Índice del artículo

CONTEXTO

El incontenible avance aliado después de Normandia terminó cuando chocó con la férrea defensa del Muro Oeste a lo largo de la frontera alemana. Tras los veloces avances en Francia, los aliados estaban convencidos de una victoria rápida, pero la fanática defensa de las guarniciones portuarias y el recupero alemán en octubre los hizo despertar de ese sueño. Y el fracaso de su ataque de noviembre los hizo pensar en descansar durante el invierno. Todos esos factores proporcionaron a Alemania un tiempo valioso para reforzar sus dispositivos y defensas.

Las secciones de inteligencia aliadas creían que la presión ejercida por los distintos cuerpos de ejército y los ataques aéreos causaban unas 9.000 bajas alemanas diarias, lo que significaba que por semana desaparecía el equivalente a 5 divisiones, y por lo tanto no estaban en condiciones de montar una ofensiva a gran escala.

Este optimismo ocultaba una crisis en el mando aliado: Montgomery quería frenar todo ataque al sur de las Ardenas y acumular los recursos para una ofensiva desde el norte hacia el corazón germano: el Ruhr. Por otro lado, Bradley y Patton consideraban al inglés incapaz de esa tarea y no permitirían que el prestigio de invadir Alemania se los lleven los británicos, cuando el mayor esfuerzo era norteamericano (en ese momento había 42 divisiones americanas y 19 británicas). Para poner paños fríos, Eisenhower ordenó que se acerquen al Rin desde ambos lados de las Ardenas y esperen.

Desde el 19 de agosto Hitler venía pensando en una ofensiva. A pesar de las pérdidas (500.000 hombres en agosto, siendo el total en 5 años de guerra de 3,3 millones de bajas; el frente derrumbándose y una División Acorazada Lehr reducida a un puñado de hombres y 5 tanques) ordenó concentrar la unidades y prepararse para una ofensiva.

Para los alemanes, un ataque exitoso en el este podría eliminar unas 20 o 30 divisiones rusas, sin apenas un impacto estratégico importante. En el oeste, podría hacer desaparecer el 50% de las divisiones angloamericanas.

Además, Hitler consideraba que en algún momento tanto británicos como americanos deberían detenerse a lamerse sus heridas y recuperar fuerzas para reanudar el ataque. Sería el momento ideal para atacar y provocar no solamente un descalabro en el frente, sino hacer peligrar la coalición.

El 16 de septiembre reúne a su Estado Mayor y les informa que al mando de von Rundstedt se formaran tres ejércitos reorganizados y reequipados: más de 30 divisiones (11 blindadas, 15 de infantería motorizada), unos 2.000 tanques y 3.000 aviones, además de artillería. Se intentaría repetir los éxitos de la Blitzkrieg en 1940: atravesar las Ardenas, cruzar el Mosa y llegar a Amberes, dividiendo a los aliados, con 4 ejércitos rodeados y sin escapatoria en Holanda y Bélgica. Un ataque veloz, unido a incursiones de unidades especiales y una incansable persecución romperían el frente.

 

FUERZAS ENFRENTADAS

-Fuerzas norteamericanas:
La División de Infantería típica estaba formada por 14.253 hombres, divididos en 3 Regimientos de 3 Batallones con 3 Compañías de fusiles cada uno. Las 27 compañías de fusiles totalizaban 5.211 oficiales y soldados, número insuficiente y que rápidamente dejaba a la división al límite de su capacidad. La fuerza residía en su artillería: 3 grupos de 12 obuses de 105 mm. y un grupo de 12 piezas de 155 mm. Un detalle: manejar una pieza de artillería es igual en el entrenamiento que en batalla, todos los artilleros son “veteranos” y los alemanes tenían respeto por la artillería americana. En las Ardenas emplearon 228 piezas en grupos de apoyo general y 276 pertenecientes a las divisiones involucradas. Además, cada división tenía una Batallón de tanques, 1 compañía de 13 tanques ligeros y 3 compañías con 53 tanques medios.

Las Divisiones Acorazadas tenían 3 batallones con 177 tanques medios, 77 ligeros, 3 grupos de artillería autopropulsada y 3 batallones de infantería mecanizada. El 16 de diciembre, el VIII Cuerpo de Ejército tenía 242 Shermans y 182 autopropulsados para enfrentar a los 1000 tanques y autopropulsados alemanes.

-Fuerzas alemanas:
En 1944 se crean las Divisiones Volksgrenadier, llamando a filas a jóvenes de 16 y 17 años. Voluntarios aún más jóvenes se las SS se unieron a hombres mayores para completar filas. A estos se agregaron soldados provenientes de la Luftwaffe y la Kriegsmarine. Su moral era elevada (sólo desertaron 5), pero tenían escaso entrenamiento y al combatir demasiado junto sufrieron elevadas pérdidas. Las divisiones pasaron de 17.000 hombres a 12.769, divididas en 3 regimientos de 2 batallones. Para compensar la escasez de personal, entregaron más armas automáticas y Panzerfaust.

La artillería aún se movilizaba mayormente a caballo y las avanzadas dependían del apoyo de brigadas de cohetes motorizadas y autopropulsados.

Las divisiones Panzergrenadier eran parecidas a las americanas, motorizadas y con batallones de tanques. Las 2 divisiones de paracaidistas ya no eran las unidades de elite de antaño.

Las Divisiones SS y Panzer estaban formadas por un regimiento de Panzers y 2 de Panzergrenadiers, con unos 100 tanques. Sólo una cuarta parte disponía de semiorugas, complementándose el resto con cualquier clase de vehículos. Cada regimiento poseía un batallón de tanques Mark IV (Panzer IV) y otro de Mark V (Panther). Los Mark VI (Tigres) se agruparon en formaciones independientes.

EL PLAN

Las 85 millas del frente de las Ardenas lo ocupaban cuatro divisiones americanas, bastante escasas de personal y una de novatos, sin posiciones de defensa mayores a pozos de tirador y sin un plan para enfrentar un ataque alemán.

Rundstedt, Model y Manteuffel advirtieron de la casi imposibilidad de llegar a Amberes, proponiendo hacer un movimiento de pinzas y atrapar a los americanos contra el río Mosa. Para variar, Goering ofreció tres mil aviones y Hitler le dijo a Manteuffel: “ya lo conoces, dispondremos de unos dos mil”.

“Wacht am Rheim” preveía un ataque a las 5:30 de la madrugada con 3 ejércitos atravesando las Ardenas, cruzando el Mosa, sobrepasarían Bruselas y llegarían a Amberes en una semana. Los aliados no se recuperarían del golpe y pedirían la paz.

El 6º Ejército Panzer de Dietrich atacaría por el norte, con la 1º División Panzer SS como punta de lanza. El cuarto día debería atravesar el Mosa.

El 5º Ejército Panzer de Manteuffel atacaría por el centro en dos grupos: 2 regimientos para atrapar a la 106 División americana y ocupar St. Vith. El otro grupo cruzarían el río Our y en paralelo al 6º Ejército irían a Amberes.

El 7º protegería el flanco de Manteuffel de cualquier ataque por parte de Patton.

EL ASALTO

Las primeras luces del 16 de diciembre trajeron una lluvia de bombas sobre la inexperta 99º División de Infantería americana que resistió, en grupos aislados, el fuerte ataque del 6º E. Panzer durante todo el día.

El 5º E. Panzer se enfrentó a la agotada División 28º. Un regimiento americano bloqueó al LVIII Cuerpo Panzer por 24 horas, otro frenó al 7º E. Panzer y el del centro se enfrentó a tres divisiones alemanas. Apoyados por artillería y morteros, los americanos frenaron a los atacantes todo el día.

Solamente por la brecha de Losheim los alemanes pudieron entrar y lograr sus objetivos del primer día.

Poco a poco la superioridad alemana se hizo sentir y las primeras líneas americanas fueron arrolladas, pero no era 1940. Los americanos no eran un desmoralizado ejército francés ni los alemanes eran la antigua Wehrmacht. Algunas unidades se quebraron y retiraron, pero otras resistieron firmemente y tiempo ganado permitió fortalecer las defensas en retaguardia.

En Bullingen, donde se reaprovisionó de combustible, Peiper estaba en una encrucijada: podía seguir al oeste hacia el Mosa o volverse para unirse al 5º Panzer y envolver las divisiones 99º y 2º, unos 30.000. Pero desconociendo tal vez esa situación, siguió hacia el Mosa, y en el camino fusiló a 85 prisioneros americanos en Málmedy. Este hecho, lejos de sembrar el terror entre los americanos como creía Hitler, los endureció en su resistencia. El 19, Peiper quedó aislado y el 23, Peiper, con los restos de su grupo y a pie, regresó a las líneas alemanas.

BASTOGNE

Era un nudo de siete carreteras y se le encomendó a la 26º PGD capturarla al tercer día de la ofensiva. Los americanos vieron ese sector vulnerable y las reservas disponibles (82º y 101º Aerotransportadas) se encaminaron a cerrar la brecha. Frente a Bastogne, la 9º Acorazada americana fue arrollada por los Panzer y en la tarde del 18 de diciembre no quedaba nadie entre Bastogne y la 2º División Panzer, pero ésta tenía otro objetivo y se dirigió al Mosa. El 19, La Panzer Lehr se detuvo una hora en las afueras de la ciudad. Una vez más la ciudad se escapaba de los alemanes, ya que los hombres de la 101 habían llegado al lugar. Manteuffel ordena que la Infantería se ocupe de la ciudad y poco después eran los elementos de 4 divisiones panzer los ocupados en dicha tarea. Y como el avance alemán se detenía se dedicaron rodear Bastogne.

Cerca del mediodía del 22 de diciembre llegan a las líneas americanas cuatro alemanes con bandera blanca, pidiendo la rendición de la ciudad. La respuesta de McAuliffe (“Nísperos” o “Locos”, o vaya a saberse qué, según la traducción) los sorprendió y alguien les explicó que era una especie de “vete al infierno”. Las municiones escaseaban, hasta que a partir del 23 de diciembre los cazas, bombarderos y transportes comenzaron a defender y abastecer a los sitiados.

Un último intento alemán, durante la mañana de Navidad, para capturar la ciudad también fracasó y poco después las avanzadas de la 4º División Acorazada americana atravesaron las líneas alemanas y llegaron hasta las posiciones de la 101º. El sitio había terminado.

EL REPLIEGUE

El 18 de diciembre, Model había afirmado que la ofensiva había fracasado. El 6º E. Panzer no pudo mantener su ritmo y el 5º avanzaba lentamente, desperdigado en su camino a Bastogne y con sus avanzadas sin combustible, y el 24 de diciembre recibió la orden de Model de llegar al Mosa aunque sea “a pie”. La ofensiva relámpago había muerto.

El 25, la 2º Div. Acorazada americana, con apoyo aéreo, rodeó a la 2º División Panzer, haciendo que la iniciativa cambiara de manos.
Con Bastogne liberada y Hodges firme al norte, los americanos veían la oportunidad de atacar desde los bordes de la bolsa, mientras Monty pretendía entrar a Alemania desde el norte. El desacuerdo aumentó hasta el punto de casi romper la alianza angloamericana (que era el objetivo de Hitler) y la oportuna intervención de De Guingand logró evitarlo.

A fines de enero se dio por terminada la ofensiva y las líneas quedaron prácticamente iguales que al comienzo. Hitler había desperdiciado sus últimas y preciosas reservas y de ahora en más sólo le quedaba intentar retrasar la derrota en los dos frentes.