Gaínas, el Estilicón del Imperio Oriental (III): La lucha por el poder tras la muerte de Teodosio
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- Escrito por Pablo Adelantado Lliso
La inesperada muerte de Teodosio dejaba al Imperio en una situación delicada. Sobre el papel la cuestión sucesoria estaba resuelta puesto que Teodosio antes de morir había nombrado a sus hijos Honorio y Arcadio Augustos de la parte occidental y oriental respectivamente. Pero Honorio tenía tan solo 10 años y Arcadio, aunque debía tener 17 o 18 años, era de carácter débil y fácilmente influenciable (podría haber padecido un retraso mental), por lo que la cuestión que se planteaba no era tanto quien se iba a sentar en el trono, sino quien iba a sostener las riendas del poder a la sombra de los soberanos. Como ya se había descubierto hacía siglos el poder imperial no se sostenía en la voluntad del Senado o del Pueblo, sino en el ejército, de manera que eran los generales quienes “a priori” estaban mejor posicionados para dirigir el Imperio en nombre de los hijos de Teodosio.
En la cumbre del generalato se encontraban los maestres (magistri). Originalmente existían un maestre de la infantería (magister peditum) y un maestre de la caballería (magister equitum) que estaban al mando del ejército de maniobra acuartelado cerca de la corte, “en presencia” del emperador (praesentalis). Como en la práctica ambos maestres mandaban tanto tropas de caballería como de infantería en tiempos de Teodosio se les comenzó a denominar como maestres de ambas milicias (magistri utriusque militiae) o más sencillamente como maestres de los soldados (magistri militum). El rango de magister militum praesentalis garantizaba un asiento en el consistorium o consejo imperial. Además de los dos magistri praesentales Teodosio creó otros tres nuevos mandos para dirigir los ejércitos de maniobra regionales: magister militum per Thracias, magister militum per Illyricum y magister militum per Orientem. Estos maestres regionales tenían menos poder que los maestres praesentales porque sus sedes estaban lejos de la corte y sus ejércitos eran menores. En cambio en la parte occidental los grados de magister peditum y magister equitum continuaron en uso, y el primero de ellos ocupaba una posición jerárquica algo superior que le convertía en el comandante en jefe de los ejércitos occidentales. Por debajo de los magistri estaban los comites (singular comes), generales al mando de tropas comitatenses, siendo especialmente codiciados los cargos de comites domesticorum, comandantes de la guardia de los domésticos, que también daban derecho a participar en las sesiones del consistorium. Por último los duces (singular dux) eran generales al mando de tropas fronterizas (limitanei).
Los hombres que ocupaban estos cargos tenían una acentuada conciencia de casta y habían tejido entre ellos una red de alianzas en la que los matrimonios de interés eran la principal herramienta. Un oficial ambicioso casado con la hija de un general podía esperar que las influencias de su suegro le facilitaran un ascenso rápido y éste obtenía un aliado que podía ser de mucha utilidad llegado el caso. En una sociedad en la que por ley el hijo heredaba la profesión del padre aparecieron auténticas dinastías de generales: la influencia del progenitor y la experiencia que proporcionaba haber servido a su lado desde la infancia allanaban el camino del hijo hacia el generalato. El propio Teodosio, él mismo un general, es el mejor ejemplo: era hijo de Teodosio el Viejo que había sido comes Britanniarum y magister equitum praesentalis en tiempos de Valentiniano I y había puesto gran empeño en formalizar lazos familiares con varios generales. Casó a Nebridio, sobrino de la emperatriz Flacila, con una hija del comes Africae Gildón (aunque eso no le garantizó su apoyo en la guerra contra Arbogasto) y a sus sobrinas Termancia y Serena, hijas de su difunto hermano, con otros generales (el esposo de esta última era Estilicón, el militar favorito de Teodosio en quien había depositado grandes esperanzas). Emparentar con la casa imperial era un objetivo ambicionado por cualquier militar hambriento de poder e influencia.
D. Camilo Alonso Vega, el general de hierro.
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- Escrito por Jorge J. Hervás Gómez-Calcerrada.
Lo normal a la hora de resaltar la tenacidad del carácter de una persona es atribuirle las cualidades del recio hierro como modelo de porfía. Aunque las propiedades de este metal son variadas, la más achacada a las personas se refiere a su dureza o rigidez, descartando otras cualidades como son la ductilidad y maleabilidad por no alcanzar las severas expectativas de quien lo produce.
Así, si apelamos a este metal para atribuir sus cualidades a la conducta o modo de actuar de un personaje, lo que verdaderamente resaltamos casi inconscientemente es su aspereza, contundencia, dureza u obstinación, las cuales, en ocasiones no se revelan como una cualidad sino todo lo contrario. Las otras características quedan por lo tanto desechadas a pesar de resultar a mi juicio como las más provechosas.
Claro está, todo es opinable desde las distintas percepciones, pero lo cierto es que la unión de todas ellas hace al metal magnífico, mientras que el desecho de algunas de sus cualidades lo debilita y devalúa.
Partiendo de esta verdad metalúrgica, abordaremos la figura de un hombre al que se le atribuyó por sus actos el sobrenombre de “El General de Hierro”. Me refiero al que fuera durante doce años el más duro y tenaz, pero menos dúctil y maleable de los Directores Generales que tuvo nuestra Guardia Civil, D. Camilo Alonso Vega.
Primera batalla de Heligoland 1914 (II)
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- Escrito por Lutzow
La batalla.
La información de Keyes sobre los arreglos defensivos alemanes en el Bight resultó ser precisa, en estas primeras semanas de la guerra los mandos de la Kaiserliche Marine pensaban que la, en su opinión, muy superior Royal Navy, atacaría y provocaría una batalla frente a Heligoland. Mientras tanto, dice la historia naval alemana, “nuestra tarea era mantener Heligoland Bight y las desembocaduras del río libres de submarinos y minas británicas para no encontrarnos bloqueados”. Los alemanes consideraron usar campos minados defensivos en la Bahía pero los Comandantes principales temían que estos obstaculizaran demasiado el movimiento de sus propias fuerzas de superficie en la batalla que estaban seguros llegaría, por lo que en lugar de campos minados, los alemanes constituyeron, como habían observado los Comandantes de submarinos de Keyes, elaboradas y extensas patrullas de destructores, cruceros ligeros y submarinos. Siguiendo de nuevo la historia naval alemana: "Esforzamos demasiado a nuestros destructores y cruceros ligeros en esta labor, especialmente el personal, las calderas y los motores de los destructores. En servicio de patrulla teníamos no menos de cuatro cruceros ligeros y dos Flotillas de destructores durante el día y cinco cruceros ligeros y tres Flotillas de destructores por la noche”.En la mañana del 28 las patrullas defensivas alemanas alrededor de Heligoland consistían en la 1ª Flotilla de destructores formada por una docena de unidades modernas que establecían una línea de patrulla exterior a unas 29 millas al Norte y al Oeste de Heligoland, con una línea interior constituida por 3ª División de dragaminas a aproximadamente 12 millas náuticas, mientras en los alrededores de Heligoland se encontraba la 5ª Flotilla de destructores y tres cruceros ligeros.
HMS Fearless.
Gaínas, el Estilicón del Imperio Oriental (II): Los godos en el ejército romano
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- Escrito por Pablo Adelantado Lliso
Tras la firma de la paz algunos voluntarios godos se incorporaron al ejército romano formándose con ellos nuevas unidades comitatenses (con seguridad los auxilia Visi y Tervingi, y probablemente también los cuatro Theodosiani creados por esas mismas fechas) y otros se enrolarían a título individual en otras unidades regulares. Gaínas sería uno de los que se unirían por esas fechas al ejército regular, si no lo había hecho ya antes. Pero la gran mayoría de los tervingios quedarían asentados en las provincias de Moesia y Escitia, en la diócesis de Tracia, en calidad de foederati o aliados. En virtud del foedus esos godos quedaban bajo el gobierno de sus propios jefes, estando obligados a prestar al emperador servicio de armas en campañas específicas. El uso de foederati era ventajoso desde el punto de vista económico, lo que tenía importancia ahora que las arcas imperiales estaban casi vacías tras los esfuerzos del año 380. Los soldados regulares recibían una paga combatieran o no, el estado debía de preocuparse por su entrenamiento y manutención y cuando les llegaba la edad de retirarse recibían una recompensa en metálico. En cambio los foederati debían ser mantenidos solo por la duración de la campaña y cuando no estaban movilizados el gobierno podía desentenderse económicamente de ellos. Las dificultades de reclutamiento y los gastos que generaban convertían a los comitatenses en artículos de lujo difíciles de reemplazar por lo que en adelante el peso de los combates recaerá siempre en los foederati, de los que se intentará reunir el mayor número posible antes de cada campaña importante.
El trato recibido por los godos causó malestar entre la población del Imperio, tanto entre los civiles como entre los militares. Al fin y al cabo se trataba de los mismos bárbaros que habían saqueado durante años las tierras del Imperio causando muerte y destrucción particularmente en la diócesis de Tracia donde ahora se les asentaba. Muchos romanos hubieran preferido una victoria militar “al viejo estilo” y la propaganda imperial hubo de emplearse a fondo para convencer a la opinión pública de las bondades del acuerdo. Aún así la forzada convivencia entre godos y romanos provocó incidentes inevitables. Cuando en Constantinopla un soldado godo fue linchado por la multitud y su cuerpo arrojado al mar Teodosio castigó a la ciudad suspendiendo una distribución de annona. Mayor gravedad tuvieron los hechos de Tomi, en Escitia, donde las querellas entre la guarnición romana y un grupo de godos asentados en las proximidades desembocaron en una batalla campal en la que los bárbaros se llevaron la peor parte. También en esta ocasión Teodosio se puso de parte de los godos ya que al parecer el comandante de la guarnición se había apropiado de los donativos destinados a los foederati. El oficial solo pudo salvar su vida sobornando a algunos eunucos imperiales, lo que da credibilidad a la acusación de corrupción que pesaba sobre él. Teodosio, haciendo de la necesidad virtud, había convertido a los federados godos en la piedra angular de su política militar y mantenerlos satisfechos se convirtió en una prioridad, aunque en ocasiones eso significase desairar a sus súbditos romanos. El sentimiento antibárbaro se había extendido mucho en la sociedad romana y una pequeña chispa podía provocar un estallido violento en cualquier momento.
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OLIMPO: LA PROVISIONALIDAD QUE DURÓ DOS DÉCADAS
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- Escrito por Triton
Creo que todos recordamos con cariño nuestros primeros días de escuela, de trabajo y en mi caso, de servicio en el ejército; el primer día de orden cerrado, el primer fusil, el primer ejercicio de tiro, nuestro primer Capitán, el primer destino y por supuesto el primer material que nos tocó emplear. En mi caso llegando destinado a un Batallón de Ingenieros en concreto a su Compañía de Transmisiones ese material eran las estaciones de transmisiones del Programa OLIMPO que como ya he dicho las recuerdo con cariño y ahora que se me acaba el tiempo de servicio creo que es buen momento para que las recuerden los antiguos y las conozcan los no tan antiguos.
¿Qué fue el programa OLIMPO? El programa OLIMPO aparece en las unidades de transmisiones del ejército en 1980 como un plan de urgencia y con el fin básico de dotar a las Grandes Unidades tipo División y Brigada de los medios necesarios para constituir las Redes de Transmisiones mínimas imprescindibles, y de dar respuesta a las necesidades establecidas por la División de Operaciones del EME. A este plan de urgencia se llega por diversos motivos que fueron de la mano:
El primero fue la lentitud en el desarrollo de la que iba a ser la primera Red Digital Táctica del nuestro ejército, el Programa RADITE (Red Automática Digital Integrada Táctica de Ejército) en el que se empezó a trabajar en 1969 pero que debido a lo complejo de la creación de sistemas de comunicaciones digitales en aquel momento, sufrió graves retrasos desde el primer momento por la complejidad que suponía crear estas redes desde la nada más absoluta que eran las transmisiones digitales en aquel momento sufrió desde el primer momento graves retrasos, llegando a la cancelación del programa en 1991.
Un Centro de Transmisiones RADITE a principios de los 90
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