste y montando 74 cañones, casi todos pesados, y una batería de 6 cañones en la orilla opuesta, mantenía una cadena que cruzaba el río. Un poco más corriente arriba y en la orilla Este se encontraba Fort Saint Philip, aprovechando un meandro, enfilaba directamente el canal con otros 40 cañones, cruzando su fuego con el de Fort Jackson justo a la altura de la cadena que cerraba el río y ante ella. Además de los cañones, los fuertes disponían de cohetes incendiarios Congreve, (una forma primitiva de cohetería muy usada por los ingleses en la segunda mitad de las guerras napoleónicas), morteros pesados y el apoyo de una flotilla al mando del Capitán John K. Mitchell, un segundo del Comodoro Hollins, con muchos brulotes, algunos cañoneros improvisados y de momento dos “ram” blindados, el “CSS Manassas” y el mayor y más reciente “CSS Louisiana”.

La cadena, partida aquel invierno por las riadas, había sido renovada mejorando sus sistema de sujeción, ahora consistente en ocho cascos de buques desarbolados, cargados de madera para hacerlos insumergibles y anclados en línea. Mandaba los fuertes el oficial de carrera Coronel Edward Higgins, y la zona el Brigadier Johnson K. Duncan, nacido en Pennsylvania pero casado en el Sur, que previamente a la guerra era el Jefe de Ingenieros y Obras Públicas del Estado de Louisiana.

Disponía de un total de 3.000 hombres en la zona de los fuertes y 500 más unas millas río arriba, en Chalmette, donde en 1814-15 estuvo emplazada la batería que disuadió a la Royal Navy de remontar el río, llevando a los ingleses a atacar New Orleans trasladando su ejército en barcazas por el llamado Lago Borgne, en realidad una gran albufera, al Nordeste.

Este ejemplo parecía tener obnubilado a Lovell, aparentemente convencido de que, si la batería de Chalmette había frenado a la flota inglesa en 1814, Fort Jackson y Fort Saint Philip no podían dejar de hacer lo mismo en 1862, y el ataque final de Ben Butler llegaría por el Lago Borgne. Por ello su fuerza principal, más de 4.000 hombres bajo el Brigadier Paul Octave Hébert, (de una de las mejores familias francesas y con más abolengo de New Orleans), se concentraba hacia el Borgne, al Sur de New Orleans pero lejos de los fuertes y no junto al río.

Y es que nadie en la Confederación había esperado que la amenaza sobre New Orleans llegase por el Sur, razón por la cual el territorio había sido paulatinamente vaciado de hombres y cañones que habían sido enviados a las fortalezas río arriba como la Isla Nº 10, Fort Pillow, Memphis, y ahora engrosaban las listas de bajas de la reciente derrota de Shiloh. Razón por la cual el ahora interés de conseguir refuerzos para esta amenaza no encontraba los recursos solicitados por Lovell, todo dependía de Fort Jackson y Fort St. Philip. En donde quedaba una tropa de poco entusiasmo confederado, los más aptos habían partido hace tiempo y los que quedaban muchos eran soldados nacidos en el extranjero, por lo que no se esperaba que realizasen ningún esfuerzo extraordinario.

Lovell tampoco tenía en cuenta otro dato. Acababa de publicarse el proyecto de Ley de Conscripción confederado, y aunque su aprobación llevaría discusiones, las Cámaras de Richmond habían aceptado hacer aplicable de inmediato una de sus partes. Se trataba de que, para evitar que las nuevas unidades estuvieran sólo compuestas por novatos, los voluntarios apuntados para un año en 1861 y que estaban terminando su plazo, fueran de inmediato reclutados de nuevo “por la duración del conflicto”.

Los fuertes estaban llenos de hombres a punto de terminar su servicio de un año, muchos de ellos felices pensando que su expiración les evitaría la batalla que se avecinaba. Y aquel mismo Abril se les anunció que eran reclutados sin apenas un permiso. La mayoría estaban indignados y con la moral muy baja.

El principal apoyo de las fortalezas quedaría en manos de la CSNavy a las órdenes del Flag Officer Hollins. Ante la proximidad del ataque federal se reunión cuanto buque estuviese disponible, así a sus tres ironclads (“CSS Manassas”, “CSS Lousiana” y “CSS Mississippi”) se sumaron dos mercantes adaptados en buques de guerra, eran los “CSS McRae” y “CSS Jackson”. El Estado de Louisiana envió dos buques más de su Louisiana Provisional Navy, los “CSS General Quitman” y “CSS Governor Moore”. Por último el Ejército Confederado envió seis “cottonclad” gobernados por capitanes y tripulaciones civiles, estos eran: “CSS Warrior”, “CSS Stonewall Jackson”, “CSS Defiance”, “CSS Resolute”, “CSS General Lovell” y “CSS General Beckinridge”. El total de embarcaciones eran unas 25 si contamos con las diferentes naves de apoyo y barcazas de río.

Pero Farragut y Butler estaban decididos a no imitar el ejemplo de los ingleses, que les había llevado a tener que atacar desde una ciénaga pantanosa donde no lograban emplazar su artillería. Tenían instrucciones de forzar el paso con las bombardas y, de fallar éstas, atacar los fuertes con infantería. Por eso le interesaban tanto a Butler los conocimientos de Teniente Weitzel sobre dónde el terreno era firme y dónde no lo era en torno a los fuertes.

Además, entrevistándose con Butler en Ship Island, Farragut había anunciado su intención de sobrepasar las órdenes. Si las bombardas fallaban, forzaría el paso a cualquier precio con el grueso de sus buques artillados y tomaría New Orleans. De seguro, el sentirse desbordados haría presa más fácil a aquellos fuertes.

Con la flota de Farragut ya en el río llegó el turno para la Flotilla de Morteros de Porter. Las 26 bombardas comenzaron a cruzar el 18 de Marzo y de inmediato comenzaron los trabajos para calibrar el alcance de los cañones confederados, descubrir los obstáculos sumergidos, posicionar las bombardas,… Todo esto bajo el fuego intermitente por parte de los confederados.

La flota unionista estuvo lista ante los fuertes el 14 de Abril, procediendo a preparar la acción de las bombardas. Porter con sus bombardas posicionadas al ancla una por una, cubriendo sus mástiles con ramas y guirnaldas de lianas para que no destacaran de los árboles de la orilla y enviando patrullas para establecer puestos de observación y señales, colocar referencias de tiro indirecto y medir cuidadosamente las distancias a los blancos, unidad por unidad.

Esto llevó lógicamente a choques con las patrullas de Duncan y a las primeras bajas. El día 17, un solitario brulote descendió el río siendo desviado con pértigas por los hombres de un bote de vigilancia hasta que encalló en la orilla, donde ardió hasta consumirse sin resultados. Y a partir de ese momento los brulotes siguieron bajando día y noche, aunque sin gran resultado, mientras la artillería de los fuertes realizaba un esporádico fuego indirecto, tratando de regar de metralla las orillas para borrar las referencias y hacer la vida dura a observadores y señaleros.

Y con la presencia de la flota unionista en el río comenzaron los despropósitos confederados. Quiero llamar vuestra atención al detalle de que cuando hemos repasado las fuerzas navales confederadas estas estaban encuadradas en tres diferentes organigramas: CSNavy, Louisiana Provisional Navy y CSArmy. Además el oficial de mayor rango, Flag Officer George N. Hollins se encontraba esos días en Memphis, pues siguiendo las órdenes del Ministerio de la Guerra Confederado se estimaba que el siguiente ataque unionista sería en ese punto, aunque Hollins no lo compartía. Incluso Hollins reclamó tan isistentemente a Richmond el permiso para regresar al Golfo que finalmente fue llamado a Richmond. Pero no para analizar la amenaza de Farragut, sino para ser relevado del mando.

Así Lovell perdía a su mejor oficial de marina, siendo sustituido en el mando por el oficial del Arsenal de la Marina en New Orleans el Comandante William C. Whittle. Pero sintiéndose incapaz para asumir la responsabilidad que se le presentaba, renunció al mando de las unidades de la CSNavy al Comandante John K. Mitchell. Pero el principal detalle, agrupar las fuerzas navales en un mando único, siguió sin resolverse. Lovell intentó resolverlo, pero chocó con la idiosincrasia de la propia Confederación y el Capitán John A. Stephenson que comandaba la Flota de Defensa del Río (River Defense Fleet) y que estaba bajo las órdenes del CSArmy, por lo que no aceptó recibir órdenes de la CSNavy.

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Despliegue de morteros navales

Pero Porter ya tenía sus bombardas en posición, 16 de ellas en la orilla occidental, protegidas por una curva del río, y otras 6 en la opuesta y más alejadas, haciendo un blanco más obvio pero difícil para alejar el fuego de sus compañeras. Y en la mañana del día 18 de Abril se inició el bombardeo. Por todo el día los proyectiles se elevaron en lo alto, buscando sus blancos, se lanzaron 1.400 proyectiles el primer día, mientras los brulotes seguían bajando y siendo apartados por los botes de vigilancia. (Destacable es el uso de estos brulotes, que se lanzaban sin coordinación y casi en solitario, lo que favorecía el trabajo a los unionistas).

El bombardeo no era todo lo eficaz que se esperaba, muchos proyectiles explotaban antes de tiempo y cuando las mechas fueron alargadas los proyectiles llegaban al suelo en donde se enterraban por la tierra blanda, lo que amortiguaba la explosión. Para la noche, las bombardas de la orilla oriental habían sufrido un par de impactos, una bombarda hundida, 1 muerto y 3 heridos, y los fuertes resistían bien con sólo 7 cañones inutilizados y dos muertos. Tan sólo, a última hora un tiro de suerte había alcanzado los almacenes de Fort Jackson, perdiéndose toda la ropa y muchas provisiones almacenadas en un feroz incendio, y las llamas se aproximaban ahora a un gran depósito de municiones.

Pero una suerte equitativa quiso que los observadores unionistas, que ya habían visto algún accidente similar, atribuyeran las señas de incendio a algún brulote que hubiese encallado prematuramente junto al fuerte. Así Porter interrumpió el bombardeo al caer la noche, que borraba las referencias y cegaba a los observadores, y los confederados pudieron dedicarse a sofocar el incendio sin ser molestados.

El Brigadier Johnson K. Duncan nos muestra la situación en Fort Jackson, la más castigada, en su informe al final del día 18 de Abril de 1862:

“Todos los barcos y barcazas próximas al fuerte han sido hundidas salvo tres pequeñas. El puente levadizo, los hornos para “tiros calientes” y las cisternas de agua han sido destruidos. El dique ha sido roto y el agua inunda el suelo de las casamatas. Todas las plataformas para las tiendas han sido destruidas a causa del fuego o los impactos de mortero. Las casamatas tienen el techo agrietado o destruido… Los muros exteriores están agrietados de arriba abajo. Cuatro cañones desmontados, once carros y treinta armones dañados. 1113 proyectiles en 87 rondas impactaron contra la fortaleza y el patio. 3.339 en las zanjas y defensas exteriores. 1.080 explotaron en el aire. 7.500 han disparado”

“Los cuartos de los bastiones se han incendiado al inicio del día, así como los cuartos aledaños a la fortaleza. La ciudadela se incendió y extinguió el fuego varias veces a lo largo de la primera parte del día, pero más tarde ante la imposibilidad de apagar las llamas debido al fuego enemigo se dejó que el fuego se que el fuego se consumiese. Mucha tropa y la mayor parte de los oficiales han perdido su impedimenta y camas, añadiendo más incomodidades al producido por las inundaciones. El fuego de mortero ha sido exacto y terrible, caen por todas partes en la fortaleza e impactado en algunos de nuestros mejores cañones”

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Fort Jackson tras el primer bombardeo


Fin de la primera parte.

2ª PARTE